Homenaje a los precursores del arte local

Tan solo hace algunas décadas no habían galerías de arte en el Istmo. ‘Yo he visto exposiciones en tiendas de camisas', dice Nancy Calvo sentada en una silla del Green Club, en el corazón de la ciudad, recordando que incluso fábricas de cemento —y ya posteriormente algunos restaurantes—, servían como espacios para poder colgar las obras de aquellos artistas que buscaban abrirse camino en el oficio.

En medio de esta incipiente red artística cabe desatacar una pieza importante en el engranaje: los coleccionistas de arte.

Arlene Lachman explica que fueron ellos quienes hicieron posible que hubiese un mercado para los exponentes del arte nacional. ‘Hubo gente que creyó en los artistas y que empezó a comprar obras', detalla.

Algunos de estos coleccionistas —continúa la curadora— están vivos, y la Fundación Arte Panamá ha contemplado homenajearlos, al igual como pretenden hacerlo con artistas que cuentan con una vasta experiencia, además de los ya finados que hasta hoy no se les ha podido rendir honor, o una remembranza que evoque sus aportes y las mejores de sus obras.

Una exhibición de este tipo se vino gestando incluso antes de que la Fundación Panamá se establezca como tal, se trata de una organizada entre ambas gestoras y la Embajada de España en Panamá, dedicada a Ignacio Esplá. Una muestra que inicia en noviembre de este año en el Centro Cultural de España - Casa del Soldado.

Esta intención de la Fundación Arte Panamá, la de organizar exposiciones anuales para rendirle tributo a creadores que comprenden la historia del arte panameño, pretende contar lo que hasta hoy no se ha documentado formalmente. De esta manera, se darían a conocer no solo los datos históricos de cada representante, sino también las historias y anécdotas que giran alrededor de la vida de un exponente artístico plástico.

‘Han habido artistas que a la vez han sido promotores, como Alberto Dutary, quien creó junto a un grupo de universitarios el Museo de Arte Contemporáneo', menciona Lachman. Antes de eso, comenta, Dutary tenía un taller que le abría las puertas a otros artistas, para suplirles pinturas y crear un ambiente que le siriviese a los demás para ejercer la práctica. Una de las tantas historias que pueden darse a conocer, sobre todo para iniciar un proceso de revalorización de lo que el pensamiento colectivo entiende como artista o arte panameño a través de la historia republicana.