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- 16/10/2017 02:00
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Con sus viejas cruces de madera adornadas con flores de papel, el cementerio de Guadalupe se erige como un guardián de la historia de los primeros indígenas mexicanos yaquis que se asentaron en Arizona hace más de un siglo.
Todavía hoy se realizan enterramientos en este pequeño camposanto enclavado en el corazón de un barrio de la ciudad de Tempe, en el condado Maricopa, pero solo de quienes en vida pertenecieron a esa etnia o estuvieron relacionadas con el poblado de Guadalupe.
Con el apoyo de la Iglesia católica, los yaquis provenientes de Sonora (México) recibieron una demarcación en Arizona en 1910, el año en que se inició la Revolución mexicana. Sin embargo, debido a una disputa territorial tuvieron que dejar el lugar y asentarse a una milla y media, donde fundaron en 1914 el poblado de Guadalupe, que hoy cuenta con unos 6,500 habitantes. Movilizaron a sus familias y pertenencias para empezar de nuevo, pero tuvieron que dejar a sus muertos en este cementerio.
‘Este cementerio es muy importante porque representa la historia de los yaquis. Guadalupe es el único pueblo de los Estados Unidos donde existe un grupo de indígenas que emigraron y se quedaron con territorio e historia', indicó Carlos Valencia, quien trabaja para el Departamento de Educación de la etnia Pascua Yaqui.
A partir de 1890 se empezaron a hacer enterramientos en el lugar donde se erige el cementerio y donde estuvo el primer asentamiento de los yaquis en Arizona.