Dedicada a las mujeres de mi vida

Actualizado
  • 11/03/2012 01:00
Creado
  • 11/03/2012 01:00
Si he de morir mañana, lo cual es tan probable como improbable, quiero aprovechar este momento para dedicar unas palabras a las mujeres ...

Si he de morir mañana, lo cual es tan probable como improbable, quiero aprovechar este momento para dedicar unas palabras a las mujeres de mi vida. Por sus aportes, por el cariño y la paciencia. Porque admiro su valor y entrega, porque no tienen miedo a vivir y a dar la vida. Porque son encantadoras, maravillosas e increíbles. O simple y llanamente, porque la existencia hubiese sido terriblemente gris e insignificante sin ellas.

Empezando por mi madre, a la que –como buen freudiano y fan de Woody Allen— considero mi primer amor. Heroína, defensora y diosa de mi infancia, bastaba con que me diera un abrazo para que desaparecieran los fantasmas debajo de mi cama. Aún recuerdo ese carnaval infame en el que le pegó un puñetazo a un borracho que me tiró papel picado en la cara; y volvimos temprano a casa, ella mancada y yo sin ver a Pedrito Altamiranda. Nunca me obligó a cortarme el pelo o a combinarme la ropa. Y cuando le dije que quería ser actor y director, luego escritor y también músico, solo supo impulsarme a hacer lo que me diera la gana. Gracias por ser cómplice y por quererme como nadie nunca me querrá jamás.

Mi hermana fue la primera a quien quise impresionar contándole un buen chiste o inventando una historia maravillosa para entretenerla. Antes de descubrir lo que era un escenario, ya me había hecho sentir todo un Charles Chaplin del subdesarrollo. Sin saberlo, también fue la protagonista de mis primeras tramas febriles, mi primera compañera de escena. Y aún hoy, cuando ya estamos grandes (y yo viejo), no para de reírse de mis tonteras y celebrar hasta mis ideas más gallas. A veces me asusta lo mucho que nos parecemos, pero me encanta esa química que se instala con solo una mirada. Te quiero mucho y te extraño más de lo que quisiera.

A mi pareja desde hace cinco años y el amor de alto impacto que hemos vivido juntos. Aunque sospecho que no me crees, desde que te vi entrar por esa puerta por la que apareciste, supe, inexplicablemente, que mi vida había cambiado para siempre. Después nos dimos cuenta que entendernos sería más complicado que encontrarle sentido a una película de David Lynch; y que la vida en pareja, aunque hermosa, tiene una alta cuota de sadismo. No todo ha sido color de rosa, pero qué más da. Afortunadamente, es un color que a ninguno de los dos nos sienta bien. Y quién sabe cómo va a acabar esto, pero, pase lo que pase, no me importa porque sé que en ti encontré al amor de mi vida. Ha sido increíble transitar contigo esta aventura azarosa y sin sentido que es la vida.

De mis compañeras de teatro vivo fascinado. En escena demuestran una amplia gama de recursos que los hombres -que somos bichos poco expresivos, en esencia- ni siquiera sospechamos que existen. Y entregan tanto en cada interpretación que presumo, gracias a su naturaleza progenitora, que están conectadas a la vida de una forma mágica y poderosa. Aquí aprovecho para darles un beso de agradecimiento a todas las maravillosas actrices que han dado vida a los personajes femeninos que pueblan mis obras. Jamás podré devolverles lo mucho que me han dado.

De mis colegas periodistas admiro el gran valor con el que reportan e investigan los hechos noticiosos, además de la intuición con la que saben rápidamente cuáles son las preguntas que hay que hacer. Se esfuerzan el doble por destacarse dentro de una profesión que las juzga superficialmente y tiende a encasillarlas. Es una pena, porque son geniales. En mis años dentro del periodismo solo he tenido editoras inteligentes que han potenciado mis textos y le han aportando muchísimo a mi carrera. Gracias, muchachas.

Quisiera desearles un feliz Día Internacional de la Mujer, pero, por aquello de la paridad, tendría que abogar entonces por un Día Internacional del Hombre, con tan mala suerte que luego me acusan de machista y pierdo fans. Prefiero admirarlas todos los días y celebrar su maravillosa existencia cada vez que se pueda.

COLUMNISTA

Lo Nuevo
comments powered by Disqus