Alfaro: ‘Lo que sucede en el arte sucede primero en la mente humana'

Actualizado
  • 27/10/2017 02:01
Creado
  • 27/10/2017 02:01
Una mirada a la obra de este artista panameño en la que no falta el absurdo, una carcajada irónica que esconde una mueca sombría y triste

A inicios del siglo XX surge el movimiento expresionista como una reacción a lo que se consideraba un exceso de banalidad en el arte.

El impresionismo había capturado como ningún otro movimiento antes, el instante efímero y escurridizo, y había presentado ante el ojo humano una realidad que podría semejarse a la recién estrenada fotografía.

Sin embargo el arte clamaba por sacar a la luz el ‘ser interior', ese que estalla y se desborda en las profundidades oscuras del alma humana y que no siempre se muestra agradable o complaciente.

Cuando los expresionistas afirmaron: ‘expresión es literalmente lo contrario de impresión' estaban haciendo referencia a que el impresionismo considera la observación del entorno para después plasmarla en el lienzo, mientras que la expresión surge de un alma que grita, y se revela a si misma en el lienzo, través de colores corrosivos y formas sinuosas, ondulantes e inestables.

Brooke Alfaro comparte con los expresionistas ciertos modos de entender el arte, dejando que sus desheredados de la fortuna interpelen al espectador, convirtiéndose en cuestionadores de ese mundo que sigilosamente los juzga.

Es a través ellos que este artista panameño logra su forma de expresión más madura y lograda, incorporando a los excluidos, los olvidados, los desamparados, estableciendo una línea de ruptura con la concepción tradicional de arte. De este modo se suma a los artistas que han apostando por visibilizar a los invisibles generando una complacencia incómoda.

‘Pinto fantasía, no conozco los límites... son ustedes los que me etiquetan. No pertenezco a ningún movimiento',

BROOKE ALFARO

ARTISTA PLÁSTICO

En su obra no falta el absurdo, las asociaciones ilógicas, la carcajada irónica que esconden una mueca sombría y triste. Y es que a Alfaro no le gusta conformarse con lo denominado ‘normal' y ha hecho de ello un elemento constante y definitorio de su obra.

Prefiere un espectador interpelado por lo que ve, una realidad sugerida, revelada a través de ese juego de ambigüedad, sin caer en ningún momento en discursos narrativos ni aleccionadores, simplemente estableciendo una relación poco convencional entre sus personajes y lo que se espera y a la vez los separa de ellos. Su pintura plantea que las expectativas guardan más relación con la mirada del espectador que con la obra misma.

‘No son los personajes, es usted', dice. Dejando constancia de la disociación entre la obra y las múltiples visiones que se tienen de ella y que dependen de la mirada del que juzga. Sin embargo, encontramos en su obra elementos de acentuado corte expresionista como:

1. Su lenguaje interpreta e intensifica la realidad pero manteniendo un estrecho vínculo con ella.

2. Utiliza la deformación y la estilización convirtiendo los personajes en figuras casi caricaturescas.

3. Empleo agresivo y casi corrosivo del color.

4. Uso de un lenguaje desgarrado recurriendo a la violencia y a la crueldad.

5. Reconstruye la realidad desde un punto de vista personal poco discursivo.

Como el mismo artista señala: ‘No pinto tratando de mandar un mensaje ni quedándome en los limites de cualquier corriente o movimiento, pinto lo que me sale... para mi los cuadros no tienen significado, el cuadro me lleva... empiezo con una imagen. La mayoría de las veces la imagen primigenia empiezo con una cara, pero no sé que cara me va a salir... voy corrigiendo en el camino y este proceso me va dando la dirección del cuadro'.

Alfaro no planifica sus cuadros, ellos van dirigiendo al artista a medida que avanza, asombrando a su propio creador.

‘Los trabajos me van llevando, muy pocas veces tengo una idea previa. La obra tiene que ver con la composición con el balance, con la riqueza del color. Es difícil determinar cuando un cuadro ya está listo'.

Sin embargo podemos encontrar en su obra símbolos universales que afloran desde el inconsciente, ya que son elementos propios de la cultura en la que se desenvuelve el artista y que a veces salen en forma de temores, deseos, sueños, expresados desde el alma de sus inolvidables personajes.

Hasta el 2005 se inclina por personajes panameños, mayoritariamente vinculados al campesino interiorano, seres de clase humilde, que han sufrido en carne propia la rudeza del trabajo y muestran su sonrisa ante las dificultades de la vida.

‘Yo me siento más cómodo con personas que no conforman, con los menos privilegiados. Es más fácil interactuar con la gente sencilla'.

‘Por alguna razón me empezó a gustar el verde', dice y aclara que no hay simbolismo en el empleo del color en sus obra, el cuadro lo lleva, los títulos van surgiendo, no hay un proceso racional previo... tampoco en los colores... van saliendo, emergen a medida que las necesidades de la obra los piden. Le gusta el factor choque, agredir al espectador y agredirse, sentirse al borde de lo que casi no es aceptable ni siquiera para él mismo.

Tenemos por tanto una obra franca, sincera, que revela un mundo real y fantasioso al mismo tiempo. Estos seres son bellos por genuinos, por su autenticidad que cuestiona y reconforta al mismo tiempo.

Su belleza emerge del alma que es capaz de sobreponerse a su forma externa. La belleza esta en la composición, en el color, en la misma persona que bonita o no irradia su propia energía, eso que trasmiten, es esa clase de belleza que es difícil de explicar, porque no está necesariamente amarrada a la complacencia estética.

O como el sabiamente señala: ‘Pinto fantasía, no conozco los límites... son ustedes los que me etiquetan. No pertenezco a ningún movimiento. Todo lo que pueda expresarse es válido'.

Brooke Alfaro llena sus lienzos de elementos que producen efectos subjetivos en el espectador, exigiendo que éste se identifique con lo representado. Utiliza una poética paradójica: las cosas se expresan con más fuerza mediante su ausencia. Por eso prefiere enseñarnos los resultados para que sea el propio público quien componga el drama.

María Carballeda es profesora de Historia del Arte de la Facultad de Bellas Artes, de la Universidad de Panamá.

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