El béisbol juvenil, la principal marquesina de la pelota nacional

Actualizado
  • 10/01/2022 00:00
Creado
  • 10/01/2022 00:00
Se trata de una de las disciplinas más organizadas que tiene el deporte panameño y no solo por el hecho de realizar continuamente sus campeonatos en casi todas sus categorías, sino porque llevan registros y estadísticas
José Martiz (izq.), Ricardo Domínguez y Josué Vega (der.) se apuntaron en las páginas de los 'no hit run' de la pelota juvenil.

El campeonato de béisbol juvenil está por iniciarse, abriendo la oportunidad a cientos de peloteros a inscribir sus nombres en la historia deportiva istmeña.

Lógicamente no todos podrán hacerlo, pero serán suficientes para que sigan robusteciendo la rica historia que gira alrededor de esta categoría, donde pulula el semillero de la pelota nacional.

El béisbol es una de las disciplinas más organizadas que tiene el deporte panameño y no solo por el hecho de realizar continuamente sus campeonatos en casi todas sus categorías, sino porque llevan registros y estadísticas.

Aunado a ello, ha tenido la gracia de contar con los medios de comunicación, que le han permitido llegar a un sinfín de lugares en el país, algo que no ha ocurrido con otros deportes.

El capitalino Carlos César Maldonado coqueteó con un juego perfecto, cuando en 1984 lanzó un 'no hitter' al equipo bocatoreño.

Muchos han escrito importantes notas en 52 años de historia y siguieron sus carreras en forma exitosa, pero otros solo fueron como una estrella fugaz y brillaron en un breve espacio de tiempo.

Realmente hay decenas de nombres, algunos más destacados que otros. No obstante, en esta crónica mencionaremos solo a algunos de estos peloteros que se destacaron.

Así es que veamos quiénes han escrito parte de la historia de nuestro béisbol juvenil.

Los ases del montículo

La historia de los capitalinos Karl Tuñón y Carlos César Maldonado y del vaquero José Martiz, está casi enmarcada en un mismo renglón, aunque el no hitter del primero fue 'perfecto'.

El colonense Luis Ortiz fue uno de los primeros en batear dos jonrones en un mismo partido, hecho acontecido en 1976.

En efecto, Karl lanzó el primer 'partido perfecto' en la historia de los campeonatos juveniles, cuando en 1991 sometió a la selección de Coclé y los venció 13 carreras por 0.

Unos años antes, Maldonado coqueteó con la posibilidad de un juego intachable, cuando en 1984 tiró su no hit no run a la tropa de Bocas del Toro (2-0).

Un error de su cuadro interior y una base por bolas en la cuarta entrada, se 'asociaron ilícitamente' para impedir, podría decirse, el primer juego perfecto de la pelota juvenil.

Muchísimos años después del trabajo de Maldonado y unos tantos del de Tuñón, surgió el del serpentinero vaquero José Martiz en siete episodios ante la novena del Darién, a quien venció 17 carreras por 0.

El capitalino Abdiel Cumbertbach ha sido uno de los más hábiles robadores de bases, en la historia de la pelota juvenil panameña.

Martiz también tuvo en ese año 2000 un juego perfecto en sus manos, pero concedió dos bases por bolas que enmarañaron todo el asunto. Otorgó boletos a José Camarena en el cuarto y a Roberto Herrera en el quinto.

Otra circunstancia singular en este curioso apartado de los partidos sin carreras y sin imparables, es cuando los mismos son ejecutados por dos lanzadores o más.

Realmente esto no es muy común, porque deben unirse muchos factores para que dos serpentineros lleguen a la loma intratables, y logren dominar a una artillería contraria.

No obstante, en el caso de la pelota juvenil panameña se han dado seis de los 21 no hitter recetados, a lo largo de más de 50 años de torneo.

En esa línea, tenemos al veragüense Josué Vega (refuerzo) y al vaquero Ricardo Domínguez, quienes en 2000 se combinaron para tirar un partido de esta magnitud, en el triunfo de Panamá Oeste ante Chiriquí, 3 por 0.

Las dos últimas ocasiones en que se lanzaron partidos no hit no run, sucedieron en las temporadas 2019 y 2021 y, en ambas, fueron trabajos combinados de dos serpentineros.

En el primero, los herreranos Yadier Díaz y Ramce Pinilla blanquearon a Colón (5 por 0); y en el segundo, los chiricanos Luis Aguilar e Hiram Stanziola sometieron durante nueve entradas a Panamá Metro (9 por 0).

En un caso mucho más raro aún, el veragüense Christian Aguilar se combinó con otros tres serpentineros, en la temporada de 2007, para lanzarle un no hitter a Bocas del Toro (14 carreras por 1).

Otras joyas del pitcheo

Indudablemente que a lo largo de estos años se han dado otras hazañas en la lomita, como fueron los 20 bocatoreños abanicados por parte del chiricano Félix Castillo en 1977.

Asimismo, los 22 metropolitanos que fueron ponchados por el herrerano José Vega IV, a lo largo de nueve trabajadas entradas en 1984.

Lo curioso de este partido fue que Vega IV se fue sin decisión, tras los nueve episodios. Al final, los azuerenses se llevaron la victoria 4 a 3.

En 2007, el chiricano Antonio Cuan tiró pelota de dos imparables y ponchó a 13 veragüenses, en la victoria de su equipo 3 carreras por 1.

Ese mismo año, tres lanzadores se combinaron en el encuentro entre Los Santos y Herrera, para recetar 30 ponches. El santeño Randall Delgado se anotó 15 y su compañero Fernando Maltez, otros cuatro; mientras que el herrerano José Tello abanicó a once contrarios.

Reyes ofensivos

Las historias sobre hazañas ofensivas también son muy ricas en la pelota juvenil.

La primera de ellas se la anotamos a los colonenses Lucas Barrios y Luis Ortiz, quienes en 1976 se convierten en los primeros en batear dos jonrones en un mismo partido, en esta categoría.

Primero fue Barrios frente a la novena de Coclé y pocos días después, Ortiz ante la representación de Veraguas.

Cabe señalar, que los siete siguientes peloteros en hacerlo también fueron colonenses, entre los años de 1979 y 1987. En esa primera temporada lo hicieron Reinaldo Laguna, Omar Massiah, Manuel Aird y Mauricio Ching.

En 1982, Massiah repitió la hazaña y cinco años después lo hizo Alex Zapata.

A propósito de Mauricio Ching, en 1977 bateó de 6-6, con tres dobles, frente a los envíos de los serpentineros de Panamá Oeste.

Este registro fue empatado en 2002 por el coclesano Rubén García, quien tuvo una excelente noche frente a Bocas del Toro al batear de 6-6, con tres dobles y seis carreras remolcadas.

Por otro lado, los chiricanos Carlos Araúz, Óscar Luque e Iván Atencio, batearon un jonrón, cada uno, con las bases llenas, frente a la novena de Bocas del Toro en 1999.

Un año después, el también chiricano Mario Anguizola se convierte en el pelotero No.13, en batear jonrón con las bases llenas en el primer episodio en 31 años de pelota juvenil, ante los envíos del bocatoreño Juan Quintero.

Finalmente, en los años de 1988 y 1989, el chiricano Giovanny Miranda y el capitalino Abdiel Cumbertbach se convierten en los más temibles estafadores, al robarse siete y once bases, respectivamente, en un solo encuentro.

Miranda se estafó siete y Cumbertbach un total de once, seis veces la segunda almohadilla y cinco la antesala.

Obviamente, que ambos resultaron campeones en ese departamento al culminar la campaña. El chiricano totalizó 34 y el metropolitano, 37.

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