La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 21/09/2019 07:00

En otro tiempo
hubiera jugado limpio y les hubiera guiñado el ojo
a todos los chicos de manos sudorosas
y pequeñas erecciones bajo los pantalones.
En otro tiempo
hubiera estado inquieta en mi asiento
mordiéndome las uñas hasta hacerme sangrar
sin saber qué hacer con mis pies.
Cuando el sol estaba en lo alto, teñido de juventud
yo elegía encerrarme
cosiendo píldoras dentro de mis zapatos.
Algunos días pensé en morir
imaginando mi féretro
adornado con suaves almohadas blancas,
porque un muerto es pesado
y sus huesos están doloridos de vivir.
La vida es un peregrinaje. Todos buscamos nuestro norte
ya sea en burros o en caballos agotados,
porque sólo hay un camino a ningún lugar.
Algunos de nosotros simplemente no buscamos nada.
A algunos de nosotros nos comen las moscas,
nos dejamos a la vera del camino
hinchados y gordos y chorreando grasa de las bocas
esperando a los gusanos.
En otro tiempo estaba llena de brea.
Las moscas festinaban en mis ojos.
Cargaba una navaja automática en mi bolso.
Traté de cortarme en pequeños pedazos.
Como lo médicos medievales con sanguijuelas
traté de chupar la sangre envenenada,
o como las otras mujeres tristes, como yo,
que beben Clorox solo para tratar de estar limpias.
O como mi abuelo que había visto demasiada muerte
y bebió demasiado alcohol para tratar de olvidar
que él vino al mundo igual o peor que cómo se fue de él,
pero creo que es lo que te toca.
Ahora no es como en otros tiempos,
ahora pienso en vivir
en las aguas calmadas,
pienso en el perdón.
Pienso en los sueños y en la magia
de los océanos y el sonido de los loros,
de los ríos y en los árboles de mango.
Por ahora, sigo buscando mi norte.
