En Juan Díaz también se baila ballet

Actualizado
  • 12/04/2017 02:05
Creado
  • 12/04/2017 02:05
 Silvia Rico apuesta por llevar la danza fuera de los lugares acostumbrados porque el ballet es para quien lo quiera aprender y bailar

Son pasadas las cuatro de la tarde y el tránsito arrecia hacia las afueras de la ciudad. Mientras la mayoría de los automóviles llevan a sus pasajeros a casa, un grupo se dirige hacia un local específico en Cristal Plaza, Juan Díaz. Es hora de la clase de ballet.

En la sala principal, con pisos de madera y espejos de piso a techo, se reúne un grupo de niñas cuyas edades oscilan entre los 4 y 7 años. Atienden su clase de flamenco.

‘Recuerden niñas, el árbol está muy alto', dice la instructora mientras extiende sus brazos hacia arriba. ‘Cojo la manzana, la como y la tiro...', dice, mientras explica de manera sencilla el movimiento de los brazos en la danza.

Algunas de ellas ya hacen con toda su gracia los primeros movimientos del baile. Si tienen la disciplina y el gusto por aprender, cuando lleguen a la adolescencia serán unas bailarinas experimentadas.

Cuando finaliza la hora, es el turno de las más creciditas. Ellas ya han avanzado en sus cursos de ballet clásico. Silvia Rico, directora de la academia que lleva su nombre lleva la sesión y afina los movimientos, pasos y poses que sus estudiantes practican.

Luego, la música cambia y una jovencita toma la batuta para dar inicio a la clase de jazz. ‘Hoy vamos a hacer piruetas', dice la instructora y los ojos de las niñas brillan de emoción.

Mientras tanto, en el vestíbulo, las sillas no alcanzan para mamás, tías y abuelos que cada tanto, se asoman por la ventana a ver por sus propios ojos los adelantos de las bailarinas en formación.

Silvia Rico Academy abrió sus puertas en febrero de 2016 por iniciativa de cuatro inversionistas panameños que decidieron apoyar el trabajo y la trayectoria de Rico, poniendo su nombre como garantía de su enseñanza.

‘He bailado ballet casi toda mi vida, empecé cuando tenía 7 años', dice la cubana. Primero, en la escuela Alejo Carpentier y más adelante en Cubanacán, en la Escuela Nacional de Ballet.

Finalizada su formación, Rico pasó a ser parte del claustro de profesores de esa misma institución y en otros centros educativos. También ha prestado servicios de ayuda técnica en México, Ecuador, donde permaneció por nueve años y en Panamá. Es entonces que se le ofrece la oportunidad de dirigir esta nueva academia de danza ubicada en las afueras, en el área de Juan Díaz.

‘Hemos tenido una muy buena acogida, tenemos bastantes alumnas y las mamá están muy interesadas, nuestras alumnas son reconocidas, han participado en concursos, en eventos del municipio, las iglesias, nos estamos proyectando en la comunidad que es el objetivo: que los niños y niñas de esta área tengan una escuela como esta, bonita, con profesores calificados', dice convencida.

No abundan las academias de danza en esa área de la ciudad, primordial razón para establecerse en Juan Díaz. ‘Sabemos que Panamá tiene una situación de tránsito donde la gente tiene que moverse en su misma área. Luego que el bus escolar lleva a los niños de regreso a casa, es difícil volver a salir para llevarlos a un área lejana', reconoce Rico.

‘Vimos que este local es un área accesible para que pudiesen traer a los niños o que los jóvenes pudieran venir solos también', cuenta.

Además, se han establecido precios acordes a los ingresos de las familias del área. La plantilla de profesores está conformada por jóvenes graduados de la Universidad de Panamá. ‘Eso también es bueno para ellos porque van a poder transmitir lo que han aprendido', agrega.

Haciendo un balance, Rico considera que los resultados han sido bastante buenos, ‘hemos aumentado nuestra matrícula, y hemos recibido un gran apoyo. De hecho, en nuestra función de fin de año tuvimos un teatro lleno a capacidad', asegura.

Y es que según la bailarina, se nota en Panamá el interés que despierta la danza.

‘Tengo ideas muy altas y expectativas muy grandes porque veo tanto a profesoras, bailarinas de la compañía, dueñas de academias, personalidades del Ballet Nacional, todo el mundo enfrascado en dar lo mejor de sí para llevar la danza y el arte en sentido general a un nivel superior. Durante todo el año se hacen actividades, concursos, actualmente se está preparando un festival, el primero y me parece algo muy novedoso, bien pensado', afirma.

Por otra parte, Rico nota el nivel de las bailarinas panameñas, desde pequeñas. ‘Los niños en Panamá bailan. Hay niñas con récord de medallas y uno se sienta gustosamente a ver niñas que desde edades tempranas cómo están bailando de bonito y con qué amor lo están haciendo', asegura.

Concursos tanto nacionales como internacionales han sido un motor importante para elevar el nivel de la danza. ‘Los niños se preparan para concursar, eso genera una familiaridad con niños de otros lugares, con otros estilos preparados por otros profesores y ellos ven un horizonte más amplio. Es una competencia sana porque se alegran de las medallas de los demás, en resumen, se desarrolla no solo a la bailarina sino al ser humano'.

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‘Uno se sienta gustosamente a ver niñas que desde edades tempranas cómo están bailando de bonito'

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