La paz de Buda

A las afueras de la ciudad de Kaoshiung, ciudad portuaria del sur de Taiwán, está ubicado el mayor de los santuarios de toda la isla dedicado a Buda. Su presencia puede ser advertida desde cierta distancia, pues el espacio es grande, muy extenso y en la cima, una figura dorada de un Buda de pie domina toda la propiedad en la que se ubican salas de clase, dormitorios, comedores, espacios de meditación, un cementerio, monumentos, jardines, un museo y unas mil estatuas doradas de Buda, entre otras edificaciones. No es una exageración, ellas recorren todo el camino hasta el pie de la mayor de las estatuas, solo que el asombro, por una parte, y la calma que se va apoderando del visitante impide contarlas.

No hay sonidos de automóviles ni bocinas, no hay música, solo silencio, el cantar de una que otra ave y el tañer de enormes campanas que acompañan los buenos deseos de los visitantes. No es un lugar que se visite todos los días, pero una visita que se mantiene en la memoria por cierto tiempo. No hay que ser seguidor de Buda para disfrutar de esa paz transmitida por sus discípulos.