El nuevo parque de Santa Ana

Actualizado
  • 09/02/2018 01:01
Creado
  • 09/02/2018 01:01
Este tradicional punto de reunión ha tenido varios cambios a través de los últimos años, pero sus fieles visitantes continúan imprimiéndole identidad a este concurrido lugar

Con una existencia de más de 102 años en la ciudad capital, el parque de Santa Ana es sinónimo de historia. Todo aquel que pase a diario por la Avenida Central no puede evitar preguntarse: ‘¿Y cómo estará el ‘parque de los viejitos'?', como muchos lo identifican. Las historias del parque y las anécdotas de sus visitantes son variadas y famosas.

Según la tradición y las versiones populares de la población, el nombre del corregimiento se debe a Nuestra Señora Santa Ana, madre de la Virgen María. Pero otra teoría afirma que fue nombrado en honor a un marqués que se llamaba Santana, que ayudó a los pobladores del sector.

El parque de Santa Ana es reconocido como el lugar de las memorias, debido a que es frecuentado por personas de la tercera edad. Es un sitio donde se recuerdan momentos importantes de la ciudad capital.

La plaza permaneció por mucho tiempo abandonada, con su estructura carente del mantenimiento adecuado. Se convirtió, además, en el hogar de muchos indigentes y alcohólicos que le confirieron esa imagen olvidada que se fue acentuando a través de los años.

Las recientes remodelaciones incluyen nuevos mobiliarios urbanos, piso de granito reforzado y un sistema de iluminación led de bajo consumo.

Desde su nueva inauguración el año pasado, se ha mantenido un control de la limpieza del lugar y se ha reforzado la seguridad, lo que ha contribuido a mantener un ambiente tranquilo

LOS PARROQUIANOS

Luis Núñez lleva cuatro años como el párroco de la iglesia de Santa Ana, cuyos orígenes se remontan a los tiempos de Panamá La Vieja. Las primeras referencias las encontramos en documentos que se remontan a 1675.

El 12 de octubre de 1757 se colocó la primera piedra para su construcción, que tomó siete años. El 20 de enero de 1764 se bendice y consagra el templo parroquial.

‘La gente viene a ver el panorama y a reflexionar, los viejos hablan de la política y de su pasado. Recuerdan la invasión, cuando los soldados sacaron a la gente del parque',

AGUSTÍN

LUSTRADOR DE CALZADOS

A lo largo de sus 254 años de historia, ha sufrido terremotos e incendios, siendo reconstruido en múltiples oportunidades. Es conocida como ‘la catedral del pueblo', ya que en tiempos históricos este lugar era refugio para esclavos y personas pobres que se concentraban en esta plaza. ‘Las nuevas infraestructuras, que no solo incluyen el parque sino toda el área de la 5 de Mayo, atraen a las familias para que visiten el lugar; también se debe a que hay más seguridad, lo que permite que las personas se queden hasta altas horas de la noche caminando por las calles de nuestro corregimiento. Lo único que hace falta es tomar acciones para la iglesia', añade el sacerdote.

Los lustradores buscan clientes en las inmediaciones del parque. Algunos de los residentes opinan que ‘estas personas deben ser proclamadas ‘patrimonio de la humanidad”. Han tenido como clientes a grandes políticos del país.

La profesión peligra por las remodelaciones que tienen lugar en la zona. Hoy en día solo quedan dos.

Con 72 años de edad, el señor Agustín comenta que su carrera como limpiabotas comenzó en 1961. Toda su vida se ha dedicado a ejercer esta profesión, que le genera los ingresos para cubrir sus necesidades básicas y para llevar cada día la comida a la mesa.

Recuerda que desde joven frecuentaba el parque de Santa Ana, porque era un lugar muy concurrido. ‘La gente viene a ver el panorama y a reflexionar, los viejos hablan de la política y de su pasado'. Comparte una anécdota: la tragedia de 1989, cuando el Batallón de la Dignidad del exgeneral Manuel Antonio Noriega llegó a meterse en todos los almacenes de la conocida Central. Entre gritos, los soldados les decían a las personas del parque que se largaran del lugar.

Era el sitio por excelencia para concentraciones políticas y mítines. Los domingos sonaba la música de la Banda Republicana, que también tocaba el himno cada mañana al izarse la bandera. ‘Son tradiciones que han quedado en el olvido con el pasar de los años, como consecuencia las personas olvidan la importancia de estos hechos históricos. A pesar de esto les gustaría que esos eventos volvieran', comenta el señor Agustín.

Hablar de este lugar es aprender cosas nuevas a través de su gente. Es la razón por la que la popularidad de este sitio, ubicado en unos de los lugares mas estratégicos de la ciudad, trasciende. No perderá su vigencia mientras se valorice a aquellas personas que hacen posible que la historia nunca muera, manteniéndola viva a través de sus anécdotas y el sentimiento de cariño que sienten por el lugar.

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