Verano en Kansai

Actualizado
  • 12/06/2022 00:00
Creado
  • 12/06/2022 00:00
De esta región forman parte las prefecturas de Hyogo, Kyoto, Mie, Nara, Osaka, Shiga y Wakayama
Templo Kofuku

Si dividiésemos Japón en dos, podría decirse que nuestro recorrido ha llegado a la segunda mitad, conformada por regiones más pequeñas y cuya población es aproximadamente el 38% del país. De Kansai forman parte las prefecturas de Hyogo, Kyoto, Mie, Nara, Osaka, Shiga y Wakayama.

Patrimonio mundial

Los cinco primeros lugares han sido escogidos como patrimonio mundial por Unesco, el Koya-san –la montaña koya– se considera sagrada por su relación con el monje budista Kukai (774–835) –quien para los creyentes, sigue vivo y meditando, como nos lo confirmó Masatoshi–. La vista es hermosa y en el templo Kongobu-ji se exponen cientos de obras de arte, incluida la representación del Nirvana del Buda de mediados del período Heian (794-1185). Otro templo precioso es el Tenryu-ji, construido durante el período Muromachi (1336-1573) por el señor feudal Ashikaga Takauji, como lugar de duelo por el emperador Go-daigo. Se cree que Ashikaga deseaba calmar el espíritu del emperador, ya que se enfrentaron pocos años antes de su muerte.

El Mozu-Furuichi Kofungun agrupa cúmulos funerarios construidos por clanes influyentes, además cuenta con un museo de piezas arqueológicas del sitio y figurillas de cerámica funeraria haniwa. El emperador Nintoku reposa en el cúmulo mayor, son dos montículos con forma de cerradura cuya superficie total es de 149 mil metros cuadrados. Es una de las tres tumbas más grandes del mundo.

Festival Gion matsuri

Llegamos a la costa, Oniga-jo –castillo del ogro– formación rocosa creada por erupciones volcánicas y a la cual la erosión causada por el mar y el viento le ha dado una forma singular. Con poco más de un kilómetro de recorrido se puede disfrutar de las extrañas formaciones y la vista del mar. Pero si un kilómetro le parece poco, entonces la Kumano Kodo Iseji con 170 kilómetros le encantará, conocida como el “camino de las plegarias” era una ruta utilizada por peregrinos y monjes de diversas creencias. Disfrutemos además del Kumano Sanzan –nombre de los tres santuarios de Kumano: Kumano Hongu Taisha, Kumano Hayatama Taisha y el Kumano Nachi Taisha– que cuenta con 24 puntos de peregrinación.

Una visita al Okyunohara, el torii –puerta que los sintoístas usan como transición simbólica de lo mundano a lo sagrado– el más grande de Japón cuya altura sobrepasa los 30 metros. La leyenda dice que esa era la entrada usada por los dioses para viajar a Ashihara no nakatsukuni –países intermedios con llanuras de juncos–, como se conoce a Japón en el Kojiki.

Museos y más

Tres de los más atractivos son el Museo Internacional de Manga de Kyoto, los conocedores del idioma contarán con más de 50 mil títulos para leer, además de las exhibiciones permanentes e itinerantes. Fue el primer museo de manga –cómic japonés– del país. Continuamos con el Museo de Figuras de Kaiyodo, una de las más grandes compañías que se dedica a la creación de todo tipo de modelos a escala, y cuenta con los juguetes más nostálgicos hasta los personajes más famosos de las animaciones y, por supuesto, con la tienda del museo a la salida. Terminamos en el museo del lago Biwa –el lago más grande de Japón–, que explica la simbiosis entre humanos y lagos, además de las coloridas exhibiciones naturales. Esta muy cerca del lago, así que puede dar un paseo y disfrutar de las vistas antes o después de la visita.

Oniga-jo o castillo del ogro

Mucho recorrido abre el apetito, los dos primeros platos puede degustarlos en nuestro país, pero nada como hacerlo en el lugar de origen, el okonomiyaki conocido popularmente como “pizza japonesa”, es un platillo a base de konamon –harina de trigo o de arroz– mezclada con vegetales, carnes o camarones y cocido a la plancha; ver cómo se prepara es una obligación y delicia a la vez. Puede acompañarse con un takoyaki –buñuelo rellenos de pulpo–, aderezados con takoyaki sosu –salsa de takoyaki–; hay diversos aderezos, pero este nos parece el mejor. Para los amantes del pescado el shirasu-don, un platillo hecho a base de peces juveniles de diversas especies colocados sobre arroz blanco. La preparación varía el sabor y consistencia, cocidos son suaves y salados, mientras que crudos son dulces y compactos. Un postre para finalizar, cha no ka un langue de chat hecho a base de chocolate blanco cubierto de una masa crujiente de cha –hojas de té verde– brinda una mezcla de sabores amargo-dulce imposible de resistir.

El Teatro Nacional de Bunraku es el lugar ideal para deleitarse con las expresiones culturales, siendo el bunraku –teatro de marionetas– el más conocido. Las puestas en escena se acompañan con música de shamisen –instrumento nacional de tres cuerdas–, o puede disfrutar del buyo –danza tradicional–. Si maneja el idioma, el rakugo un monólogo cómico o sentimental es otra opción. Recientemente han iniciado clases de “comprensión del bunraku” para que el público se familiarice con los temas que tratan.

El Gion Matsuri es el festival que anuncia la llegada del verano. En sus inicios, su objetivo era calmar a los “seres” que causan enfermedades, también era el momento para enseñar los kimonos o las antigüedades familiares que se exhibían frente a las casas. Los días 17 y 24 de julio se disfruta el Yamaboko junko –procesión de carrozas– y si gusta, puede alquilar un kimono o un yukata –kimono de verano– para pasar “inadvertido” en el festival.

Torii del Okyunohara

Un final maravilloso es el Nara Koen –parque de Nara–, con una superficie de más de cinco kilómetros cuadrados en el cual se pueden visitar los templos budistas Kofuku-ji, el Todai-ji con su imponente estatua de buda Daibustu forjada en bronce de 16 metros de altura, el santuario sintoísta Kasuga Taisha construido por la familia Fujiwara en el período Nara (710-784) y el Museo de Historia Natural de Nara, el que reconocerá por los más de mil venados que campan a sus anchas en el lugar, para deleite de los turistas que los alimentan y acarician.

Agradecemos la ayuda de Masatoshi Watanabe, amigo y guía turístico en Japón, sin cuya asistencia se nos escaparían algunos detalles.

Mozu-Furuichi Kofungun

El autor es catedrático de la Universidad de Panamá y doctor en comunicación audiovisual y publicidad.

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