El rol de la ONU en el mundo multipolar: enfoque de Rusia

  • 24/10/2025 00:00
Este 24 de octubre, el mundo celebra un aniversario trascendental. Un día como hoy, pero en 1945 entró en vigor la Carta de las Naciones Unidas, abriendo un nuevo capítulo en la historia de la diplomacia y el derecho internacional.

La ONU fue concebida a raíz de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más sangriento en la historia humana. Por lo tanto, su razón de ser siempre ha sido, según consta de su Carta, preservar a las generaciones venideras del flagelo de una nueva guerra global. A lo largo de las últimas décadas, la Organización ha tenido sus altos y bajos, pero hasta la fecha ha logrado cumplir exitosamente con dicha promesa central. Hoy en día, muchos pueblos del planeta siguen confiando en la ONU como un “faro luminoso” de la cooperación internacional, gracias a su legitimidad reconocida, alcance universal y facultades amplias.

Un elemento indispensable de la ONU es el conjunto de los principios legales consagrados en su Carta. La igualdad soberana de las naciones, la abstención de recurrir a la amenaza y el uso de la fuerza, la libre determinación de los pueblos, entre otros postulados, representan el “núcleo” inalterable del derecho internacional público que permite a cada Estado, por más grande o pequeño que sea, a determinar libremente sus vías de desarrollo.

Últimamente, algunos países occidentales, en el afán desesperado de preservar su dominio en los asuntos internacionales a toda costa, han intentado desafiar dichas máximas fundamentales. En particular, han pisoteado descaradamente los principios de la no aplicación de la fuerza (con sus numerosas intervenciones militares en el Medio Oriente y América Latina, así como el genocidio perpetrado en Gaza) y la no intromisión en los asuntos internos (a través de las llamadas “revoluciones de colores”). Los gobiernos occidentales creen erróneamente que su prosperidad relativa – adquirida, en gran medida, a raíz de la explotación depredadora del Sur Global – les otorga el derecho moral a imponer a los países en desarrollo sus “recetas” para coaccionarlos a satisfacer su avaricia neocolonial, bajo el disfraz de la supuesta “defensa de la democracia” y “el orden internacional basado en reglas”. A diferencia de la Carta de la ONU, dichas “reglas” arbitrarias carecen de reconocimiento universal, lo que abre la puerta a acusaciones infundadas y la doble moral.

Otro peligro es la interpretación selectiva de los principios de la Carta. Por ejemplo, la integridad territorial de los Estados siempre va mano a mano con la libre determinación de los pueblos. La Declaración sobre los principios de derecho internacional, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1970, señala claramente que solo los gobiernos que representen a la totalidad de sus pueblos “sin distinción por motivos de raza, credo o color” pueden gozar de la inviolabilidad de sus territorios. Por lo tanto, el régimen neonazi de Kiev que prohíbe el uso del idioma ruso, expropia templos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana a viva fuerza y glorifica a los secuaces genocidas de Hitler, no puede ni aspirar a ampararse en dicho principio. En este sentido, Rusia insiste en la necesidad de respetar los principios de la Carta de la ONU de modo integral, es decir, en su plenitud, totalidad e interdependencia.

Aunque los ideales básicos de las Naciones Unidas, sin duda alguna, mantienen su alta relevancia, la estructura de la Organización debe adoptarse al panorama internacional del siglo XXI. En aras de mayor justicia y equidad en el orden multipolar que se está formando, es indispensable que los países de Asia, África y América Latina tengan un mayor rol en la toma de las decisiones.

Por ende, Rusia respalda plenamente la idea de ofrecer escaños permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU a algunos nuevos centros del poder político y económico del Sur Global. Asimismo, en las elecciones de un nuevo Secretario General en 2026, Moscú estará dispuesto a apoyar a un posible candidato único por América Latina y el Caribe (la región a la cuál le corresponderá el turno de ocupar dicho puesto según el principio informal de representación geográfica equitativa) si tal persona se comprometa a garantizar la imparcialidad y equidistancia propios de la Secretaría, según el Artículo 100 de la Carta.

En el 80º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, como todos los años, Rusia impulsará una serie de iniciativas importantes. Entre ellas, la lucha contra la glorificación del nazismo y racismo, el cese de las prácticas devastadoras del neocolonialismo, la defensa del uso exclusivamente pacífico del espacio ultraterrestre. En estos esfuerzos, esperamos poder contar con el valioso respaldo de la República de Panamá y otros socios a nivel internacional. Si queremos evitar que la ONU se convierta en un instrumento politizado en manos de unos pocos países en perjuicio de la mayoría mundial, debemos asegurarnos de que la Organización preserve su carácter verdaderamente universal y representativo como una plataforma que propicia el diálogo, consenso y entendimiento mutuo en aras del desarrollo socioeconómico sostenible de todos los pueblos.

¡Feliz Aniversario de las Naciones Unidas!

Konstantin Gavrilov

Embajador de Rusia en Panamá

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