Las Mirabal a través de sus vestidos

Actualizado
  • 17/12/2016 01:00
Creado
  • 17/12/2016 01:00
A un arduo proceso de restauración fueron sometidas sus prendas de vestir para rescatar el lado humano de ‘las mariposas'

Una selección de prendas restauradas que usaron y confeccionaron las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, acercan al público una imagen más cercana y humana de estas heroínas, símbolo de la lucha contra la violencia que se ejerce sobre la mujer.

‘La Colección textil de las Hermanas Mirabal', que presenta algunas piezas del total de 250 que se han restaurado después de permanecer expuestas por décadas en la Casa Museo del mismo nombre, se puede visitar desde hoy en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana.

Estos vestidos, manteles, y ropa interior que ellas mismas bordaron ‘las pone en el contexto de una vida normal', y permitirá al público entender ‘la pérdida y el vacío que dejaron en sus familias', ya que personajes como las Mirabal, ‘tienden a ser mitificados y la gente no piensa en el ser humano' que hay detrás, señaló en una entrevista con Efe la directora del Museo, Luisa de Peña Díaz.

El público que acuda a ver la muestra podrá comprobar, hasta el próximo mes de marzo, que ‘eran mujeres normales, que se sentaban a bordar; no eran personas que solo vivían en el sacrificio, pero eligieron el camino de la dignidad, y la vida les hizo pagar ese precio', añadió.

Conocidas como las mariposas, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal encabezaron un movimiento de oposición a Trujillo (1930-1961) y la fecha de su asesinato a manos del Servicio de Inteligencia Militar del dictador, el 25 de noviembre, se ha convertido en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Para presentar las piezas ha habido un largo proceso de restauración que comenzó cuando Bélgica (Dedé), la cuarta hermana Mirabal, superviviente, alertó sobre el deterioro de todo el ajuar que había quedado en casa de su madre, convertida posteriormente en Museo, y donde las mariposas vivieron al salir de prisión hasta que las asesinaron, puesto que sus esposos permanecieron en la cárcel, y allí se sentían menos vulnerables.

Las prendas expuestas en la Casa Museo, que en total sumaban 360, han estado más de 50 años expuestas a factores externos, y se encontraban ‘en un estado terrible', tal y como confirmó una experta en conservación textil que vino expresamente de Estados Unidos, ya que en el país no había nadie especializado en esta área.

El trabajo que se presentaba era enorme y costoso y la propia conservadora sugirió presentar un proyecto al Programa del Fondo de Embajadores de Estados Unidos para la Preservación Cultural que, en 2014, aportó 47,450 dólares para restaurar las piezas.

Pero, incluso antes de contar con esos fondos, había que poner ese delicado trabajo en manos de alguien.

Resultaron ser las de Noris González Mirabal, hija de Patria, las manos que están restaurando las prendas de las heroínas, después de ir a Guatemala y a Estados Unidos para formarse y poder rescatar esas piezas, que son su herencia, del pueblo dominicano, y de las mujeres de todo el mundo.

La responsabilidad que supone llevar a cabo esta restauración es enorme para Noris, ‘es un compromiso que uno tiene con sus seres queridos, pero también con el pueblo que quiere conocer la historia de las hermanas', señaló la hija de Patria en declaraciones a Efe.

Supone ‘un fuerte peso emocional, porque es nuestra familia; si fueran piezas de otras personas no sería una tarea tan difícil' sentimentalmente hablando, reconoció, aunque con prendas ajenas ‘también trabajaría con el mismo esmero'.

Cada prenda es un tesoro para Noris, ‘todas tiene un valor para mi. Yo ya era grande cuando las asesinaron y vi bordar algunas de las piezas cuando era pequeña', afirmó.

Ahora es la única experta en restauración textil en República Dominicana y colabora con otras iniciativas de recuperación de prendas, de modo que este primer proyecto de conservación que se lleva a cabo en el país ha ido más allá de la colección de las hermanas Mirabal como símbolo dominicano y de la mujer.

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