Hasta luego, San José

Desde mi llegada a San José, el pasado 28 de febrero, tenía la sensación de que estaba asistiendo a un evento muy especial. Todo el proceso desde instalarme en un hostalito cerca al Parque de La Sabana, hasta compartir ayer el último día con la delegación nacional, representó la confirmación de las convicciones que me han convertido en un periodista... y en un apasionado por los deportes.

La misión no ha sido sencilla. Desde caminar en los primeros tres días todo el parque hasta el Estadio Nacional (unos cinco kilómetros desde el hostal), hasta llegar un sitio en una zona considerada ‘área peligrosa’ —dicho, incluso, por la Policía Municipal de San José— donde se realizaron las competencias de boxeo en los X Juegos Centroamericanos, pasando por cambiar de escenarios para estar presentes en la misión informativa, escribir tarde en la noche y levantarse muy temprano a seguir a nuestros atletas.

Una tarea que cumplimos con gusto. Dos cosas que estremecieron al mundo sucedieron mientras los juegos se realizaban: la muerte del líder venezolano Hugo Chávez y el escogimiento del cardenal argentino Jorge Mario Bergolio como nuevo pastor de la Iglesia católica. Dos hechos que han cambiado radicalmente al mundo... dos eventos de trascendencia histórica para la humanidad, en distintos escenarios y circunstancias.

Retorno a Panamá con la sensación de que la delegación pudo haber logrado más cosas... y siendo testigo de por qué en deportes donde se esperaban preseas doradas, no se dieron los resultados esperados.

ENVIADO ESPECIAL