La interrogante que nunca cesa

Actualizado
  • 14/12/2018 01:03
Creado
  • 14/12/2018 01:03
Ni la muerte pudo poner fin a su denuncia y desafío frente los exabruptos de la realeza saudí. Un sacrificio que le valió el reconocimiento póstumo de ‘Time'

A veces es acompañado por colegas durante una cobertura. O por un fotógrafo o cámara. En ocasiones hace alianzas dudosas con hackers. Su guía puede ser un soplón, ‘fixer' o alguien que conoce la bestia desde adentro. Pero, con frecuencia, el periodista está solo. Solo con su pregunta incesante.

FICHA BIOGRÁFICA

Dirigió la cadena de noticias ‘Al Arab' y el medio progresista ‘Al Watan' en Arabia Saudita, desde donde cubrió acontecimientos como el auge de Osama Bin Laden.

Nombre completo: Jamal Khashoggi

Nacimiento: 13 de octubre de 1958, Medina, Arabia Saudita.

Ocupación: Periodista, autor

Creencias religiosas: Sunismo

Pareja: Hatice Cengiz

Resumen de su carrera: En septiembre de 2017, decidió exiliarse a Estados Unidos, donde escribiría una columna semanal en el diario The Washington Post , desde la que se mostraba crítico con la política del rey Salman y el príncipe heredero, Mohammed bin Salman. La última, publicada 16 días después de su desaparición, abogaba precisamente por una mayor libertad de expresión en el mundo árabe.

Nunca un periodista estuvo tan solo como Jamal Khashoggi al momento de entrar en el consulado saudí en Estambul, Turquía. Había pasado más de un año viviendo en Estados Unidos, después de huir de Arabia Saudita. En sus columnas en The Washington Post había criticado las políticas del rey Salman y del príncipe heredero, Mohammed bin Salman.

A pesar de su desconfianza en el régimen saudí, el exredactor en jefe de Al-Arab News Channel tomó la decisión de entrar en territorio hostil. Lo hizo por amor. Para casarse con su prometida Hatice Cengiz. Pero primero tenía que divorciarse de su primera esposa. Para conseguir los papeles necesarios para completar el trámite, había programado una primera cita, que tuvo lugar el 28 de septiembre.

Antes de entrar al consulado, el periodista había tomado sus previsiones, solicitándole a su prometida que avisara a un consejero del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en caso de no recibir noticias suyas.

En el consulado, Cengiz esperó durante 11 horas. Pero el periodista, quien en su última columna en The Washington Post solicitaba la libertad de expresión para el mundo árabe, nunca saldría. El arribo de hasta 15 agentes saudíes en las próximas horas despertaría la suspicacia de los turcos.

Arabia Saudita y Turquía reaccionaron de forma diferente. Mientras que el Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan acusó a Riad desde un principio de estar detrás de la desaparición del autor, las autoridades saudíes aseguraron que Khashoggi había salido por su propio pie del edificio.

El silencio de Riad se extendió durante trece días. Es más, durante la visita oficial del secretario de Estado Mike Pompeo a Arabia Saudita, el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, solicitó una ‘investigación transparente'.

OPERACIÓN ‘NEGRA'

No fue hasta el 18 de octubre que la muerte fue registrada por la televisión estatal saudí. La versión que se manejaba dentro es que Khashoggi había fallecido en las instalaciones del consulado a causa de una pelea. O por lo menos así fue hasta que la historia cambió, y las autoridades saudíes comenzaron a señalar al número dos del Gobierno, quien había sido sustituido. Se trataba de un general que había ordenado capturar al periodista para devolverlo al país, una operación que, en teoría, se habría llevado a cabo sin la autorización del príncipe.

Según esta nueva versión, Khashoggi murió tras un forcejeo con los diplomáticos, quienes envolvieron su cuerpo en una alfombra y se deshicieron de él.

Las macabras revelaciones de la diplomacia saudí suscitaron todo tipo de críticas alrededor del mundo, incluso la de un presidente que ha convertido a la prensa de su país en blanco constante de sus dardos, como es el caso de Donald Trump. Con indolencia rayana en el gansterismo, el mandatario estadounidense criticó a los asesinos de Khashoggi por lo que calificó como una operación ‘pobremente' ejecutada.

El régimen se ciñó a la teoría de ‘un error' en un esfuerzo por separar a la figura del príncipe del hecho de sangre. Sin embargo, de acuerdo con información de Reuters , la operación fue dirigida por Saud al-Qahtani, uno de los consejeros de Mohammed bin Salman.

En un video difundido por la cadena de noticias CNN , Khashoggi se queja por falta de aire. Después se escucha el sonido de una ‘sierra', precedido de gritos y jadeos. Al parecer las últimas palabras del periodista fueron: ‘No puedo respirar, no puedo respirar, no puedo respirar'.

Un final trágico para quien ejerció un periodismo crítico y beligerante hasta sus últimas consecuencias, hasta teñir la tinta con su sangre. Un periodista que con su muerte confirmó la máxima expresada por el cronista estadounidense Jon Lee Anderson meses atrás, durante una visita a Panamá: ‘el periodismo es un llamado'. Seguirlo le valió a Khashoggi el reconocimiento póstumo de Time , en una época en la que los periodistas se enfrentan a varios grados de censura, a sofisticada formas de seguimiento y a ataques que van desde lo velado hasta los extremos más brutales.

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