• 08/03/2020 06:00

Mujer

Te quiero luchando con la libertad de luchar sola, para que tus logros sean tuyos, y por ende puedas mostrarlos con orgullo

Libre te quiero, ni de ti ni de nadie, como dice el cantor. Muerta te prefiero antes que esclava de ti, de ellas, o de una idea.

Libre te quiero, para mostrarte o esconderte, para luchar o rendirte. Quiero tu libertad, como deseo la mía. Libertad por encima de la vida, por encima de las ideas. La libertad y el albedrío, libre albedrío. Te quiero viva, pero si estás cansada, te quiero muerta con dignidad. Te quiero luchando con la libertad de luchar sola, para que tus logros sean tuyos, y por ende puedas mostrarlos con orgullo.

Te quiero puta. Libre y puta. Quiero que puedas entregarte a quien desees, si lo deseas y que cobres por lo que eres y por lo que sabes, si así lo quieres.

Te quiero santa. Modesta y tímida. Quiero que seas libre de entregarte a un dios y que seas feliz orando y bordando. O cuidando y cantando. Quiero que puedas cubrirte si lo deseas, también mi abuela lo hacía, pero lucharé contra aquellos que te apedreen si no deseas cubrirte.

Libre te quiero mujer, como a mí me enseñaron a ser. Libre de pensamiento, palabra, obra y omisión. Libre de pecado y libre de culpa. Libre de ser indefensa.

Te quiero libre y te quiero entera. Libre en raciocinio. Entera para asumir las consecuencias de tus acciones. Entera para entender que la libertad conlleva responsabilidad. Que, si tú eres libre, los demás deben serlo también y que tu libertad no puede ni debe coartar la libertad de los demás. Te quiero libre para asumir tus fallos, para defenderte, para cumplir condena.

Te quiero Boudicca, Hildegarda y Ada. Te quiero Camille. Te quiero santa Teresa. Te quiero Hipatia. No quiero que pidas permiso, pero tampoco acepto que exijas que te pidan perdón. Gimotear es de débiles. Te quiero libre, mujer, y te quiero con la cabeza alta, porque nadie te quita aquello que no deseas entregar.

Libre te quiero por encima de bailes, de consignas y de manifiestos, libre como ser humano. Libre como persona. Libre tras la máscara, sin la máscara.

Te quiero ofrecida y libre, te quiero sumisa y libre. Te quiero libre para poder ver porno y disfrutarlo, te quiero libre para poder pagar por sexo, y disfrutarlo. Te quiero libre para amar.

Sobre todo, te quiero libre para amar. Porque el amor, el de verdad, no se puede fundar más que en la libertad absoluta. Te quiero libre para entregarte y dejar que te cuiden. Te quiero libre, mujer, para quedarte en casa y libre para que te mantengan. Te quiero libre para querer ser anónima o estrella. Te quiero libre para caminar por cualquier sitio, y libre para decidir no hacerlo porque no deseas arriesgar tu seguridad.

Te quiero libre para hablar o para callar. Pero sobre todo quiero que seas libre para decir tus propias palabras, y no tengas que repetir consignas desvaídas que no significan nada. Te quiero libre, mujer, para salirte del rebaño, para no seguir las modas, para ser lo que quieras, quien quieras. Y quiero que todas seamos libres para que cada una sea quien desee, y quiero la libertad para poder disentir.

La libertad de disentir, mujer, la libertad de ser heterodoxa, de no ser feministas si no lo deseamos; la libertad de poder ser amas de casa, si lo queremos; la de no tener que pintarnos los pelos del sobaco de verde. Esa libertad también la deseo para ti, mujer.

Nadie debe proteger a las mujeres, todos debemos proteger la libertad, y luchar contra aquellos, hombres, mujeres, ideas, que traten de coartarla en cualquier punto.

Columnista
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