Enea Lebrun y 'Jenené', capturando la vida del Chagres

Actualizado
  • 19/04/2022 00:00
Creado
  • 19/04/2022 00:00
Conversamos con la fotógrafa francesa, radicada en Panamá, sobre sus experiencias en el río Chagres y el mensaje que transmite su nueva exposición que inaugurará el 21 de abril en la Alianza Francesa

Enea Lebrun (París, 1988) no se esperaba llegar a Panamá y conectarse con un espacio de mitos, espíritus y asombro natural como el río Chagres, sin embargo, luego de una primera visita, las ganas de descubrir, conocer y enlazarse con este ambiente natural lograron que forjara la idea de exponer su historia en su arte: la fotografía. Lebrun, quien adoptó la fotografía como parte de sí desde muy joven, se encontró asentándose en el istmo luego de dos semanas, en medio de una práctica de máster de derecho de dos meses que se convirtió en una estancia de nueve años: “Me sentí conectada con el lugar de una forma especial, como en casa, y no me quise ir”, comentó a La Estrella de Panamá.

Los reiterados viajes al río Chagres le ayudaron a crear lazos estrechos con la comunidad indígena Emberá, donde conoció a la artista Andrea Lino, quien le sirvió de “musa” y contribuyente a la exposición 'Jenené', una muestra de aproximadamente 30 piezas fotográficas y de archivo que se inaugurará en la Alianza Francesa de Panamá (AF) el 21 de abril a las 6:00 p.m. En esta muestra, Lebrun y Lino se unieron para contar la historia de Jenené, un antiguo relato inherente a la cosmogonía Emberá que narra el origen de la distribución del mar, ríos y lagos que rodean el Chagres.

Según contó Lebrun a 'La Decana' –en medio del montaje de la exposición en la AF–, el mito del árbol Jenené narra la historia de una persona que “no quería compartir su fuente de agua y fue convertido en un árbol gigante, que dentro de sí guardaba toda el agua que existía”. “Los emberá guiados por su creador, Caragabi, lograron derrumbarlo y al abrirse el tronco se transformó en oceános, las ramas en ríos y las flores en lagunas”, comentó, “entonces Caragabi encargó a los emberá de compartir ese recurso, para que fuera siempre inalienable y universal, al acceso de todos”.

Para Lebrun esto hizo un “espejo” ante cómo se utiliza el agua en la actualidad. “Es una dualidad entre entender que es un recurso natural, pero también utilizamos el río y lo comercializamos a través del Canal de Panamá y otras vías de comercio internacional”. La fotógrafa indicó que dedicar un trabajo basado en este mito, fue una forma de dar voz a la comunidad Emberá y al río Chagres, luego de haber entendido la naturaleza de “coexistencia” que reina entre pueblo y río.

Lebrun comentó sobre la importancia de reconocer el agua como mucho más que un recurso.

“En general empiezo a fotografiar cuando sé de lo que estoy hablando y cuando siento intimidad o legitimidad con el sujeto”, enfatizó a este diario, “y en específico con este trabajo de Jenené, ya que estuve viviendo entre el Chagres y Panamá en los últimos cuatro años. Al principio iba al Chagres porque es mi zona de recarga, era un tiempo personal y tenía amigos allá; pero luego de un año, cuando conocí más sobre las capas de su espacio, empecé a retratarlo”.

Junto con Lino –oriunda del Chagres–, se embarcaron en el viaje de crear un proyecto fotográfico que mostrara las tradiciones de la comunidad indígena y la forma en que han vivido (y viven) con el río. “Este es un diálogo entre mis fotos, mis experiencias y su vida como indígenas junto al Chagres, por lo que no quiero apropiarme de esa historia, solo mostrarla y que otros vean lo que existe más allá de nuestros ojos”, puntualizó.

Una conexión

Desde el principio, Lebrun quiso dar un sentido de conexión a quienes vieran sus fotografías. Con Jenené, ese deseo aumenta hasta convertirse en una necesidad, puesto que el resultado de sus años de labor han traído lecciones, aprendizajes y experiencias únicas e irrepetibles. Asimismo, la fotógrafa busca alejarse de su producto, dejando únicamente su lente como intercesor en el diálogo visual.

El trabajo colectivo junto con Andrea Lino fue basado en la consciencia de la naturaleza y coexistencia con el pueblo indígena.

“Olvidémonos del lado francés y del indígena, pues simplemente somos personas que se encontraron en un momento oportuno. Mi relación no solo es con el río, sino con su gente, con quienes me abrieron las puertas y me permitieron vivir entre ellos, conocerlos y tener un sentimiento familiar. Esto es una historia sobre personas”, expresó.

En el mensaje general de la obra, Lebrun busca dar a entender que el agua es “más compleja y completa” que solo un recurso natural, es un ente que “da vida, es un alimento, un medio de transporte y un hogar”. “El agua es más que solo algo que te permite obtener comida o hacer dinero, es un instrumento de memoria colectiva, donde viajan espíritus, y se mantiene una conexión con todas las personas de un pueblo”, agregó.

Asimismo, la artista visual hizo hincapié en que no busca “unirse a la obra”, sino plantear una plataforma de impulso a su mensaje y de Lino, sobre la importancia de practicar una conciencia ambiental “clara y activa”, así como de entender la vida de la población indígena. “Quizá por ser de otro país logré conectarme de una forma especial, pero fue gracias a Andrea y Segundo [Caisamo] que pude ver el río con otra perspectiva, con su propia identidad y personalidad”, apuntó.

Entre los altibajos de llevar a cabo este proyecto, Lebrun indicó que fueron los “pequeños logros” los que impulsaron la idea de crear un fotolibro dedicado a esta narrativa desde el Jenené. Dado a esto, las 30 piezas fotográficas estarán a la venta durante la exposición –con acercamiento directamente a Lebrun– para recaudar fondos que se distribuirán en partes iguales la cooperativa de mujeres artesanas Emberá Drua y la producción editorial del fotolibro de Jenené.

Las piezas muestran vivencias, costumbres e identidad de lo que rodea al río Chagres.

En sus raíces documentales, la experta del lente apoyó su investigación sobre el mito que da base a su exposición. De esta forma logra capturar rostros, lugares, elementos naturales y del humano que pasan desapercibidos entre el fondo boscoso de la región darienita. Lebrun los rescata y da forma a través del lente, creando movimiento, sonido y conexiones emocionales con sus piezas.

Con vista panorámica

Con una visión expandida por un sinnúmero de viajes, Lebrun brinda su propio estilo a las fotografías, creando una línea narrativa que destaca la importancia de los pueblos originarios y sus lazos con la naturaleza, los ecosistemas y la tradición del legado ancestral. Aparte, se adentra a un camino creativo motivado por “un zumbido” de los artistas panameños y residentes en el istmo tras las limitaciones de la pandemia.

“Siento que hay unas ganas casi incontenibles de volver y hacer más que antes de la pandemia”, anotó Lebrun, “los artistas hablan y están preparando cosas nuevas, bonitas, que amplían la comunidad artística del país; el panorama va a mejorar, tiene que mejorar, porque los artistas se están movilizando para llevar a cabo sus proyectos sin sentarse a esperar ser llamados por museos o galerías. Es un proceso mucho más autónomo”.

La exposición cuenta con aproximadamente 30 piezas fotográficas y de archivo.

Las inspiraciones que también dieron pie a 'Jenené' fue el apoyo recibido de la Alianza Francesa para Lebrun y Lino, entre cambios de rumbo y proyección comunitaria. Lebrun explicó que en los objetivos está “impulsar el conocimiento de esta realidad” fuera de Panamá y llevar a cabo acciones directas con las comunidades.

El 5 de mayo, Lebrun y Lino llevarán a cabo el conversatorio “La mirada en Jenené”, sobre sus experiencias durante el proceso creativo, siendo moderado por Adrienne Samos, en el marco de la estancia de la exposición en el centro cultural, del 21 de abril al 13 de mayo de 2022. Así mismo, se contará con visitas guiadas por la artista (en español) y por curadores de la Alianza (en francés) para todo público.

“Hay muchas capas de lectura en estas piezas, en sus historias”, afirmó, “al Chagres lo conocen todos, es una zona muy selvática, pero conocen cada rincón y tronco, así llegas a entender que ellos son parte del río y él de ellos, son elementos definitivos de este ecosistema”.

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