La anestesia corrompe

Nuestra sociedad tiene las llamadas “anestesias de la nueva era”, algunas aparecen en forma de series, películas, redes sociales, deportes, libros, canales 'streaming', internet, publicidad, drogas lícitas o ilícitas etc., otras aparecen en forma de promesas, regalos, pavos, galletas o subsidios
Como sociedad nos urge conectarnos con nuestro entorno.

Cuénteme, amigo lector, ¿cómo desahoga sus frustraciones?, ¿en privado o en público?, ¿criticando sin aportar soluciones?, ¿leyendo?, ¿viajando?, ¿usando las redes?, ¿solo?, ¿ayudando al prójimo sin recibir nada a cambio o, explotando violentamente con su entorno, familia, hijos, pareja o amigos?

Nuestra sociedad tiene las llamadas “anestesias de la nueva era”. Algunas aparecen en forma de series, películas, redes sociales, deportes, libros, canales streaming, internet, publicidad, drogas lícitas o ilícitas etc., otras, aparecen en forma de promesas, regalos, pavos, galletas o subsidios... y, con muchísima seguridad, podríamos decir que todas son mecanismos que, sin darnos cuenta, compran nuestra necesidad, se alimentan de nuestros deseos y, quienes las crean, nos las devuelven tan, pero tan endulzadas solo con dos propósitos: adormecer nuestras ansiedades e ideales aún más o, dosificarlas sagazmente para seguir en el consumo desmedido.

¡Cuidado! Porque a veces compramos cosas, gente o ideales que no nos conviene y que no necesitamos, con la plata que no tenemos, o sueños que aspiramos, para aparentar lo que no somos ante gente que no le importa.

Sin que usted se haga consciente de ello, nuestra vida misma depende de algunos sectores y personas. Puede que jamás los conozca ni se los cruce en vida, pero esas personas tienen en sus manos o, en la agenda electrónica, en la tecla enter, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes pueden enviarlo al desempleo en nombre de la prosperidad o le darán más carga para que ni siquiera tenga tiempo de meditar y disfrutar lo que con sudor y esfuerzo ha conseguido.

Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos o humo, “aquí nadie va a perder”, dicen. Pero cuando comparamos esas cifras con las realidades, usted seguro se preguntará ¿dónde está ese crecimiento, desarrollo, oportunidades y prosperidad que dicen está presente para todos los sectores y que, en el pasado, le prometieron y compró con un discurso espectacular?... ¿¡dónde!?

Para usted, ¿qué son los ideales o la integridad? Para mí, la integridad es la práctica de ser una persona honesta y respetuosa; es adherirse a nuestros valores, es el acto de actuar de acuerdo con nuestros principios y tomar sistemáticamente decisiones positivas, incluso cuando nadie esté mirando. Mientras que la honestidad se refiere al acto de ser veraz.

Pero, ¿qué pasa cuando nuestros principios chocan con las acciones cuestionables que estamos viendo cada vez más en la sociedad?, ¿nos mudamos de país o planeta?, ¿qué pasa cuando los antivalores que hoy se venden como “normales” chocan duramente con nuestros valores íntegros? Le recuerdo, amigo lector: de nuestras acciones individuales, depende el futuro de todos.

“Lo que hoy hagamos en vida resonará en la eternidad...” frase espléndida que viene de la película “Gladiador”, por cierto, nada refutable.

Pareciera que aquellos que viven una vida integra, una vida que jamás será exhibida de mala manera en los medios o que nunca será cuestionada por la sociedad, es la que no atrae, la que es lapidada por otros, y la que muchos en la sociedad encuentran sosa y sin valor o deseos de imitarla. Me pregunto, ¿por qué?, ¿será porque no se corrompe con las anestesias sociales de la nueva era?, ¿será por ello?

Cuando una sociedad está anestesiada comienza su camino en picada hacia la ruina, y le recuerdo, amigo lector, así le pasó al imperio romano en su momento. Cuando una sociedad está anestesiada, los temas serios son tomados como objetos de burla y chiste (lo leemos a diario en Twitter), cuando una sociedad está anestesiada, quien no es corrupto, no “juega vivo ni llega lejos”. Cuando una sociedad está anestesiada, selecciona a conveniencia lo que critica o lo que alaba. Cuando una sociedad está anestesiada, prefiere mantener una curita sucia en la llaga, aunque la herida se pudra, en vez de arrancársela de una sola vez y curar la lesión que nos agobia.

Nadie es perfecto. Sin embargo, si queremos, podemos ser seres de excelencia. Ahora bien, ¿qué es la excelencia? Es aceptar el reto de la responsabilidad para con los grupos de interés y buscar los máximos resultados de valor compartido a partir de unas convicciones sólidas, unos procesos íntegros y estructurados transparentemente y un liderazgo ético con determinación para el bien común... ¿es difícil? ¡Si! Mas no imposible.

Quien alguna vez ha pasado por una anestesia general sabe que el despertar puede que sea lento, algunas veces doloroso, pero sin duda necesario. ¿Sabe por qué se intuba a una persona durante la anestesia? Porque el sueño es tan, pero tan profundo, que no solo le saca de la realidad misma, sino que al cuerpo le cuesta respirar. ¡Cuidado que a nuestra sociedad le cuesta respirar y por ello nos estamos corrompiendo lentamente!

Cuando viene la muerte, el cuerpo tiene varias etapas de descomposición que van desde el frigor mortis (cuando se pierde la temperatura en las extremidades) pasando por el libor mortis (son copias en negativo del ambiente en el cuerpo), rigor mortis (cuando ya no hay flexibilidad), aparecen manchas cromáticas, viene luego el periodo enfisematoso (se observa la red venosa) hasta la etapa reductiva (el cuerpo se descompone y convierte en polvo)... ¡cuidado y que nuestra sociedad ya está en alguna de estas etapas de descomposición!

Es urgente y muy necesario despertar de esa anestesia social en la que nos entramos, aquí como país o en el mundo, porque nada, ni siquiera la falsa prosperidad o poder son eternos. No permitamos que esa anestesia, muchas veces dosificada voluntariamente, nos termine de corromper y nos mate.

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