El bautizo de los diablos

Actualizado
  • 18/02/2018 01:00
Creado
  • 18/02/2018 01:00
La eterna lucha del bien contra el mal encuentra un escenario en los pueblos donde continua presente la cultura congo, en un ritual que coincide con el final de los carnavales y en el que el arcángel Gabriel y los congos someten al diablo

La vida del negro esclavo fue muy dura. Sometidos a interminables jornadas de trabajo, muchos perecían. De eso se percató el colonizador, que decidió ofrecerle un tiempo de asueto (Tempe de Soto) en el cual los esclavos disfrutaban de una semi libertad allí tomaban fuerzas para luego volver a su realidad de esclavo. El Tempe de Soto tenía su inicio el 20 de enero, día de San Sebastián. ‘De allí, hasta el miércoles de ceniza es tiempo de las representaciones paródicas, alegóricas y rituales del pueblo congo', dice la historiadora Miroslava Herrera.

Estas actividades que recuerdan los días de fiesta de los esclavos, continuan en vigencia hasta el día de hoy, en algunos lugares con más éxito que otras. El llamado bautizo de los diablos es un ritual del pueblo congo en el que se representa el final del Tempe de Soto el miércoles de ceniza, día en que el amo regresaba a buscar a sus esclavos para devolverlos al trabajo.

‘El l diablo es la representación del amo, el que llega y acaba con la fiesta', explica Herrera.

Los congos hacen la fiesta en el palenque, una enramada, con pencas o lo que encuentren, que es donde hacen la fiesta todas las noches.

Cuando los diablos llegan el miércoles de ceniza, destruyen el palenque, es la forma en que el amo dice ‘se acabó la fiesta., vamos a trabajar', detalla.

Sin embargo, la representación no termina allí. ‘Se hace una alegoría en la que el bien, personificado por el arcángel Gabriel y los congos, que representan a los esclavos, terminan sometiendo al diablo

Someten al diablo y lo bautizan, entonces ese es el fin de la fiesta.

‘Hasta cierto punto, la iglesia es una aliada de los congos, sobre todo, en la figura de los dominicos, pues otras órdenes centraban más su atención hacia los indígenas' recuerda la historiadora. ‘El amo interrumpe la fiesta pero el diablo se somete a lo bueno, que es la libertad del hombre, la libertad del congo, que es esclavo', agrega.

De allí la tonada ‘Diablo tú no puedes conmigo', que se escucha en muchas celebraciones.

EL BAUTIZO EN NOMBRE DE DIOS

Miércoles de ceniza de 2018, mientras una gran cantidad de panameños regresan a sus hogares después del entierro de la sardina, pueblos como Nombre de Dios, María Chiquita, Portobelo se preparan para el bautizo de los diablos.

Niños observan con admiración a esos vecinos que se visten con llamativos atuendos color rojo y negro y se convierten en temidos personajes. Hay que estar preparados porque aunque se trata de una representación, los latigazos que dan los diablos son reales y quien entra en el juego ha de atenerse a las consecuencias.

‘Esto es mucho más serio de lo que parece, quienes lo miran desde fuera piensan que es un relajo, pero no lo es', dice un participante. Los latigazos se conocen hoy como ‘wipitazos', y son capaces de borrarle la sonrisa a cualquiera, hombre o mujer.

‘Más que folclor, son rituales de recordación, rituales espirituales. Todas estas escenas se vivieron en tiempos de la esclavitud y recuerdan cómo los esclavos interpretaban esa maldad, es tragedia en la que ellos vivían todo el tiempo', asegura Herrera.

Sin embargo, la lucha de los congos también es contra la modernidad. Mientras congos y diablos recorren el pueblo los más jóvenes posan sus ojos ante una pantalla que transmite el partido del real Madrid y los viejos protestan.

A pesar de ello, Nombre de Dios es tal vez el lugar donde más detalles se guarden de este ritual que se repite todos los años.

‘Muy temprano en la mañana la gente sale en una especie de procesión y rodean el Cerro Brujo, territorio de cimarrones, para luego desembocar en la plaza y al final de la jornada, someter a los diablos. El arcangel Gabriel aparece y bautiza a los diablos, al final, el bien truinfa sobre el mal.

‘Cuando los diablos llegan el miércoles de ceniza, destruyen el palenque, es la forma en que el amo dice ‘se acabó la fiesta, vamos a trabajar'.

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