Panamá se prepara para el espectáculo del avistamiento de ballenas

Actualizado
  • 05/06/2019 19:52
Creado
  • 05/06/2019 19:52
Las ballenas llegan a estas aguas por ser cálidas convirtiéndolas el sitio perfecto para que las madres y sus crías estén libres de los depredadores.

La costa panameña del océano Pacífico recibirá entre julio y octubre los primeros ejemplares de ballena jorobada de la temporada migratoria. Estos gigantes marinos inician su viaje desde el Hemisferio Norte y Sur hasta Panamá con el objetivo de tener a sus crías y reproducirse.

El golfo de Chiriquí, Herrera y Los Santos, son algunas de las zonas donde se pueden apreciar a estos cetáceos, gracias a las diferentes corrientes marinas que se producen en estas zonas.

¿Porqué escogen estas aguas?, de acuerdo con expertos las ballenas llegan a estas aguas por ser cálidas convirtiéndolas el sitio perfecto para que las madres y sus crías estén libres de los depredadores.

Los ballenatos que nacen con poca grasa, durante cinco semanas engordan rápidamente al tomar más de 80 galones de leche al día. También precisan de las calurosas aguas para mantener su temperatura y de las mareas bajas,  para que las madres puedan enseñar a sus crías a nadar, sumergirse y respirar.

Cuando los ballenatos se sienten fuertes, inician una larga migración cercana al continente, aprovechando los lugares que le ofrece la geografía de las costas latinoamericanas de Sudamérica, hasta llegar a la Antártida.

De acuerdo con la Autoridad de Turismo de Panamá, entre los meses de julio y octubre más de 2,000 ballenas viajan desde el polo sur hacia el pacífico panameño.

El avistamiento de ballenas es una actividad que moviliza más de 15 millones de turistas y genera más de mil millones de dólares anuales, producto de la actividad y los servicios accesorios que genera.

Entre las recomendaciones para observar a estos gigantes del mar están: no acercarse a menos de 250 metros de una ballena con su cría, apagar el motor del bote si se llega a tener un acercamiento espontáneo de la especie hacia la embarcación, no perseguir a los animales, ni nadar o bucear con ellos.

El turismo de avistamiento de cetáceos empezó a desarrollarse en Panamá a finales de 1990 y, de acuerdo con la organización Wetlands International, reporta unos ingresos anuales superiores a los tres millones de dólares.

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