Mujer, cultiva tu cuerpo A las mujeres sin pudor les sucede lo que al frasco de perfume: se les escapa el aroma por dejarlo abierto

Actualizado
  • 28/08/2010 02:00
Creado
  • 28/08/2010 02:00
¿ Será verdad que al exaltar tanto el sexo y soltar las riendas de sus impulsos, la sociedad ha recibido grandes beneficios? ¿Ha sido po...

¿ Será verdad que al exaltar tanto el sexo y soltar las riendas de sus impulsos, la sociedad ha recibido grandes beneficios? ¿Ha sido positivo para las mismas mujeres? ¿Somos, por esta nueva cultura sexual sin límites, más auténticos, hay más paz en la sociedad? A la vuelta de los años vemos todo lo contrario. Nunca como hoy se suman cada año cientos de miles de jóvenes, casi niñas, embarazadas y abandonadas; hay más violencia cobarde contra la mujer en las calles, más pornografía al alcance de todos los ojos y manos, a los precios más baratos. Y, el otro lado de la moneda es que eso lo promueven unos cuantos que se enriquecen millonariamente con industrias de cuerpos desnudos. Tienen clientes de por vida, con una mercadotecnia sofisticada y eficaz que llega a todos los domicilios: videos, teléfonos celulares, correo electrónico, y un número escalofriante de millones de páginas de Internet. El mismo producto, sin pasar de moda ni cansar, está de oferta y también se regala por doquier. Es triste: se ha devaluado tanto lo que ‘es una mujer’, que ya nos hemos vuelto insensibles.

Si estamos de acuerdo que el cuerpo de la mujer no es una cosa, sino que es ‘el cuerpo de una persona’, por lo mismo ha de vestirse de acuerdo a tal dignidad. El vestido es expresión de la persona, de lo que es y se sabe por dentro. Si las mujeres valoraran más su cuerpo, lo vestirían mejor, lo cuidarían, no lo exhibirían tontamente a otros, porque les pertenece en primer lugar a ellas. Las que son frívolas, con poca interioridad, necesitan urgentemente descubrir su epidermis porque —aunque les cueste mucho reconocerlo— no tienen mucho más que ofrecer. Y al poco tiempo eso que enseñan ya no atrae casi a nadie; se van quedando vacías. Un cuerpo sin vestido se pudre. Un cuerpo sin pudor se muere. A esas mujeres les sucede lo que al frasco de perfume: se les escapa el aroma por dejarlo abierto. No se dieron cuenta a tiempo de que su belleza física era importante pero pasajera. Pensaban que eran más mujeres por enseñar más centímetros de piel. Desconocían esa otra belleza más duradera, sobre todo espiritual, y no supieron cultivarla a tiempo. Por eso, con más inteligencia, si ellas quisieran, podrían hermosearlo todo con su sola presencia, sus maneras, sus virtudes, su sonrisa, y, lógicamente, con su vestido, que no tiene por qué estar fuera de moda o feo. Al contrario. Ellas son más femeninas cuando destacan por su sencillo y elegante atuendo.

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