Motta: ‘Un país no puede soñar en un futuro si no tiene ciudadanos educados'

Actualizado
  • 08/07/2019 02:00
Creado
  • 08/07/2019 02:00
El secretario Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación expresó que de no crearse las políticas de Estado necesarias, la simple acción de pensar en un futuro sería incierta y muy lejana para Panamá

Para el Dr. Jorge Motta es importante que el país refuerce de manera más contundente la construcción de colegios, universidades y centros de investigación de primera calidad, ya que es esta ‘la única forma de obtener capital humano más capacitado en diferentes áreas'.

El Secretario Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación también habló sobre su extensa carrera profesional, su familia y sus sueños.

A pesar de su amplia formación científica, Motta se considera un hombre sediento de nuevos conocimientos y con intereses permanentes en la investigación.

¿Cuáles son sus expectativas de apoyo con la nueva administración?

El presidente de la República ha hablado en diferentes ocasiones sobre la importancia de la ciencia y del apoyo que quiere dar a la educación. Sin embargo, sabemos que la idea puede cambiar al momento que deba decidir entre las principales necesidades del país y las inversiones hacia nuestro sector. De esta manera sabremos qué tanto interés existe por el tema.

¿Es la ciencia un movimiento en desarrollo?

¡Claro que sí! En este siglo estamos comenzando a desarrollar las capacidades científicas. En las facultades hay un incremento de personas estudiando ciencia. Lo que nos hace falta es pensar de qué manera aprovechar ese capital humano que se está formando.

Con estos pequeños avances debemos crear políticas claras de Estado y mejorar el sistema de educación, que es un gran detonante de toda base de desarrollo. Un país no puede soñar en un futuro si no tiene ciudadanos educados.

¿Cómo describe los esfuerzos por crear una cultura científica?

Los científicos ya están convencidos del valor de la ciencia, de eso no hay duda. Siento que se debe hacer más esfuerzo en la asistencia y cooperación que puedan realizar tanto el gobierno como la empresa privada.

¿Cómo es ese Panamá que siempre ha soñado y le gustaría tener?

‘No ser político, miembro de un partido y no relacionarme a negocios que la gente pudiera criticar ha sido una gran ventaja a mi favor',

JORGE A. MOTTA

SECRETARIO DE LA SENACYT

En mi cabeza siempre nace la idea de ver escuelas secundarias modernas y con un sistema actualizado. Que en El Valle de Antón existan infoplazas con toda la tecnología de punta, para que los jóvenes del área puedan tener acceso a esa información, como yo la tuve desde pequeño con mis clases de laboratorio. Siempre sueño con un Panamá de primer mundo, a pesar de las realidades.

Dentro de su extensa carrera científica, ¿existe algo de lo que se arrepiente?

Puedo decir que he sido afortunado. Como médico conocí y aprendí ese mundo amplio de la ciencia. Mi mayor satisfacción fue poder interactuar con mis pacientes. Ya en la rama administrativa me sentí complacido de poder asumir cargos relacionados a la especialidad, como la labor que emprendí dentro del Instituto Gorgas y luego asumir un paraguas más grande como secretario en la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt). La gran retribución en ambos puestos fue obtener un mayor conocimiento de diferentes aristas científicas.

Mi carrera ha tocado muchos puntos, desde mis inicios en el internado en Chepo hasta estar dentro de las oficinas de la Senacyt. Este recorrido simplemente ha sido un mar de evoluciones.

¿Qué tanto le costó esa evolución profesional que menciona?

Solo me queda decir que uno nunca se inclina por donde el destino te lleva, esta es una lección que me gustaría dar a todos esos profesionales que están iniciando. Yo comencé con una licenciatura en Biología, pero con los años supe que en la medicina estaba mi gran pasión.

Cada acción que tomemos es una combinación de actitud y del sentimiento de cómo quieres al final realizar el trabajo que tanto amas.

Al ser una figura reconocida en el país, ¿ha pensado en algún momento cómo las personas lo califican?

Por la trayectoria de ser un médico que cuidaba personas obtuve buenas opiniones.

No ser político, miembro de un partido y no relacionarme a negocios que la gente pudiera criticar, ha sido una gran ventaja a mi favor.

Cuando uno asume cargos importantes siempre se enfrenta a situaciones muy difíciles. A pesar de todo, creo que mi trabajo ha sido bien visto. Lastimosamente, cada vez que la Senacyt ha tratado de ganar espacio con políticos, es la ciencia la que sufre.

¿Cuál ha sido esa lección de vida que siempre toma en cuenta?

Mis guías siempre han sido dos. Uno, el valor de la palabra: soy de esas personas que no se conforman con lo dicho, sino con las demostraciones.

Lo segundo es la autocrítica, en ella he podido visualizar cómo soy y cómo puedo mejorar. Debemos entender que no somos perfectos, todos los días se aprende algo nuevo, siempre me gusta decir esto. Uno viene al mundo a aprender a aprender, porque el conocimiento siempre sigue creciendo.

Debemos tener en cuenta que no es solo saber manejar determinado tema, sino como te defiendes en ellos.

¿A qué edad descubrió que la ciencia era su gran pasión?

Todo inició con mis primeras experiencias dentro de los laboratorios en secundaria, nunca olvidaré el momento en que disequé una rana, esas pequeñas anécdotas marcaron el rumbo del destino que quería para mí. Desde ahí me propuse estudiar carreras alusivas a la ciencia.

En el caminar por las distintas instituciones educativas mi manera de pensar cambió. Supe entonces que lo más importante no era ser un robot de información teórica, sino ser más de análisis y creador de mis propios pensamientos.

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