Reclusos asisten a clases de teatro

  • 16/12/2015 01:00
Los reos, con las clases de teatro, han sentido que las penitenciarías dejaron de ser un lugar implantado únicamente para la condena

Las rejas de una cárcel de Nicaragua se abren y un grupo de reos se prepara para iniciar sus clases de teatro, que les sirven, al igual que a su maestro, de escape a sus problemas y como superación personal.

Tras el estridente sonido de las verjas al abrirse y cerrarse, se llega a una sala al aire libre, pero rodeada de altos muros, donde se aprecia algo parecido a un patio de colegio, y allí inician las clases los inculpados.

Los reos, con las clases de teatro, han sentido que las penitenciarías dejaron de ser un lugar implantado únicamente para la condena y se ha convertido ahora en un establecimiento para sobrellevar sus conflictos emocionales y sociales.

Un par de veces a la semana y por unas seis horas, Mick Rolling Sarria, un hombre de unos 35 años, de piel morena y vestimenta sencilla, acude al Sistema Penitenciario de León, a 90 kilómetros al noroeste de Managua, para entrenar a sus particulares alumnos de teatro.

‘El teatro no va a cambiar la realidad, pero creo que sí nos da la posibilidad de crear nuevos mundos', cuenta a Acan-Efe Sarria.

Lo Nuevo