Los negocios verdes llegaron para quedarse

  • 18/05/2014 02:00
Se trata de mostrarle a los negocios que ser ecosostenibles los hace mas económicos en el largo plazo

Hoy todavía nos damos el lujo de decidir si nuestro proyecto, producto o servicio tienen en cuenta al entorno, pero en cuestión de unos años más no tendremos la oportunidad de tomar esa decisión, pues la falta de recursos nos obligaran a diseñar todo de una forma sostenible.

Durante los últimos años hemos venido escuchando a muchas empresas y ONG hablar de los ‘negocios verde’ o de la ‘tecnología verde’ y de seguro nos hemos preguntado a lo que se refieren con exactitud.

El movimiento que durante años ha trabajado en lograr que todos nosotros y que la cadena productiva tenga en cuenta las variables ambientales ha ido mutando para lograr que el mensaje le llegue cada vez a más personas.

Por alguna razón, la motivación de lograr que las personas seamos conscientes de lo que hacemos y consumimos afecta la capacidad que tiene el planeta para sostenernos no fue suficiente. Igual seguimos consumiendo como si las cosas no tuviesen fin.

El giro más reciente cambió el ‘regaño’ por la ‘conveniencia’. Se trata de mostrarle a los negocios que ser ecosostenibles los hace mas económicos en el largo plazo, además de generar beneficios tangibles a la hora de las decisiones de compra de los consumidores.

Hay esquemas que se aplican a todo nivel. Se premia a las empresas que limpian el agua que usan en sus esquemas productivos, de forma que cuando la vierten de nuevo no mate los ríos. Otro ejemplo: se crea una legislación que permita venderle a la red eléctrica los excedentes que se generen de tener en mi casa mi propio sistema de generación de electricidad.

La opción de lograr que quienes piensan en nuevos esquemas de negocios tengan en cuenta en sus diseños la ecología -porque pueden contabilizarlo en dinero- ha persuadido a muchos que de otra forma no lo habrían pensado.

Los nuevos activistas ambientales son ahora los emprendedores, que crean alternativas ingeniosas a cuestiones tan cotidianas y contaminantes como los inodoros o el transporte.

Panamá ya no es ajena a esta tendencia: hemos comenzado a ver mercados orgánicos, edificios eco-eficientes y, en fin, modelos de negocio afines a la eco-responsabilidad.

El mensaje está empezando a quedar claro. No importa si tenemos dinero para pagar el recurso -el agua, por ejemplo-. Si se nos acaba. no lo vamos a poder tener. Punto.

Al final es un trabajo conjunto entre el estado, la academia y la empresa privada, pues debemos entender que quedarnos sin planeta no es buen negocio y por bajar uno o dos dólares de costos no podemos crear procesos que acaben con el lugar donde vivimos, ese es realmente el peor negocio posible.

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