Berta Zúniga, la hija de la ambientalista Berta Cáceres, descree de las posibilidades de la equidad

Actualizado
  • 08/03/2019 01:04
Creado
  • 08/03/2019 01:04
Su madre fue víctima del femicidio. La violencia de estas memorias han marcado su vida y la forma como percibe la causa feminista, a la que se acerca con cierto escepticismo. Una historia que cabe recordar en este Día Internacional de la Mujer

La igualdad soñada entre mujeres y hombres ‘no existe todavía ni remotamente', afirma rotundamente a Efe la hondureña Berta Zúniga, hija de la ambientalista Berta Cáceres, asesinada el 2 de marzo de 2016.

‘No, por supuesto que no, no existe todavía ni remotamente la igualdad soñada. Yo creo que si hay un movimiento tan fuerte de mujeres a nivel internacional es justamente producto de eso, de la ‘evidenciación' de las violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres', dice Zúniga en una entrevista con Efe en la ciudad de La Esperanza, en el occidente de Honduras.

Agrega que en el caso de su madre, por ejemplo, su asesinato ha sido ‘un femicidio político, de odio del Estado y del empresariado privado, pero también están los femicidios y las muertes de mujeres que son la expresión más grande del odio y la intolerancia a eso, a nuestras luchas, a nuestra vida'.

Zúniga considera que hay una deuda hoy mismo con la justicia hacia las mujeres con la violencia diaria, con la desigualdad frente al Estado y la falta de oportunidades. ‘Y esa es una de las luchas que hoy atraviesa justamente el Copinh (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), porque es parte de esa dominación que ha existido durante siglos y parte de la liberación de los pueblos constituye también el derrocar este sistema patriarcal, excluyente y que oprime fundamentalmente a las mujeres', enfatiza. ‘Nosotras sabemos que como mujeres podemos obviamente no tener mucha formación, pero sabemos lo que es la agresión, el acoso, las violencias que se viven en las casas, los lugares públicos, en las escuelas, en la calle también', agrega.

‘No, no existe todavía ni remotamente la igualdad soñada. Yo creo que si hay un movimiento tan fuerte de mujeres a nivel internacional es producto de eso, de la ‘evidenciación' de las violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres'.

Berta Zúniga dice que es bueno saber que existe un movimiento mundial que procura que las mujeres ‘nos abracemos entre nosotras mismas', además de ‘formarnos para entender mucho más allá esas pequeñas acciones que demuestran un sistema articulado que oprime a las mujeres, incluso a las diversidades sexuales'.

En su opinión, cambiar el futuro de las mujeres está en sus propias manos, sin olvidar que hay muchas mujeres que han antecedido a las presentes generaciones y han dado fuertes batallas, que han demostrado y que han peleado y les ha tocado enfrentar muchas adversidades para colocar sus voces libertarias a nivel del mundo. ‘Entonces, a resistir y a ver que no estamos solas. Nosotras creemos en nuestras luchas, tenemos que vivir dignamente, y por eso luchamos, sabemos que no se trata de una cuestión de años, se trata de una cuestión de lo que hagamos para transformar nuestro futuro y nuestro presente', reflexiona.

‘Eso es darnos nuestro lugar, obviamente es un sistema muy grande que tiene también muchos años, que es muy complejo, que no depende solamente de las mujeres, depende de todo el mundo asumir esa responsabilidad, pero yo creo que hay que dar nuestras pequeñas batallas sabiendo que somos parte de un movimiento mundial y estar convencidas de que tenemos que vivir en justicia para nosotras', acota.

Zúniga también cree que hay muchas diferencias entre las mujeres de los países desarrollados y los subdesarrollados. ‘Evidentemente tenemos historias diferentes, nosotras tenemos unos poderes económicos que vienen del norte global, incluyendo esos países desarrollados que nos están oprimiendo como pueblos y eso profundiza los niveles de violencia en nuestros países', recalca.

Pero la diferencia entre la violencia que viven las mujeres en Honduras y otros países, según Zúniga, también la sufren los miembros de la diversidad sexual. ‘Son muy parecidas, no distan mucho, el lugar donde estemos'.

Incluso en lugares más urbanizados, las violencias son mucho más profundas que las que se viven en las comunidades rurales, donde, señala, ‘dentro de todo conservan una vida armónica'.

El mensaje de Zúniga a las nuevas generaciones es que ‘ser mujer también se convierte en una entidad que necesita abrazarse para reconstruir ese sistema de dominación, violencia y exclusión que nos golpea en todos los lugares del mundo'.

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