La cría controlada de tortugas multiplica su supervivencia

Actualizado
  • 17/06/2020 00:00
Creado
  • 17/06/2020 00:00
Organismos insisten en que hay que involucrar a la humanidad en el cuidado y protección de estos reptiles. A Panamá llegan a desovar cinco de las siete especies de tortugas que existen en el mundo.

Restos de basura, incluido el plástico, en los mares; la pesca incidental por redes que quedan en los océanos, la venta de sus huevos y el aumento del turismo en las playas donde desovan son algunas de las amenazas constantes para las tortugas marinas, según describe la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la cual recoge en su lista roja a siete especies de tortugas en peligro de extinción.

Al romper el cascarón, las crías luchan por llegar al mar, pero los depredadores son una amenaza constante.

A fin de crear conciencia en la población, de las amenazas que las acechan, así como involucrar a la humanidad en el cuidado y supervivencia de estos reptiles, y contando con el apoyo de innumerables organizaciones ecologistas y ambientales, ayer (16 de junio) se conmemoró el Día Mundial de las Tortugas Marinas. Una fecha que coincide con el aniversario del nacimiento de Archie Carr, en 1909, originario de Mobile, Alabama, Estados Unidos, quien es considerado el mayor conservacionista de estos reptiles, puesto que luchó durante toda su vida por el mantenimiento de las poblaciones de estos longevos seres acuáticos, principalmente en Costa Rica.

Según Pana Tortugas, la Red de Conservación de Tortugas Marinas en Panamá, el país cuenta con un total de 2,490 kilómetros de costas (1,267km en el Caribe y 1,203 km en el Pacífico), donde vienen a anidar cinco de las siete especies de tortugas marinas del mundo. Dos de estas cinco especies están en peligro crítico de extinción, es decir a punto de desaparecer: la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga canal (Dermochelys coriacea); y las otras tres especies (Caretta caretta, Lepidochelys olivacea, Chelonia mydas) están en peligro de extinción.

El istmo ha sido privilegiado en cuanto a la variedad de tortugas que llegan a sus costas. Sin embargo, los factores que inciden en la merma de la población de tortugas, no solo en Panamá, sino alrededor del mundo son muchos, pero el hombre es responsable de casi todos, describen los organismos internacionales dedicados a la conservación de estas.

Las que logran llegar al agua tampoco están a salvo; es ahí donde la amenaza humana es más salvaje.

“La continuidad de las tortugas marinas dependerá del cuidado y protección de sus zonas de desove y garantizar el futuro de las nuevas generaciones. Asimismo, es necesaria la buena conservación de los océanos, reducir al máximo la contaminación (sobre todo por plásticos) y recurrir a métodos pesqueros lo menos dañino posible (esto incluye el fomento de la acuicultura ecológica y la pesca sostenible). Es la única forma de que nuestros mares sigan disfrutando de estos longevos reptiles”, describe el portal Conciencia Eco.

Isla Cañas, sitio de anidamiento y conservación

Actualmente Panamá cuenta con dos de las once playas del mundo donde tiene lugar el fenómeno de “arribadas” de la especie Lepidochely olivácea; que es isla Cañas y playa Guánico (ambas en la península de Azuero).

Edgar Samaniego, quien trabaja desde hace más de 30 años en la conservación de las tortugas que llegan a desovar en isla Cañas, es fiel testigo de ello. En una entrevista con este medio, explicó que la olivacea desova alrededor de cuatro a cinco veces al año en esta isla, localizada en el distrito de Tonosí, al sur de la península de Azuero, considerada como sitio de observación, anidamiento y liberación de tortugas marinas, así como también refugio de vida silvestre.

“Desde 1984 comencé a trabajar para la conservación de las tortugas. Tuve la oportunidad de ir a Costa Rica a especializarme en estos reptiles. Al volver a la isla había que buscar un método para no formar una guerra con la gente o que se sintieran amenazados, ya que en ese tiempo los isleños estaban acostumbrados a vivir de estas especies. Era lo que teníamos en ese momento”, relató Samaniego.

“Empecé a educar a los más pequeños. Armé grupos de jóvenes y poco a poco se fueron concienciando y alejando de este renglón. Asimismo, los adultos comenzaron a sembrar sandía, frijol, arroz, plátano, y dejaron a las tortugas tranquilas. Esto no quiere decir que erradicamos al 100% la venta y cosecha de huevos de tortuga, pero el 80% de la población de la esta isla, más de 800 habitantes, hoy cuida estos reptiles y lucha por su conservación”, reseña el isleño.

El calor de la arena donde se depositan los huevos es el responsable del sexo de la tortuga que nace en el huevo.

Samaniego explicó que este trabajo fue difícil, ya que le tomó varios años, pero logró mucho. “Hoy día trabajamos con las escuelas y algunos grupos organizados para la conservación de las tortugas y al medio ambiente. Hay que educar a los más jóvenes porque ellos son los que quedan. Isla Cañas es actualmente un sitio privilegiado, ya que cinco de las siete especies de tortugas que hay en el mundo nos visitan cada año trayendo consigo el regalo de la vida, que no es más que sus crías”, recalcó Samaniego.

Mencionó, además, que cuando se hace la liberación la vigilancia es estricta. “En cada desove o liberación de todas las especies de tortugas, los guías las acompañan, principalmente para que las aves u otro depredador no se las coma. “Por más de 22 años hemos trabajado en proyectos de conservación de tortugas marinas en la isla, en conjunto con el Ministerio de Ambiente, la Policía Ecológica y la organización Power Pal Pueblo”, añadió.

Una de las curiosidades más impresionantes de estos animales es que vuelven a las playas donde nacieron para reproducirse. Allí buscan un lugar seguro para poner los huevos que incuban durante unos 60 días. Una vez que nacen, las tortuguitas tienen que llegar al mar guiadas por los conservacionistas, sin tocarlas, para que no sufran ningún daño o se afecte su desarrollo. Se estima que solo una de cada 1,000 crías llega a la edad adulta.

Según describió en su portal oficial Pana Tortugas, la visión gubernamental de promoción turística del país no contempla la sostenibilidad de los ecosistemas como tema prioritario, resultando así en planes débiles para el desarrollo marino costero, construcción no planificada de infraestructuras hoteleras y residenciales, un manejo deficiente de las descargas residuales y desechos sólidos al mar, como también un cumplimiento selectivo e intermitente de las leyes y regulaciones de medio ambiente.

“Las comunidades, agrupaciones y organizaciones comprometidas son los mayores aliados para la conservación. Creemos que a través de la educación ambiental y el trabajo en red a nivel nacional, regional e internacional es posible recuperar y conservar esta especie fuertemente amenazada”, reconoció la organización.

Sin embargo, la Ley 8 del 4 de enero de 2008 de la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas insta a Panamá a proteger los sitios de anidación y reproducción de estas especies.

En ese sentido, Daniel Vargas, director de Power Pal Pueblo, una oenegé que trabaja para empoderar las comunidades rurales en toda América Latina, para que superen la pobreza y conserven todos sus valores ancestrales, y adicional a eso protejan el medio ambiente que los rodea, se instaló en isla Cañas hace unos dos años con ese objetivo.

Actualmente implementan en la comunidad un vivero donde se protege a más de 2 millones de tortugas marinas al año. “Este vivero lo vigila y opera el Ministerio de Ambiente y la idea es tener otro para proteger a muchas más de estas especies”, señaló Vargas.

Agregó que la mejor temporada para el avistamiento de estos reptiles, así como también de ballenas, es después de septiembre. Muchos de los que han venido a esta isla han logrado ver el ciclo completo: las tortugas llegando, cuando desovan y, después, cuando nacen las crías; me parece que es una época para que se sumen y vengan a proteger a las tortugas”, detalló Vargas, meses antes de que el mundo se viera afectado por la pandemia del nuevo coronavirus.

En Panamá, todos los productos derivados de tortugas actualmente están prohibidos por ley, incluyendo la captura, muerte, consumo y comercio de su carne; sin embargo, existe una gran cantidad de personas que aún no respetan la conservación de estas especies. “Cambiar la cultura del comercio de la tortuga por una de protección que genere ingresos a través del ecoturismo no es fácil, pero hacia allá deben encaminarse los esfuerzos de la población panameña: a conservar estos seres más antiguos del planeta (160 a 180 millones de años).

Sitios de anidación y avistamientos de tortugas

Por más de 150 millones de años las tortugas marinas han habitado la Tierra y se han convertido en una pieza importante para el equilibrio ecológico. En Panamá el avistamiento de esta especie es un gran atractivo destino turístico.

Aparte de isla Cañas, otro sitio donde también suceden estos anidamientos es la playa Mata Oscura, en la provincia de Veraguas. Con una extensión de cuatro kilómetros, se convierte todos los años en el paraíso de anidación de las tortugas marinas. A esta playa llega la tortuga canal ( Dermochelys coriacea ), la más grande del mundo, que puede llegar a medir hasta dos metros de largo.

Jacinto Rodríguez Murillo, presidente de la Fundación Agua y Tierra (Fundat), dijo en una entrevista publicada por este diario en junio de 2019, que esta especie se encuentra en peligro 'crítico' de extinción en todo el Pacífico oriental, principalmente por la pesca industrial, explicó.

Por temporada, esta comunidad recibe entre 200 a 500 visitantes que llegan para descubrir la Ruta de la Tortuga. En Mata Oscura se realiza a finales de junio la Feria Ecoturística y de Conservación de las Tortugas Marinas. Este año la quinta versión de esta feria se ha visto mermada por la pandemia del Covid-19, sin embargo, los organizadores instan a la población en general a cuidar estas especies acuáticas.

En isla Coiba también se dan arribadas, aunque se desconoce cuáles y cuántas tortugas llegan al sitio.

En otras partes del mundo, como Costa Rica, las playas de estas “arribadas” son: Ostional y Nancite, mientras que en México tenemos playa La Escobilla e Ixtapilla), en Nicaragua contamos con Chacocente y La Flor; en la India, los sitios son Gahirimatha, Devi River y Rushikula River.

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