La dermatitis atópica y su relación con la salud emocional

Actualizado
  • 16/06/2020 00:00
Creado
  • 16/06/2020 00:00
Los pacientes con esta enfermedad que afecta zonas de flexión, como los codos, detrás de las rodillas y delante del cuello, se ven obligados a restringir su vida social, laboral o escolar

Tener que dormir mal a causa de una picazón intensa y persistente, lo que a su vez provoca enrojecimiento de la piel, grietas y secreciones, es la triste realidad de quienes padecen dermatitis atópica (DA), una enfermedad inflamatoria crónica, que se manifiesta en la dermis, impulsada en parte por una respuesta excesiva del sistema inmunitario conocida como inflamación tipo dos.

Los expertos coinciden en afirmar que la principal causa de esta enfermedad de la piel es la predisposición genética.

Pablo Noel, dermatólogo de la Caja de Seguro Social (CSS), explicó durante el taller 'Dermatitis atópica, debajo de la piel', que se trata de una dolencia caracterizada por erupciones y picazón constantes o permanentes, lo que afecta la calidad de vida de las personas.

El dermatólogo señaló que esta enfermedad aunque es frecuente en niños, puede manifestarse a cualquier edad. “La dermatitis atópica es duradera (crónica) y suele exacerbarse periódicamente. Además de que puede manifestarse junto con asma o con rinitis alérgica (fiebre del heno)”, añadió.

“Aún no se ha encontrado una cura para la dermatitis atópica. Sin embargo, los tratamientos y las medidas de cuidado personal pueden aliviar la picazón y prevenir nuevos brotes. Por ejemplo, es útil evitar los jabones fuertes, humectar la piel de forma regular con cremas recomendadas por el médico especialista”, explicó Noel.

Luis Sarmiento, medical manager immunology de Sanofi Genzyme, comentó que cuando la DA se presenta en sus formas más severas, hay brotes y erupciones cutáneas impredecibles que pueden cubrir gran parte del cuerpo, y si no se controla adecuadamente, causa trastornos del sueño, síntomas de ansiedad, depresión y sentimientos de aislamiento, con un importante impacto físico, emocional y psicosocial.

Retos

Según Sarmiento, las terapias tópicas y sistémicas para la DA tienen diversos perfiles de riesgo, pero con frecuencia la respuesta es variable y los efectos adversos asociados intolerables, lo que dificulta lograr el control adecuado.

“La picazón intensa y el rascado pueden debilitar las diferentes capas de la piel, facilitando la entrada de gérmenes y aumentando el riesgo de infecciones. Este riesgo es mayor en los pacientes con DA moderada a severa”, afirmó.

De acuerdo con Sarmiento, la mayoría de los pacientes con DA moderada a severa experimentan otras enfermedades alérgicas, tales como asma, rinitis y alergias alimenticias, que son manifestaciones de la misma alteración del sistema de defensa del organismo.

Por su parte, Noel hizo referencia a que debido a los efectos del coronavirus (Covid-19), la piel de las personas con dolencias como psoriasis y DA se puede ver afectada por el uso frecuente de jabones y desinfectantes como medidas para controlar el virus.

Se trata de una patología que afecta principalmente a los niños y se prolonga hasta la edad adulta.

Sarmiento coincidió en que “la frecuencia y el uso de algunos jabones, desinfectantes o geles alcoholados pueden activar el círculo del rascado como respuesta a la picazón, lo que empeora los signos y síntomas en la piel provocando más inflamación. “Las lesiones de la piel son solo un signo visible de lo que sucede en las capas mucho más profundas de la misma”.

Impacto en la calidad de vida

La picazón y rascado nocturno a menudo conducen a la pérdida del sueño, lo que se traduce en cansancio, afectando el desarrollo de las actividades diarias, incluyendo el rendimiento en el trabajo (adultos) o la escuela (niños).

Los síntomas y las lesiones visibles a menudo hacen que las personas se sientan incómodas con su apariencia; esto provoca aislamiento, pérdida de productividad laboral y dificultad para relacionarse, así como también depresión, ansiedad y hasta el suicidio, reconoció Sarmiento.

Según los especialistas, la DA impacta socialmente a las personas. Por ejemplo; la productividad laboral se ve comprometida significativamente en pacientes con DA, especialmente durante los brotes. Se ve mayormente afectada por el aumento del número de días de incapacidad o enfermedad.

“El tratamiento de dermatitis atópica, cuando no se controla adecuadamente, es una carga económica para los pacientes, los cuidadores y los sistemas de salud. Además, a medida que la enfermedad empeora, la carga económica también aumenta”, enfatizó Sarmiento.

Para la mayoría de los pacientes con DA su aparición ocurre durante la niñez, y puede persistir como una enfermedad crónica hasta la adultez; sin embargo, la aparición de DA durante la adultez es posible, reconoció Noel.

La DA es frecuentemente la primera manifestación de atopia en la vida del paciente, lo que sugiere que la DA podría ser un punto de partida para el desarrollo posterior de enfermedades alérgicas o atópicas.

“La alergia a las comidas puede coincidir con la DA, y después se puede desarrollar asma o rinitis”, citó Sarmiento.

El desarrollo de innovaciones en medicamentos está permitiendo un cambio de paradigmas en el tratamiento de la dermatitis atópica severa. Según Sarmiento, actualmente los tratamientos biológicos ya permiten modificar las alteraciones inmunológicas que produce la enfermedad. “En vista de que las terapias actuales no han logrado un control total de la enfermedad, la ciencia ha ido buscando opciones innovadoras que permitan al paciente un mayor control de su enfermedad y, por ende, una mejor calidad de vida”.

En Panamá, se desconoce la cantidad de pacientes con esta patología.

Complicaciones

Asma y rinitis alérgica (fiebre del heno). A veces, el eccema precede estas enfermedades. Más de la mitad de los niños pequeños con dermatitis atópica contraen asma y rinitis alérgica (fiebre del heno) a los 13 años.

Picazón y descamación crónicas de la piel. El trastorno de la piel llamado neurodermatitis (liquen simple crónico) comienza con picazón en una parte de la piel. Rascas la zona y pica aún más. A la larga, quizá te rasques por puro hábito. Este trastorno puede hacer que la piel afectada cambie de color, se engrose y se vuelva coriácea.

Infecciones de la piel. Perforarse la piel por rascarse repetidamente puede causar llagas abiertas y grietas. Esto aumenta el riesgo de infecciones a causa de bacterias y virus, como el virus del herpes simple.

Dermatitis irritativa de las manos. Afecta especialmente a las personas cuyo trabajo con frecuencia requiere que tengan las manos húmedas y expuestas a jabones, detergentes y desinfectantes fuertes.

Dermatitis alérgica de contacto. Esta enfermedad es frecuente en personas con dermatitis atópica.

Problemas de sueño. El ciclo de picazón-rascado puede dar lugar a una mala calidad de sueño.

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