- 24/12/2025 07:12
María Abreu se pasea entre las incontables luces navideñas que adornan un bulevar de Caracas, habla con amigos, ríe. Evita como sea pensar en el enorme despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe o la posibilidad de un bombardeo contra Venezuela.
Las ganas de evadirse aunque sea por algunos momentos se palpa entre los venezolanos, que acumulan décadas de crisis políticas y económicas. La única alternativa es caer en la ansiedad de lo impredecible.
”Prefiero no pensar en eso y si va a pasar, que pase y ya. Se vive el día a día”, sentencia Abreu, una deportista de 18 años.
El presidente estadounidense Donald Trump movilizó una gigantesca flota que ha matado a más de 100 personas en bombardeos a supuestas narcolanchas. También incautó dos buques con petróleo embargado de Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro asegura que Washington busca derrocarlo, y muchos venezolanos creen que esto puede traducirse en ataques aéreos, o incluso una invasión.
Estos escenarios, e incluso el de una guerra, se cuelan en las conversaciones del ciudadano de a pie, aunque siempre en susurros. Muchos temen terminar en prisión por algún comentario que no plazca a las autoridades.
El discurso de paz que impulsa Maduro se mezcla con el miedo sembrado por los miles de arrestos que siguieron a las protestas por su cuestionada reelección en 2024.
- “Se vive el día a día” -
La temporada de Navidad arrancó en Venezuela en octubre por orden de Maduro y el paseo Los Próceres está tan iluminado que casi hace olvidar los constantes apagones en el resto del país.
A lo largo de este bulevar con árboles y estatuas blancas que honran a héroes de la Independencia, parejas se fotografían, niños juegan a la pelota, padres compran golosinas para sus pequeños.
Centros comerciales bullen con el ajetreo decembrino, lejos de la escasez de hace una década. Las vitrinas están llenas e iluminadas, sin poder adquisitivo para comprar en un nuevo escenario de hiperinflación.
”Estamos intentando ignorar que tenemos un pocotón de rollos políticos encima (...) Intentamos celebrar más que todo nuestra vida normal”, comenta María Mendoza, una estudiante de artes de 21 años.
Yorelis Acosta, psicóloga clínico y social, augura que varios venezolanos sufrirán un ”problema de salud mental” a raíz de una ”crisis prolongada” que ”genera altos niveles de ansiedad, de estrés, de desesperanza, trastornos del sueño, irritabilidad”.
”El venezolano se tiene que proteger de este sufrimiento prolongado”, explica la experta. ”La negación, la evasión, la resignación, son mecanismos de defensa”.
- Un “escape” -
”¡Leeeo!”, suena por los parlantes. Noche de clásico entre Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes en el mayor estadio de béisbol de la capital.
”La situación no es buena, económica, social, de todas las clases, pero aquí eso se olvida”, asegura Magda Acosta, una comerciante de 52 años. El béisbol ”nos da alegría” y en el estadio ”todos somos amigos”.
”Para vivir aquí hay que escaparse de vez en cuando”, explica.
”A mi edad no puedo estar ansiosa”, coincide Soraida Ramírez, de 71 años.
Maduro invita al pueblo a la “rumba” al tiempo que envía mensajes en inglés a Trump. Su frase ”no war, yes peace” se hizo viral y hoy el gobernante la baila en cada mitín.
Luis Enrique Albarrán, de 66 años, condena la incautación de dos buques y las declaraciones de Trump: ”No tienen por qué expropiarnos eso, si eso es de nosotros”.
Leones vence, sus fanáticos “rugen”.
”Es un escape para por lo menos descansar de la situación”, apunta Carleimy González, de 38 años.
Impotente, confía en una intervención divina. ”Hay que respirar”, dice. ”El tiempo de Dios es perfecto”.