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- 25/09/2016 02:00
Solemos pensar que las novelas románticas deben ser cursis y melodramáticas, pero en el libro del autor chileno Carlos Franz se deja a un lado esa creencia para imbuirnos en un laberinto de pasiones que llegan a los extremos de aceptar lo que en algún párrafo dice ‘el mejor modo de volver eterno un romance es matarlo. O quizás dejarlo incompleto'. Si te vieras con mis ojos ganó el premio único de la II Bienal Mario Vargas Llosa, pensada para premiar la mejor novela escrita en español y publicada los dos años inmediatamente anteriores a la convocatoria, en este caso, enero 2014 y noviembre 2015. Este galardón, que se entrega alrededor de la fecha del cumpleaños del Nobel peruano (fines de marzo), está dotado con $100 mil dólares y Franz se alzó con el premio entre cinco finalistas —entre los que estaban Héctor Aguilar Camín y Juan Gabriel Vásquez (premio Alfaguara 2011)— que viajaron a Lima para esperar la decisión del jurado
COMENTARIO
Al conocer el ganador de la Bienal que lleva su nombre, Mario Vargas Llosa comentó: ‘hay en sus páginas un contagioso entusiasmo por contar y vivir en los límites, por mostrar las sorprendentes y formidables derivas que puede tomar la existencia, y la audacia y la alegría con que la pareja de amantes —Carmen y Rugendas— se amoldan a estas situaciones cambiantes y son capaces de explorar los extremos más vertiginosos del amor".
La Bienal Mario Vargas Llosa la organiza la Cátedra Vargas Llosa, que tiene el respaldo y decidido apoyo de la agencia de Acción Cultural Española (AC/E), el Museo de Arte de Lima, la Universidad de Ingeniería & Tecnológica del Perú, un grupo empresarial peruano, y cuenta con el auspicio del Ministerio de Cultura del Perú. Se considera solamente comparable al Premio Rómulo Gallegos, que se otorga en Venezuela desde 1964. La primera Bienal, celebrada en 2014, la ganó el español Juan Bonilla con su libro ‘Prohibido entrar sin pantalones' y ahora recae en este abogado chileno nacido en Suiza e hijo de diplomáticos, que dejó su carrera para dedicarse por entero a la literatura y que colabora con los diarios El País , de España, La Nación , de Argentina y La Segunda , de Chile. También escribe en la revista Letras Libres y obtuvo en 2010 la beca DAAD como artista con residencia en Berlín y ha impartido la Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara; la Cátedra Alfonso Reyes, de la Universidad de Monterrey; y ha sido visiting fellow en la Universidad de Cambridge (2001); Honorary Research Fellow en King's College de la Universidad de Londres (2002-2004); resident fellow en el Bellagio Center de la Fundación Rockefeller (2012), entre otras muchas distinciones. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua.
UN TRIÁNGULO MÁS CUADRADO
Carlos Franz ha sido muy arriesgado en su novela, y le ha salido muy bien. Tomó cuatro personajes que se conocieron en determinado momento de la historia y entre ellos creó una relación inquebrantable: el pintor paisajista y retratista alemán Johann Moritz Rugendas, más conocido como Mauricio Rugendas, que vino a América para ilustrar la naturaleza exuberante que nos distinguía; Carmen Arriagada, aristócrata chilena que por su correspondencia de más de 16 años con el pintor de sus amores es considerada la primera escritora chilena y el geniecillo Charles Darwin, el atildado naturalista inglés e influyente proponente de la teoría de la evolución a través de la selección natural, justificándola en su obra de 1859 El origen de las especies. Darwin vino a Chile en misión de recolector de materiales en el barco Beagle, expedición para cartografiar la costa de América del Sur. El marido de la chilena, un militar venido a menos sería el cuarto protagonista en disputa. Hay ricas referencias al Barón Von Humbolt, padre de la geografía moderna universal y a Diego Portales, político chileno y sus amores censurados.
Entre Carmen y el pintor, que ella llama con obsesión Moro, se desarrolla un romance apasionado, volcánico, cuya descripción está muy bien lograda. La historia se desarrolla entre Valparaíso, Santiago y llega hasta el Aconcagua, en Argentina.
Carlos Franz confiesa que ese relato le ha venido dando vueltas desde hace como veinte años, cuando leyó las apasionadas cartas que Carmen le escribió hasta el fin de sus días a Rugendas, y que probablemente él nunca leyó. El alemán murió unos meses antes de que se publicara por primera vez El origen de las especies. También menciona que el día que se anunciaría quién ganaría el premio de la II Bienal Mario Vargas Llosa, el destino lo llevó a encontrarse en un museo de Lima con un cuadro pintado por el Moro de la chilena, a quien apodaban la ‘Vinchuca', insecto que causa el mal de Chagas, que hoy día se dice fue la causa de la muerte de Darwin, lo que le pareció un guiño del destino.
Todos estos elementos, tan dispares entre sí, coinciden en un manejo estilístico impecable, que deja al lector expuesto a narraciones dramáticas en segunda persona, que es Carmen la voz que lo guía.