Doce soldados de la democracia se infiltran en Cannes armados con lápices

Actualizado
  • 20/05/2014 09:00
Creado
  • 20/05/2014 09:00
Se trata de un documental sustentado en entrevistas con doce dibujantes de prensa del mundo entero

Doce lápices, muchos idiomas y un mismo espíritu: dibujar todo lo que nadie se atreve a contar con palabras. El Festival de Cannes proyectó hoy en sesión oficial y fuera de competición "Caricaturistes - Fantassins de la démocratie" (Caricaturistas - Soldaditos de la democracia).

Se trata de un documental sustentado en entrevistas con doce dibujantes de prensa del mundo entero que exhibe sus ilustraciones e imágenes de archivo y que lanza el aviso de que "la democracia es un combate diario, nunca adquirido".

El cartel -apócrifo- del filme muestra al presidente de Francia, François Hollande, sujetando una viñeta en la que aparece él mismo. Lo firma Plantu, una institución en la caricatura francesa y el impulsor de la película. No podrán colgarlo en Francia. El Palacio del Elíseo exige decoro.

En una sesión de maquillaje durante el rodaje se ve a Plantu charlando con la chica que le peina, quien le pide un dibujo de Hollande. Plantu se lanza a pintarlo en el espejo fijado a la pared en el estudio y ella le ruega que lo haga en un papel, para poder conservarlo.

"Pero luego te llevas el espejo, ¿no?", le responde el caricaturista, que desde 1985 tiene reservado un espacio para su viñeta en la portada del diario francés "Le Monde".

"Es una sola historia contada en muchas vidas", explica a Efe la venezolana Rayma Suprani, que idea sus viñetas en Caracas y las imprime en "El universal".

"La situación ahora en Venezuela es bastante 'heavy', dice la ilustradora, enumerando editoriales en bancarrota, cabeceras controladas por el Gobierno, censura y violencia callejera.

Tras diecisiete años como dibujante de prensa, saca algunas conclusiones que comparte con el resto de lápices congregados en el largometraje.

"Creemos en lo que hacemos pero no en los grandes pilares del poder, la izquierda, la derecha... creo en los valores del humanismo", apunta la venezolana, que dice vivir en un Estado absolutista y sostiene que "las nuevas dictaduras son las que llegan con votos, cambian la Constitución y cambian todo para permanecer en el poder".

El cubano Ángel Boligan nació en San Antonio de los Baños, conocida como la "villa del humor" por su tradición de festivales de caricatura y sede de la prestigiosa Escuela de Cine.

Ilustra la isla como un trozo de tierra flotando dentro de una botella cerrada. Se fue de Cuba en 1992, pero regresa habitualmente.

Ese año llegó a México mientras se desmoronaba el telón de acero. El primer día le ofrecieron colaborar con El Universal mexicano, en tiempos de poder sempiterno del Partido Independiente Revolucionario (PRI), resume en una charla con Efe.

En México, la autocensura tenía otros totems, según entendió en el gremio local: el presidente de la República, el Ejército y la Virgen de Guadalupe.

"Esa es mi agenda de trabajo", razona en la cinta, una producción franco-belga-italiana.

Ha conocido el socialismo caribeño y el capitalismo "férreo y bravo" mexicano. Ha comprendido que "la censura está en todas partes" y ha entrenado una pupila independiente, que picotea ideológicamente de aquí y allá mientras pinta para las publicaciones Palante y DDT.

"No me compro todo el bloque", dice.

También ha conocido el contraste. El de México, donde la prensa "amarillista" desprestigia la imagen del país rebuscando entre los escombros para hablar de asesinatos y violaciones, con el de Cuba, donde "si lees la prensa o escuchas la radio, estás en el paraíso".

Familias que se ahogan en dólares agujereados, osos militarizados que hacen bailar a gobiernos, empresarios echando monedas en máquinas de lavar dinero, fanáticos religiosos que matan en nombre de la paz y señores de la guerra.

Todo se puede contar con respeto y con humor. Todo es criticable, o debería de serlo. Y ese es el combate que ha llevado a estos doce caricaturistas a juntar sus lápices, contar sus vidas y, sobre todo, que "no existan los tabúes", comenta el cubano adoptado por el DF mexicano.

En la película también participan los lápices y las reflexiones de Willis (Túnez), Slim (Argelia), Zlatkokvsky (Rusia), Glez (Burkina Faso), Boukhari (Palestina), Kichka (Israel), Zohoré (Costa de Marfil), Danziger (Estados Unidos) y Pisan (China), que avisa: "No hay nada peor que perder la libertad interior".

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