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- 04/07/2017 02:02
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Los fanáticos de los Astros de Houston tienen sobradas razones para haber olvidado los malos días en que su equipo no ganaba, daba lástima e incluso, se pensaba que no estaba a la altura de una liga como las Grandes Ligas.
El equipo comenzó un trabajo metódico. El presidente del club, Reid Ryan, dejó claro que haría las inversiones necesarias para sacar a los Astros de aquellas temporadas en donde perder era una constante.
Ya para el año 2015, comenzaban a verse los frutos de este trabajo, con el puertorriqueño Carlos Correa, un chico que firmaron cuando tenía apenas 17 años, coronado como el Novato del Año, y al zurdo Dallas Keuchell ganando el Cy Young de la Liga Americana.
Ryan no escatimó esfuerzos para ver a su equipo como un candidato, no como un participante más.
La construcción se inició alrededor del venezolano José Altuve, añadiendo a Correa, y consiguiendo jugadores como George Springer, sumando a sus filas a Josh Reddick, el receptor Brian McCann y el veterano boricua Carlos Beltrán.
En su núcleo abridor con Keuchell como líder, han sumado a Lance McCullers Jr. y Brad Peacock, ambos talentos desarrollados por las fincas de los Astros.
Un equipo cuyo promedio de edad es de casi 28 años, y que sus jóvenes estrellas están por debajo de los 25 años, le asegura a los Astros muchos años de cosas buenas.
Lo que está por venir es quizá una de las marcas más importantes al llegar a la media temporada.
Houston llegó a 56 victorias el fin de semana en Nueva York y necesita 4 triunfos para alcanzar 60 éxitos antes del Juego de Estrellas; podría alcanzarlos en sus series contra los Bravos de Atlanta y los Azulejos de Toronto.