Alimentación y ejercicios, claves para evitar la obesidad y la diabetes

Actualizado
  • 15/03/2022 00:00
Creado
  • 15/03/2022 00:00
De acuerdo con los expertos, los niños y los adolescentes son los más vulnerables ante estas enfermedades. Reconocen que la prevención es la medida más importante para evitar la diabetes tipo 1 o 2, consideradas como las más frecuentes en la edad pediátrica y en la adolescencia
Una alimentación rica en frutas, vegetales practicar actividad física es importante en la rutina de los niños y adultos.

Luego de dos años de lucha contra la covid-19, las vacunas han traído esperanza a millones de personas, controlando en gran medida el impacto de la pandemia; sin embargo, hay dos afecciones que continúan acabando con la vida de manera muy silenciosa: se trata de la obesidad, uno de los principales factores de riesgo para el incremento de numerosas enfermedades crónicas no transmisibles, y la diabetes.

Pero, ¿cómo afectan la obesidad y la diabetes a la población panameña? ¿Qué sector es más vulnerable?

De acuerdo con los expertos, los niños y adolescentes son los más vulnerables porque dependen de la alimentación que les brinden sus padres a medida que van creciendo, así como también de la historia familiar. En ese sentido, reconocen que la prevención es la medida más importante para evitar el exceso de azúcar en la sangre, lo que los puede llevar a sufrir de diabetes tipo 1 o 2, consideradas como las más frecuentes en la edad pediátrica y adolescente.

En estas edades, la tipo I es la más frecuente, mientras que la tipo 2 se presenta en aquellos con sobrepeso u obesidad en la edad puberal o adolescencia, teniendo un alto componente hereditario.

Alimentación y ejercicios, claves para evitar la obesidad y la diabetes

Con relación a la diabetes tipo 2, Liliana Neil, endocrinóloga pediatra y de adolescentes en The Panamá Clinic, explicó que la práctica constante de malos hábitos alimenticios, falta de deportes o actividad física, la escasa o nula ingesta de agua y el consumo excesivo de bebidas dulces en su reemplazo, son algunas de las causas principales que llevan a que los niños lleguen a desarrollar esta enfermedad.

De acuerdo con Neil, quien también atiende en el hospital de Especialidades Pediátricas Omar Torrijos Herrera, los padres deben atender a “la alimentación de los niños, ya que esta es una de las causas que pueden llevarlos a sufrir de esta condición”.

Ante la evidencia de una tendencia familiar a desarrollar este tipo de diabetes, es importante que se realicen cambios en el patrón de alimentación familiar. “Lo que se le está dando de comer a diario a los niños y jóvenes es una de las causas; por lo que hay que evitar, en lo posible, las comidas altas en carbohidratos (harinas) sobre todo las que están fritas y las que conocemos como 'chatarra', así como las bebidas dulces, que son unas de las más codiciadas por los infantes”, sostuvo Neil.

Recordó que la diabetes es una enfermedad crónica donde los niveles de glucosa en sangre son altos, ya que el páncreas no produce suficiente insulina, en el caso de la diabetes tipo 1.

La diabetes es una patología que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no la utiliza adecuadamente.

En la diabetes tipo 2, la endocrinóloga pediatra explicó que hay un componente hereditario de resistencia a la insulina, donde el páncreas hace un gran esfuerzo para regular los niveles de azúcar por dietas altas en harinas y azúcares, hasta que pierde su capacidad de producir insulina, requiriendo el suministro de esta. “Ambas diabetes, si llevan un mal control, con el tiempo conllevan a que las personas puedan presentar problemas en el sistema nervioso, los riñones, el corazón y la visión”, explicó la especialista.

Los padres deben estar alertas ante las manifestaciones clínicas clásicas, como pérdida de peso, aumento en la ingesta de agua y frecuencia en la orina, debilidad y visión borrosa.

Aclaró que la diabetes tipo 2 ha presentado un aumento importante, a nivel mundial, en relación con el aumento del sobrepeso y obesidad en la población infantil y joven, a causa del sedentarismo, falta de ejercicio y alimentación inadecuada.

José Ramiro López Guevara, nutricionista de atención primaria en la policlínica Dr. Carlos N. Brin de la Caja de Seguro Social, explicó que cada año, a nivel mundial, mueren como mínimo 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso. Mientras que en Panamá, más de 8,000 panameños mueren anualmente (47% de las muertes) por enfermedades relacionadas con la obesidad como factor de riesgo, entre ellas la diabetes (afecta a más de 200 mil panameños).

Actualmente existen varios tratamientos para la diabetes pero la idea es no tener que utilizarlos, dicen expertos.

De acuerdo con el experto, se estima que en el país, al año, fallecen unas 1,300 personas a causa de la diabetes, y que el 50% de la población desconoce que la padece.

Según la encuesta de niveles de vida (ENV) de 2008, en Panamá uno de cada 10 niños menores de 5 años sufre de obesidad; uno de cada 4 niños de 5-9 años tiene sobrepeso u obesidad, uno de cada 4 adolescentes es obeso o tiene sobrepeso y 6 de cada 10 adultos padecen de sobrepeso y obesidad. Casi el 40% de nuestros niños y más del 60% de nuestros adultos sufren de esta enfermedad prevenible.

Estos datos, según la ENV-2008, son fuente de información relevante cuya encuesta no se realizó en 2013 ni en 2018, y que debe desarrollarse en 2023.

Sobre la prevención y las causas

Actualmente Panamá cuenta con un plan estratégico nacional para la prevención y el control integral de las enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo 2014-2025, el cual busca abordar la obesidad como un factor intermedio para desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles “principales causas de muerte en el país” y que no se ha ejecutado, subrayó López.

El pasado 4 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Obesidad, fecha que busca concienciar a las personas sobre el terrible daño que conlleva una dieta alta en grasa y azúcares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la obesidad como enfermedad en su catálogo internacional de enfermedades, dándole la calificación de “pandemia” al igual que a la diabetes.

Según la OMS, la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas, en otras palabras, se debe a un aumento en la ingesta de alimentos con alto contenido calórico, que son ricos en grasas y azúcares, y por otro lado a un descenso en la actividad física debido a la naturaleza, cada vez más sedentaria, de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.

“Tener un peso saludable juega un papel clave en el eficiente funcionamiento del sistema inmunológico; por el contrario, si el estado nutricional se encuentra en sobrepeso u obesidad, el sistema inmunitario se debilita al suprimir sus funciones, y las infecciones virales pueden afectar más”, señalaron expertos de la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma) en un comunicado.

“Un elemento importante es la ingesta calórica. La dieta en territorios con menores ingresos suele consistir en proporciones mayores de carbohidratos complejos (como son el pan, fideos, papas) sin suficiente aporte de proteínas y fibra. Estos países son los que han registrado un incremento más rápido de la prevalencia de diabetes”, según detalló Fedefarma.

Ana Elena Espinosa, endocrinóloga del hospital Paitilla, insistió en que disminuir el riesgo de desarrollar tanto obesidad como diabetes es posible si se mantiene una alimentación saludable, un peso normal para nuestra edad y estatura, y si se tiene sobrepeso u obesidad, trabajar en perder peso y realizar actividades físicas como caminatas, correr, nadar e ingerir mucha agua.

“Hablando del riesgo, además del sobrepeso u obesidad, el médico tomará en cuenta si el paciente cuenta con una historia familiar de diabetes, historia de diabetes en el embarazo, triglicéridos elevados, dislipidemia (concentración elevada de lípidos) e hipertensión, para realizar las pruebas diagnósticas de la enfermedad. Además, se recomienda que a todas las personas mayores de 45 años de edad se les hagan las pruebas para evaluar si tienen diabetes”, indicó Espinosa.

Uno de cada cuatro pacientes con enfermedad renal crónica es diabético

Se estima que el 25% de pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) también tiene un diagnóstico de diabetes, lo que ha provocado un aumento en la tasa de mortalidad de un 160% en los últimos cinco años. La coexistencia de ambas enfermedades también provoca altas tasas de hospitalización; esto porque es en etapas avanzadas cuando los pacientes experimentan síntomas y complicaciones.

“Por lo anterior, en el marco del Día Mundial de la Diabetes, es importante generar un llamado de atención a la población para contar con un diagnóstico temprano y así determinar si un paciente desarrollará la enfermedad y cuál sería el mejor tratamiento para prevenir complicaciones. Crear conciencia es mucho más que medir la glucosa, sin embargo, se puede vivir una diabetes controlada, siempre bajo supervisión médica continua y realizando acciones que cambian vidas”, comentó Esteban Coto, director médico de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe en un comunicado.

Se sabe que tres de cada cuatro personas con diabetes viven en países de ingresos bajos o medios, lo que vuelve más retadora la atención y la asignación de recursos para asegurar el diagnóstico temprano de la enfermedad, y garantizar que aquellas personas que viven con el padecimiento puedan tener a su disposición atención médica, tratamientos innovadores, tecnología, apoyo y todos los cuidados necesarios. Estos son pacientes que requieren urgente atención y un control continuo para afrontar su enfermedad, evitando complicaciones futuras.

El 42% de los pacientes con enfermedades crónicas presenta algún tipo de diabetes y el 75% de los diabéticos no cuenta con acceso a la atención, según el médico.

Entre las principales innovaciones en el cuidado de la diabetes se encuentran los nuevos medicamentos antihiperglicemiantes, tanto orales como parenterales, así como dispositivos de administración y/o monitoreo continuo de niveles de glucosa en sangre.

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