‘Carmen la Cubana' al son del chachachá

Actualizado
  • 09/04/2016 02:00
Creado
  • 09/04/2016 02:00
A ritmo de mambo, salsa y chachachá, esta nueva Carmen habla español y se revela tan dionisíaca y amante de su libertad

La efervescencia de Cuba, su cultura y su historia, dan vida al musical ‘Carmen, la Cubana', que ayer, inspirado en la célebre ópera de Bizet, tiene su estreno absoluto en el Teatro del Châtelet de París.

A ritmo de mambo, salsa y chachachá, esta nueva Carmen habla español y se revela tan dionisíaca y amante de su libertad como en la novela de Mérimée que inspiró al compositor francés en 1875.

La acción transcurre a mediados del siglo XX, entre el campo isleño y la ciudad de La Habana, y la heroína no es gitana, sino hija de un soldado yanqui y una prostituta local.

Su intérprete es la conocida cantante Luna Manzanares Nardo, voz de una quincena de discos y de la banda musical de siete filmes.

Como la incandescente protagonista de Bizet -que desde 1883 triunfa en la lírica sin que este llegase a saber su enorme éxito- la nueva Carmen trabaja en una fábrica de cigarros, pero su sede no está en Sevilla, sino en el campo de Guantánamo.

Eso sí, al otro lado de la plaza, monta guardia un ejército cuyos reclutas y oficiales sueñan todos con una misma y única mujer.

Quince bailarines coreografiados por Roclan González Chavez, diez coristas y 13 músicos dirigidos por Manny Schvartzman comparten sobre el escenario un clima político tenso, todavía en tiempos del dictador Batista, seguido luego de la Revolución castrista. El decorado retoma la típica arquitectura del siglo XVIII de desgastado esplendor colonial, tan característica de La Habana actual, así como un vestuario y unos ritmos muy cubanos.

Buen conocedor de los secretos de Broadway, el británico Christopher Renshaw ideó, concibió, puso en escena y coescribió el libreto de la pieza, con un ojo puesto en la ‘Carmen Jones' afroamericana, que Oscar Hammerstein adaptó en 1943 para el famoso circuito neoyorquino de teatros.

Además del prometedor inicio de la era castrista cuando sus protagonistas viajan a La Habana, inventó el personaje de La Señora, misteriosa santera interpretada por Albita, celebridad cubana exiliada en EE.UU. desde hace más de dos décadas.

El espectáculo, del que París ofrece 26 representaciones hasta el próximo 30 de abril, nace con vocación de recorrer el mundo, según comenta el director del Châtelet, Jean-Luc Choplin, su productor principal, en colaboración con la empresa alemana BB Promotion.

‘Suficientemente loco como para embarcarse en la aventura', Choplin vislumbró muy pronto el resultado ‘popular y sofisticado a la vez' que podía surgir al ‘tomar una ópera seria como ‘Carmen' y hacer otra cosa, con otra cultura'.

Pero no imaginó ‘el perfecto momento' de su estreno, ‘con Cuba tan de moda'". Vio también, como rezuma ‘Carmen la Cubana', que tras medio siglo preservada de toda influencia y ‘sin globalizar demasiado aún, la cultura que sale de Cuba es muy auténtica y tiene un color, un ritmo y un calor absolutamente únicos'.

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