Nellys Herrera: 'El machismo está arraigado en lo más profundo de la cultura panameña'

Actualizado
  • 31/01/2020 04:00
Creado
  • 31/01/2020 04:00
La experta en Derechos Humanos aspira hoy al cargo de Directora del Instituto Nacional de la Mujer, una posición para la cual presentó formalmente su postulación el pasado 20 de enero

Nellys Herrera habla convencida de que el Ministerio de la Mujer debe crearse con el objetivo de orientar todas las políticas públicas para beneficiar al género. Administradora de empresas con una especialización en Derechos Humanos, ha dedicado su vida al voluntariado desde la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales, un movimiento que gestó hace 20 años y explora la necesidad de establecer en Panamá, un escenario con igualdad de oportunidades. “Mucho se habla del femicidio porque es una de las formas más horrorosas de la violencia, pero el país tiene un compromiso grande con las mujeres, por temas que no han sido atendidos”, confiesa. Hoy, la mujer que fue asesora de Derechos Humanos en la Asamblea Nacional de Diputados aspira al cargo de Directora del Instituto Nacional de la Mujer, una posición para la cual presentó formalmente su postulación el pasado 20 de enero y para la que se establece que el nombramiento será realizado por el Órgano Ejecutivo, de una terna propuesta por el Consejo Nacional de la Mujer, y ratificada por la Asamblea Nacional. Aquí, una plática franca con nuestro medio en la que se muestra decidida a “romper el paradigma de que los temas de género tienen que ver solo con violencia doméstica”.

Más de 20 años de carrera en materia de derechos humanos. ¿Cuáles son, hoy día, las áreas críticas?

La falta de políticas públicas dirigidas a las zonas de pobreza extrema. Se han logrado avances, pero con las uñas, porque la sociedad civil ha presionado. Por primera vez un Presidente de la República habla de políticas en materia de género; cuando un mandatario hace esto quiere decir que se está comprometiendo a desarrollar políticas públicas que impacten a las mujeres. Durante mi caminar, he visto tanta injusticia social con las mujeres de las áreas rurales porque su realidad es muy distinta a la nuestra. Desde la niñez son excluidas por sus propias familias porque el machismo impera, y cuando nacen, no le dan el derecho a la herencia, por lo general se la dan al hombre; cuando un padre tiene que elegir si envía a la escuela al niño o a la niña, termina escogiéndolo a él porque a la niña la necesitan para que cubra obligaciones del hogar; de esta manera permanecen con menos posibilidades de estudio. Hay una hegemonía del poder del hombre sobre la mujer; ésta crece dentro de un ciclo de violencia psicológica, marginada y excluida desde su propia familia. Hemos naturalizado tanto el machismo que no vemos que hemos crecido, afectando a las niñas y a las mujeres como algo normal en nuestra cultura, allí radica la mayor parte del problema.

¿Algún apoyo al movimiento que lidera de parte de los diferentes gobiernos?

Para hacer lo que hemos logrado no hemos tenido apoyo gubernamental. En julio de 2019 propuse un anteproyecto de ley que buscaba el empoderamiento económico de las mujeres. El documento aún descansa en Participación Ciudadana hasta que lo podamos discutir. Algunos opinan que ya existen estrategias encaminadas a este mismo fin, pero es falso; el Banco de Desarrollo Agropecuario tiene un proyecto que da créditos a las mujeres de este sector, pero para tener acceso a este producto debes contar con algún respaldo, como bienes o garantías, y además, debes estar sujeta a crédito. ¿Crees que las mujeres que viven en las áreas de difícil acceso, que no tienen tierras, casa ni nada que las respalde, ni una cuenta bancaria, pueden aplicar? Seguimos en una exclusión social desde los gobiernos; las políticas no están dirigidas a beneficiar a las mujeres y ese es uno de los tantos temas que debemos atender. También acabo de proponer un anteproyecto de ley contra la violencia obstétrica; en este momento estamos conversando con el presidente de la Asamblea Nacional para que nos ayude a tomar el proyecto y presentarlo.

¿Cómo despierta en Nelly este deseo de vincularse con la defensa de los derechos de las mujeres?

A mis 15 años, Virginia Jaime, una gran amiga y dirigente de los movimientos feministas en Colón, me invita a la Federación Nacional de Mujeres Demócratas, algo que me llamaba mucho la atención, y me fui involucrando; ahí comenzó todo un caminar. Eso marcó mi vida y me hizo entender que tenía una responsabilidad; las escuchaba hablar de Marta Matamoros y de su lucha; de Clara González, que fundó el primer partido feminista; y de Gumercinda Páez, que fue dirigente social; eso me hizo entender la necesidad de defender los derechos de mujeres y niñas.

Aunque la violación de los derechos de la mujer parece ser un secreto a voces, ¿por qué considera que los políticos no abordan el problema?

Por la falta de voluntad. Actualmente vemos intención en algunos ministerios, pero no en todos; no hay una transversalización del enfoque de género. Necesitamos un ministerio que oriente las políticas públicas hacia la equidad de hombres y mujeres, que garantice un presupuesto dentro de todo el engranaje que beneficie a las mujeres de manera equitativa. El único problema que afrontamos no es la violencia, tenemos muchos temas más que atacar y debemos actuar como lo hicieron Marta Matamoros y Clara González.

¿Cuál es el mayor estigma que acompaña a la figura de la mujer panameña?

Tal vez que se crea que las mujeres peleamos para que nos den algo gratis. Debemos romper con esto. El machismo está arraigado en lo más profundo de la cultura panameña, y aunque esto no se cambiará ni hoy ni mañana, podemos promover la participación equitativa de las mujeres, revisar los temas salariales, legislar sobre el acoso sexual y laboral, el acoso callejero. Rompamos el paradigma de que los temas de género tienen que ver solo con violencia doméstica.

Usted fue Directora de Prevención Integral en el Ministerio de Educación, hace unos años, ¿qué papel desempeña la formación en esta materia?

Debemos hacer una transformación y educar a nuestros niños en habilidades para la vida ¿Estamos educando desde nuestras aulas para la paz? ¿Educamos a los niños para que en el futuro compartan las responsabilidades del hogar? La niña crece creyendo que ella es la cuidadora de bebés, pero quién le dice al niño que él también tiene una responsabilidad en el hogar. Si tenemos un ministerio, podremos hacer esas transformaciones y lograr los cambios conductuales. El 31 de enero (hoy) tendremos con la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional y la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales el primer Encuentro de Educación en las Áreas de Difícil Acceso. La mirada de quienes dirigen la educación jamás ha estado volteada hacia las poblaciones vulnerables.

¿Qué aspira reformar en el Inamu?

Esta institución debe velar por la promoción de la igualdad de oportunidades y la equidad. Tiene sus limitaciones, aunque han hecho un trabajo con esfuerzo. La última administración tuvo grandes logros, porque con pocos recursos hizo alianzas que le permitieron ganar presencia en el territorio nacional. Sin embargo, ya no podemos seguir trabajando a través de un instituto; necesitamos una voz en el Consejo de Gabinete; cuando eres una entidad semiautónoma, dependes del presupuesto de un ministerio. El Ministerio de la Mujer debe crearse con el objetivo de orientar todas las políticas públicas que impacten a las mujeres. Las expectativas que hay con respecto al ministerio son grandes; lo primero que le toca al Inamu es articular el proceso que conlleva a la creación de una ley para la posterior creación del ministerio. El rol de quien llegue a dirigir la entidad es de gran importancia porque, a través de su experiencia, deberá diseñar el camino. Mi visión es que sea una institución de puertas abiertas y con la capacidad de tender puentes amigables con todas las organizaciones civiles y del gobierno.

¿Cómo es el Panamá que sueña?

Un país donde no haya niños que vayan a la escuela pensando que tomarán una crema y que, por el contrario, entiendan que tienen la oportunidad de aprender a leer y escribir. Un Panamá donde los niños que viven en las montañas tengan las mismas opciones que mis hijos. Donde las mujeres que siembran la huerta sean consideradas como aportadoras a nuestro producto interno bruto. Sueño con un Panamá con igualdad de oportunidades en la realidad y no en la teoría.

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