Los XXII Juegos Olímpicos de Invierno, oficialmente inaugurados

Actualizado
  • 07/02/2014 15:31
Creado
  • 07/02/2014 15:31
El logro supremo de la Rusia de Vladimir Putin se puso en marcha el viernes, con una celebración de la grandeza de su pasado y esperanz...

El logro supremo de la Rusia de Vladimir Putin se puso en marcha el viernes, con una celebración de la grandeza de su pasado y esperanza por un futuro glorioso.

En una superlativa ceremonia, el presidente ruso Putin inauguró oficialmente el viernes los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi.

Vladislav Tretiak, un legendario jugador de hockey, e Irina Rodnina, tricampeona olímpica de patinaje artístico, prendieron el pebetero olímpico, para poner en marcha dos semanas de competencias invernales a las orillas del mar Negro.

El encendido del fuego olímpico coronó una alegre ceremonia de apertura en el Parque Olímpico, que comenzó con una bienvenida "al centro del universo".

Más que en otras citas, estos Juegos Olímpicos están estrechamente atados al gobernante del país anfitrión.

Putin cargó con la iniciativa de obtener el derecho de montarlos en esta ciudad, un centro turístico de verano en el mar Negro y próximo a las montañas del Cáucaso.

Rusia se gastó 51.000 millones de dólares para transformar a Sochi en un paraíso para los deportes invernales.

Los Juegos Olímpicos más caros en la historia acabaron sumiéndose en una vorágine de corrupción, abusos al medio ambiente y temores a atentados terroristas por la insurgencia islámica en las vecinas repúblicas de Chechenia y Dagestán.

Apenas después de ponerse el sol sobre el Cáucaso y a la ribera de la costa que bordea el estadio Fisht, la estrella de la televisión rusa Yana Churikova pegó un grito a la gente que aún trataba de acomodarse en sus asientos: "íBienvenidos al centro del universo!".

Y así será durante las próximas dos semanas para los 3.000 deportistas que participarán en 98 pruebas, batiendo récords de participación y competencias en unos Juegos de Invierno.

Pero también habrá inquietud de que estos Juegos sean blanco del terrorismo, temores que se atizaron durante la misma ceremonia cuando trascendió que un pasajero a bordo de un vuelo con destino a Estambul dijo que cargaba una bomba y pidió que el avión fuera desviado a Sochi. Las autoridades informaron que el avión aterrizó sin problemas en Turquía.

La nota disonante de la ceremonia se produjo cuando uno de los cinco anillos olímpicos no se encendió mientras se trataba de recrear una nevada.

Los cinco debían unirse para dar inicio a un despliegue pirotécnico para poner en marcha la fiesta. En cambio, los anillos terminaron apagándose y removidos del estadio, justo cuando Putin era presentado.

Tampoco se hicieron menciones sobre la represión a los opositores, el temor al terrorismo y el extraordinario dispositivo de seguridad de estos Juegos.

No se dijo ni una palabra sobre los trabajadores migrantes que con ínfimos salarios construyeron las sedes de la nada, la indiferencia hacia los residentes de la ciudad, la desconsideración al medio ambiente durante las obras y todo el despilfarro.

Pese a todas las críticas que ha recibido, Rusia sacó pecho con lo que ha logrado con estos Juegos. Dmitry Chernyshenko, el jefe del comité organizador local, resumió el sentir de muchos de sus compatriotas presente cuando proclamó: "Estamos en medio de ese sueño que se ha hecho realidad".

Para Rusia, la ceremonia de apertura ofrece la ocasión de exhibir al mundo su identidad post soviética. Seguramente se acoplará a la versión de Putin: un país dueño de una compleja historia y que voltear la página a dos convulsas décadas y ahora puede montar una magna cita deportiva internacional.

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