Tus problemas son la felicidad de otros

Actualizado
  • 30/10/2021 00:00
Creado
  • 30/10/2021 00:00
A muchas personas les encantaría tener los problemas que nosotros tenemos; les encantaría el tener el trabajo que a ti te frustra, les encantaría quedarse atrapados en el tráfico que a ti no te gusta
El optimismo debe convertirse en uno de nuestros mejores amigos.

“El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos”: Platón.

A muchas personas les encantaría tener los problemas que nosotros tenemos; les encantaría tener el trabajo que a ti te frustra; les encantaría quedarse atrapados en el tráfico que a ti no te gusta; les encantaría tener la pareja que a ti te pone de nervios; les encantaría vivir en la casa o apartamento que tú piensas que te es muy pequeña.

Y puede que pienses a veces: “En cuanto salga de este trabajo, seré feliz”; pero en lugar de eso, ¿por qué no escoges ser feliz donde estás?, escoge una buena actitud sin pensar en lo que te falta.

No son ciertos momentos los que nos mantienen infelices, es cómo respondemos a ellos. No podemos cambiar el tráfico, el tiempo o cómo nos atienden en un lugar. Si nuestra felicidad depende de que todo vaya bien, y todos nos traten bien, estaremos siempre frustrados.

En mi caso, siempre me propongo mantenerme en buena sintonía, y disfrutar el día sin importar lo que pueda acontecer; tenemos que decidir antes de que ocurran esos momentos.

Y aquí quiero compartirte una historia aleccionadora que te puede ayudar en tu vida. Si sigues leyendo esta fábula encontrarás, tal vez, esa solución que buscas.

Había una vez, hace muchos años, una casa de campo en la que vivía un matrimonio anciano que tenía un nieto de 13 años que estaba pasando unos días con ellos. El abuelo decidió ir al pueblo donde vivían los padres del muchacho y devolverles el nieto. El abuelo aparejó el burro y puso al muchacho encima del animal y partieron hacia su destino. Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba: “¡Mira ese niño mal educado! ¿No le dará vergüenza? Debería dejar al abuelo ir montado sobre el burro y el muchacho debería ir andando”.

El abuelo que lo oyó bajó al muchacho y se subió él en el burro. Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba: “¡Qué desconsiderado con el muchacho”.

Entonces decidieron montarse los dos en el burro y al pasar por el siguiente pueblo, escucharon que los pobladores decían: “¡Son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva, van a partirle la columna, pobre animal!”.

Por último, decidieron bajarse y caminar junto al burro. Pero al pasar por el pueblo siguiente no podían creer lo que las voces decían sonrientes: “¡Mira a esos dos, caminan, cuando tienen un burro que podría llevarlos!”.

Debemos enfocarnos siempre en la dirección correcta para vivir una vida extraordinaria.

Si algún evento negativo sucede, no caer en la mentalidad negativa pensando algo así: “Debí saber que esto no funcionaría para mí, no encuentro un buen estacionamiento, nunca me tratan bien, siempre todo me lleva más tiempo”. No seamos víctimas, debemos ser ganadores.

No caigamos en la trampa de conformarnos con lo que la vida ponga en nuestro camino, extendamos nuestra visión superando los obstáculos.

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