Los payasos buscan profesionalizarse

Actualizado
  • 18/12/2016 01:00
Creado
  • 18/12/2016 01:00
El payaso Copetín cuenta cómo nació la asociación que preside, que agrupa a sus colegas y animadores infantiles. ¿Es aburrido ser divertido todo el tiempo?

En Panamá hay un programa de radio de payasos. A casi una hora del centro de la capital, en el corregimiento de Tocumen, se esconde una pequeña cabina de radio en la que el payaso Copetín, le da un discurso a los niños del país todos los sábados de 9 a 10 a.m.

Su voz viaja a través de ondas AM. No viste zapatos grandes, traje de mameluco ni maquillaje. La única herramienta es su voz divertida. Desde Radio Panamericana, 1140 AM, el programa ‘A jugar con Copetín' le recomienda a los niños no meterse a los ríos cuando caen las lluvias, hacerle caso a sus padres, a no tirar la basura en la calle.

‘LO HACEMOS POR PASIÓN, PORQUE ES NUESTRA FORMA DE HACER PATRIA... PERO NOS FALTA EL APOYO, EL VALOR DE QUE EL PAYASO PUEDE TRABAJAR DE DIFERENTES FORMAS'

PAYASO COPETÍN

PRESIDENTE ASOPAI

Sentada a la izquierda, su esposa, la docente Jacqueline Chu, abre el compás hacia otro tema actual: la precaución al manejar fuegos artificiales durante las fiestas que cierran el año.

‘El payaso no es solo un artista que hace reír. Es un actor que cala en la consciencia de muchas vidas. Este oficio bien llevado puede transformar, de forma humorística, toda una comunidad', dice Alberto Vergara, ‘Copetín', en entrevista con La Estrella de Panamá , fuera del micrófono. Desde el año pasado, es el presidente de la Asociación Nacional de Payasos y Animadores Infantiles (Asopai).

El objetivo es profesionalizar su trabajo. Ha habido varios intentos, pero Asopai ha sido la propuesta más formal y con mayor éxito en reunir a los payasos y animadores infantiles del país.

‘El gran problema aquí en Panamá es que como cada payaso o animador posee una trayectoria diferente, cada uno siente que puede continuar solo. Precisamente por eso es que no se ha respetado nuestro arte en el país, por la desunión', agrega el payaso Copetín, quien tiene cerca de 30 años haciendo reír a niños, adultos y adultos mayores.

EL DÍA DEL PAYASO

Copetín nació por necesidad. Alberto Vergara era dirigente comunitario; dirigía una escuela en el área de la 24 de Diciembre. Allí, recuerda, no había ningún tipo de entretenimiento para los niños. Un día, vio un payaso en una revista.

Decidió ser él mismo el protagonista. Su madre le hizo un mameluco y compró un maquillaje barato. Sabía que se acercaba la Feria del Campesino en el área y él se encargaría de darle una sorpresa a esos niños olvidados.

RECONOCIMIENTO

Homenaje al payaso ‘Coki' Rogers

Además de sumar cada vez más integrantes, la Asociación Nacional de Payasos y Animadores Infantiles (Asopai) ha decidido reconocer la trayectoria de colegas, como lo hicieron en el mes de octubre con el payaso ‘Coki' Rogers.

Para el payaso Copetín, presidente de la Asopai, por mucho tiempo ‘Coki' ha sido visto como un personaje nocturno, de bares. Y de esa forma ha criado a sus hijos.

La intención de homenajearlo fue destacar lo mejor de él. Lleva alrededor de 40 años trabajando como payaso y, para sorpresa de muchos, también realiza rutinas para niños.

Así lo dijo en una reunión de la Asopai. Aprovechó para mencionar que ni fuma ni bebe alcohol, que solo lo hace por el espectáculo.

Su homenaje en cuestión, se iba a hacer en la Cinta Costera. Luego se pensó en el Parque de Vía Argentina. Pero, finalmente, el grupo decidió hacerlo en una zona a la que puedan asistir niños a los que les es difícil presenciar un espectáculo de payasos.

Finalmente, el evento se llevó a cabo en el Parque de las Madres de Pedregal. ‘Ese día tuvimos la solidaridad de los mismos compañeros de la Asopai, cada uno llevó lo que podía y el grupo El Kolectivo nos había contribuido con el arte y la promoción en redes del homenaje', cuenta Copetín.

Una máquina de millo, pintacaritas, rutinas de payasos, fue una velada amena para el homenajeado y para los niños. Incluso, ‘Coki' llevó además una banda de música que interpretó algunos temas durante el encuentro.

Esta unión es la que rescata Copetín. Sobre todo frente a la mala fama que en algún momento tuvieron él y sus colegas por un fenómeno que nació en Estados Unidos y se difundió a través de redes sociales: los payasos asesinos, una serie de bromas de personas que se vestían como payasos y asustaban a los transeúntes.

‘El problema es que si en Estados Unidos se resfrían, a nosotros nos cae moco', formula Copetín, haciendo referencia al escándalo mediático en el que se salpicó la imagen de los payasos.

Ahora, Asopai planea continuar con próximos homenajes, buscar apoyo para sus jornadas de labor social en distintas partes del país y seguir programando las reuniones de los integrantes: un espacio de encuentro entre colegas, en los que cada uno dedica al menos media hora para compartir sus conocimientos y talentos.

‘No sabía hacer nada, pero solamente llegué y eso fue una locura. Descubrí que había encontrado un poder, una herramienta que si sabes manejarla puedes impactar de forma positiva a pequeños y grandes', comenta Copetín.

Más de veinte años después de aquella escena, ahora, preside la Asopai. El objetivo es que se instituya en Panamá el Día del payaso y el animador infantil. La fecha que han escogido: el tercer domingo de mayo, mes en el que se formó esta asociación.

En la Asopai hay distintos talentos. Unos pintan caritas, otros son magos, hay malabaristas y, por supuesto, payasos. Entre todos se apoyan, conscientes de darle el lugar que se merece a su profesión. En octubre, por ejemplo, la Asopai, en el marco de la Feria Internacional de la Risa realizada en la Universidad de Panamá, le rindió homenaje al payaso Coki Rogers, quien cuenta con más de 30 años en este oficio.

IMPACTO EN LA EDUCACIÓN

Durante el programa de radio, hay una pausa musical. Copetín hizo un disco a finales de los 90. Las canciones de este álbum, 11 en total, amenizan el programa, producido por Jaime Rodríguez.

Copetín sabe dónde lo escuchan. Su voz llega a Darién, Chiriquí, Los Santos, y a algunas zonas del distrito de San Miguelito.

El productor, el ‘tío Jaime', dice que admira el trabajo del payaso porque es el único educativo en la emisora, conocida por transmitir folclor y noticias, en el interior del país.

‘Hay padres que llaman para que sus niños canten y pierdan la pena. Otros niños llaman y tienen un talento sorprendente. El único inconveniente es que no tenemos patrocinador, para darles un premio o un incentivo a esos pequeños', detalla Copetín.

El anonimato oculta su labor. Cada sábado, él y su esposa manejan hasta la cabina de radio para aconsejar a padres y niños a través del micrófono, con chiste, con bromas, con diversión sana. Una labor que no solo transmite por ondas radiales.

Suele visitar el Hospital del Niño, el parvulario de Juan Díaz, zonas de difícil acceso y hasta hogares de retiro de ancianos. La edad no restringe sonrisas.

Esta bandera de educación y diversión, la intenta transmitir a los demás miembros de la Asopai. Algunos integrantes no están de acuerdo.

La labor social significa inversión de tiempo y trabajo, gratis. La labor social no es rentable para un grupo de animadores infantiles que desean vivir de esta profesión.

Pero Copetín no descansa. Asegura que con el tiempo sus demás compañeros entenderán que el propósito de la Asopai es, por un lado, formalizar la profesión que escogieron, y por el otro, generar un cambio positivo en el país, con mensajes educativos para los niños.

‘La idea es convencer a todos los demás compañeros de que la labor social es para tratar de darle a la comunidad el cambio', añade la docente Chu, esposa de Copetín.

‘Otra gente no lo ve, pero lo hacemos por pasión, porque es nuestra forma de hacer patria', dice el presidente de Asopai, poniendo como ejemplo el programa de radio ‘A jugar con Copetín'.

‘Nosotros queremos seguir haciéndolo de forma gratuita, pero nos falta el apoyo, el valor de que el payaso puede trabajar de diferentes formas'.

DIVERSIÓN CON ORDEN

Un caso curioso fue la Teletón. A la Asopai le dieron un espacio para que realicen un show infantil. ‘Increíble, les han dado 10 minutos. ¿Cuánto tiempo le dan a los reggaeseros? Una hora completa', cuestiona Chu.

Copetín intuye que la gente está cansada. El público cree que van a presentarse los mismos payasos de siempre, los que tienen más de 40 años presentándose. Por eso desea agruparlos a todos formalmente, para rotar en espectáculos, que haya variedad y profesionalismo.

La Asopai nace para profesionalizar más al payaso panameño, dice el presidente del grupo. Que si hay alguien que se quiere dedicar al oficio, ya sea nacional o extranjero, que tenga la aprobación de esta asociación, que esté regulado.

‘Mi sueño es hacer una escuela de payasos', se sincera Copetín. ‘Pero tiene que haber disciplina. Lo que buscamos con la Asopai es que algún día, cuando el cliente pregunte de dónde viene un payaso, si dice que es de la Asopai, sea garantía de calidad y honestidad'.

Falta poco para que sean legales. Actualmente están terminando de recoger las firmas necesarias y elaborando un plan de acción de cinco años. Con esto, obtendrían la personería jurídica, y la licencia para hacer reír y educar de forma sana a los más pequeños.

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