Adrienne Samos: ‘Hace falta pensar más, comunicarse más y debatir más'

Actualizado
  • 27/03/2016 01:00
Creado
  • 27/03/2016 01:00
‘Mi consejo es que no se acostumbren a practicar y predicar una ética a la moda o programática'

EL LIBRO DE VISITING MINDS ES UN UNA CELEBRACIÓN DEL ARTE, DE LA LIBERTAD Y DE LA EDUCACIÓN NO AUTORITARIA. ¿CREES QUE EL SISTEMA EDUCATIVO PODRÍA ESCUCHAR ESTA VOZ?

Como sabes, el libro abarca muchos temas —la esquiva situación del arte en la sociedad contemporánea; el arte y el mercado; el arte en el museo y el arte que se sale del museo; arte, ciencia y educación; los artistas y la comunidad global; el arte y el tercer mundo, la importancia —o no— de la belleza; los avatares de la curaduría; el arte y la cultura popular, y un largo etcétera.

Pero el carácter medular de este volumen se lo imprimieron los mismos educadores (incluyendo a directores de planteles e instituciones) que asistieron a los diálogos con los panelistas del simposio. Muchos de los docentes viajaron desde diversas provincias del país especialmente para este evento. El simposio demostró la enorme necesidad que tienen los educadores de ser escuchados, de que no se les castigue por permitirle más libertad al estudiante, y de que se innove y flexibilice el abultado currículo académico, así como los obsoletos preceptos pedagógicos.

Se celebraron dos días enteros de conferencias, mesas redondas y discusiones abiertas con el público en la Ciudad del Saber. La interacción entre los expositores invitados al simposio y los miembros del público llevó a discusiones muy intensas, que iban de lo personal a ámbitos de gran alcance. Los asistentes relataron anécdotas, hicieron preguntas, estuvieron de acuerdo y en desacuerdo, dieron consejos y comunicaron experiencias magníficas. Para el libro, estos diálogos se transcribieron y abreviaron con mucho cuidado para mantener la dinámica y la espontaneidad originales, pero omitiendo redundancias.

El sistema educativo suena algo abstracto, pero en realidad está compuesto por individuos; por cada uno de los educadores, políticos, funcionarios, legisladores, agentes culturales, padres de familia y estudiantes que participan en él y le dan vida. La voz de cada uno de estos agentes está representada de alguna forma en el libro Pedagogía radical . En otras palabras, este libro es una voz polifónica que merece escucharse. Mi percepción es que ya todos estamos inconformes con el sistema educativo porque sabemos que está lejos de funcionar como debería. Aplasta la creatividad, la fantasía y la imaginación individual. Mutila el poder metafórico e intuitivo de la mente: nuestro regalo más preciado, como insistía el propio Einstein.

No quiero decir que el sistema no sirva para nada. Pero está tan anquilosado en estructuras decimonónicas ultra-rígidas (edificadas para servir los intereses de educación masiva y fácilmente cuantificable de la naciente sociedad industrial) que ya la palabra ‘reforma' suena muy débil. Urge una verdadera revolución educativa.

¿CÓMO VES EL MUNDO DEL ARTE HOY EN PANAMÁ?

Hay artistas buenos que, con mucho esfuerzo, tratan de hacer y comunicar en un ambiente bastante apático, dogmático o frívolo. Hay una que otra institución meritoria que potencia esa creación, como lo es Diablo Rosso. Sin embargo —como apuntó con acierto hace poco una curadora extranjera— en este país no se siente una cohesión saludable entre artistas, una vibrante escena artística que fortalezca, y le dé sentido y dirección a los esfuerzos individuales.

Hace falta pensar más, comunicarse más y debatir más. Revolucionar la educación desde ya, con pequeñas y grandes estrategias. Algo sí se hace. Un caso digno es la fundación Casa Santa Ana, creada por Johnny Roux y que incluye un espacio de arte contemporáneo que se ubicará en el barrio de Santa Ana. Pero no va a esperar a que abra el centro. Ya ha organizado exposiciones, becas, conferencias y talleres. En este año está gestionando todo un ambicioso programa educativo para la comunidad y para los artistas. Otra iniciativa valiosa es el mismo Visiting Minds, concebida por el artista Humberto Vélez y cuyo propósito es que Panamá sea un punto clave de encuentros internacionales e interdisciplinarios para entablar diálogos de fondo.

HABLEMOS UN POCO DEL INAC. ¿NO TE PARECE QUE ES UNA INSTITUCIÓN INVISIBLE?

¡Ay, pobre INAC! En primer lugar, esa institución tiene tan poca injerencia, fondos tan escasos y tantas ‘botellas' que solo van a cobrar su cheque, que cualquiera que entra ahí para tratar de hacer algo significativo tiene las manos atadas. Los (pocos) funcionarios con criterio abierto e innovador que han pasado por ahí se han visto muy frustrados. No conozco a la nueva directora, pero le deseo suerte y sabiduría.

ESTAMOS EN EL AÑO 2016. ¿QUÉ RECONOCES DE NUEVO EN EL MUNDO DEL ARTE CON RESPECTO A AL TIEMPO QUE EDITABAS EL RECONOCIDO TALINGO?

Hay una mayor identificación con grupos, movimientos y corrientes del arte internacional. Detecto también una voluntad entre los jóvenes de trabajar en grupo, de fusionar ciencia y arte, o conciencia ecológica y arte, y de acercarse a las comunidades para tratar de entender sus realidades. Son jóvenes inquietos y críticos, que no lidian con el arte y sus instituciones con tanta solemnidad. Mi consejo es que no se acostumbren a practicar y predicar una ética a la moda o programática. Los artistas deben tener una relación difícil con toda ética y toda estética. Deben ser rebeldes eternos, cuestionadores de todo, en especial de sí mismos.

¿NO NECESITARÍAMOS UN NUEVO TALINGO?

Talingo sirvió como espacio de divulgación y debate, pero respondía a la época en que se hizo. Hoy urge una publicación que responda al momento actual: un mundo mucho más digitalizado, más conectado, y con distintos valores, temores, deseos y necesidades.

Los lectores más jóvenes de Talingo hoy rondan los 30 años de edad. Me los encuentro a cada rato. ¡Muchos incluso tienen toda la colección! Me cuentan que de adolescentes se les abrió todo un mundo de arte y pensamiento gracias a ese suplemento cultural que salía cada domingo durante una década, y que ellos esperaban con entusiasmo. Hoy algunos viven fuera. Muchos otros no. Algunos trabajan en profesiones alejadas del mundo del arte. Otros son artistas o pensadores culturales. Hace poco, un joven fotógrafo, artista y escritor me escribió porque quería usar el mismo nombre para hacer una publicación nueva en la red, ya que Talingo lo había marcado tanto de adolescente. ‘Sin embargo' —me advirtió— ‘este será un Talingo muy distinto del anterior'. Y así tiene que ser.

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‘Mi consejo es que no se acostumbren a practicar y predicar una ética a la moda o programática'

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