Los Siete Enanos buscan apoyo para bailar

Actualizado
  • 16/05/2016 02:00
Creado
  • 16/05/2016 02:00
Tras una pausa el año pasado por falta de patrocinadores, los bailarines voluntarios de la Fundación Danza Nova han regresado a las salas de ensayo 

Se alza frente al mar una imponente estructura color acero. Parece un castillo extraviado entre el Mercado de Mariscos, La Mayor, y un mercado de pulgas. Sobre el marco de la puerta una placa anuncia: ‘Asilo de la Infancia'.

Casi 92 años después de que fuera puesto en manos de las Madres Betlemitas, el hogar hoy alberga a 30 niños varones de escasos recursos –la mayoría de ascendencia indígena, que provienen de hogares problemáticos–, que cursan tras esas paredes desde el pre-escolar hasta sexto grado.

Dos tercios de ellos se transformarán en pocos minutos en tigres, monos, elefantes, serpientes y enanos.

Practican sus roles para la presentación que tendrán el próximo 14 y 15 de julio en el Teatro Anita Villalaz, un ballet inspirado en la historia de Blancanieves y los Siete Enanitos.

DANZA QUE RENUEVA

Los bailarines de Danza Nova son quienes –desde el 2008– se han dedicado a enseñarle danza a niños en riesgo social de Aldeas Infantiles SOS de Panamá, El Hogar San José de Malambo, Casa Esperanza y el Hogar de la Infancia.

En 2015, dada la falta de recursos y patrocinadores, suspendieron temporalmente sus actividades, pero este año las retomaron en el Hogar de la Infancia para apoyar a las hermanas.

ABDIEL BONILLA

‘Estamos en proceso de buscar patrocinadores y hacer actividades para este evento porque pensamos que será muy positivo para ellos y les dará madurez',Bailarín profesional

‘[La danza] es como una terapia para ellos, pues les disminuye un poco la hiperactividad', señala Iván Herazo Checa, uno de los fundadores de Danza Nova y bailarín profesional del Ballet Nacional de Panamá. ‘Algunos son agresivos, siguiendo los patrones que veían en sus casas'.

El bailarín profesional Abdiel Bonilla recorre el segundo piso del hogar cinco minutos antes del ensayo, pasando por dormitorios y salones de clase para asegurarse de que nadie de su elenco se ha quedado rezagado.

A las dos de la tarde ya están todos en la tercera y última planta de ese hogar temporal. Es un amplio salón que ha sido adaptado por Danza Nova para convertirlo en sala para ensayos.

El lado izquierdo mira hacia el mar, con amplios ventanales abiertos que llenan el recinto de brisa marina.

Los instructores dan inicio a los estiramientos y todos los niños toman sus posiciones.

En la primera fila sobresalen cuatro adolescentes, Yilson Cabrera, Emanuel Cabezon, Ronaldo Mosquera y Ricardo Forbes. Ellos ya no viven bajo supervisión de las hermanas, pues cursan la escuela secundaria.

Sin embargo, Danza Nova trabajó con ellos desde pequeños y, conociendo su potencial, los ha mantenido en el programa.

Los domingos toman clases privadas con instructores de la fundación, la cual se encarga además de su alimentación, transporte y vestuario en esos días.

BLANCANIEVES EN APUROS

‘Segunda posición, pingüino abierto. Cola hacia adentro y barriga hacia arriba, hombros hacia abajo, codos hacia el frente', instruye Herazo al grupo de niños.

El ‘pingüino abierto' no es una posición de ballet, es el sobrenombre para la segunda posición, me aclara Bonilla. A veces se las tienen que ingeniar para que sea más fácil de recordar para los niños.

Al finalizar el calentamiento es momento de ensayar los bailes que interpretarán en dos meses sobre las tablas del Anita Villalaz.

Cada grupo se toma una esquina. Los primeros en hacer su baile son los ‘enanos'. Se trata de los cuatro más grandes junto con tres internos del hogar.

Empiezan con el conocido ‘Heigh-ho', al que le sigue un segundo baile. De repente son mucho más que ‘siete enanos', pues algunos pequeñines se han aprendido la coreografía y los acompañan extraoficialmente.

Luego de los enanos salen a danzar los tigres, seguido de los monos, los elefantes, y las serpientes.

Al finalizar el ensayo, Bonilla me confiesa que el tema de los fondos le preocupa, pues las arcas de la fundación siguen mendigantes y ellos desean ofrecerle a estos niños la oportunidad de participar en un espectáculo al nivel de las academias privadas.

‘En el 2015 no hicimos nada porque no había dinero, pero tenemos muchas ganas y gente que nos quiere ayudar... Estamos en proceso de buscar patrocinadores y hacer actividades para este evento porque pensamos que será muy positivo para ellos y les dará madurez', sostiene Bonilla.

Luego de esa intervención seguirán trabajando, pues en agosto participarán en la competencia Danza Activa con varias coreografías.

La sala de ensayos del Hogar de la Infancia ha quedado vacía nuevamente. Los pequeños que viven allí han retornado a su rutina diaria.

Solo esperan sentados en una esquina los cuatro más grandes que dentro de poco tomarán el bus de regreso a Burunga.

Han vivido tantas experiencias juntos que, a pesar de venir de hogares distintos, se consideran hoy en día ‘amigos por la vida y hermanos por la danza'.

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