Rodolfo Aguilar, del barrio de Los Andes al Hall de la Fama

Actualizado
  • 25/01/2021 00:00
Creado
  • 25/01/2021 00:00
Luego de casi 20 años como púgil, y otros 20 como entrenador, concertador, manejador y oficial, será exaltado el próximo 18 de junio al Salón de la Fama del Boxeo de Florida.
Rodolfo con su familia. Su esposa Jodi, sus hijos Daniel y los mellizos David y Derek.

Rodolfo Aguilar llegó a ser considerado uno de los mayores prospectos del boxeo panameño y con posibilidades de llegar a ser campeón del mundo. Bueno, ese era el plan que se había propuesto su manejador Luis Spada, cuando el joven de Los Andes No.2 se inició en el negocio.

Sin embargo, la historia fue muy diferente. Aguilar peleó en dos oportunidades por un título del mundo, pero no tuvo éxito. Primero ante el mexicano Julio César Chávez (1988) y después frente al venezolano Crisanto España (1993).

Aún así, el destino le tenía reservada una agradable sorpresa, ya que luego de casi 20 años como púgil, y otros 20 como entrenador, concertador, manejador y oficial, será exaltado el próximo 18 de junio al Salón de la Fama del Boxeo de Florida.

Es un reconocimiento que Aguilar no se esperaba. La llamada le llegó una mañana y solo dejó de pensar que era una tomadura de pelo, cuando estuvo en Fort Myers (Florida) y se hizo el anuncio de su inducción en la Clase 2021.

Pero nada ha sido fácil en la vida de este exgladiador, de 55 años, a quien en 2004 hubo que hacerle un trasplante de médula ósea.

Actualmente es juez de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y director para Latinoamérica de la International Boxing Association (IBA), con sede en Miami.

Chávez y España

Aguilar perdió con Chávez por nocaut técnico en seis asaltos, pero cree que tuvo compromisos más difíciles, como con el colonense Rafael Williams en febrero de 1987, en la Arena de Colón.

“El pleito con Williams fue uno de los más difíciles que tuve, a pesar de que peleé con Chávez (...), con quien me faltó un poco más de experiencia y algo de tiempo para entrenar en Las Vegas”, indicó.

Rodolfo Aguilar (tercero a la derecha) junto al presidente del Salón de la Fama, Steve Canton, y otros personajes escogidos.

“Lo que recuerdo es que llegué tres días antes de la pelea y no pude recuperarme del sacrificio que hice para lograr las 135 libras. En ese tiempo, el pesaje era en la mañana y la pelea, nueve o diez horas después. No es excusa, pero esos fueron los hechos”, dijo.

Aguilar tuvo una segunda oportunidad unos años después, nuevamente en un peso ajeno al suyo y, donde al final, perdió por decisión frente al venezolano Crisanto España.

Recordó que estaba clasificado en la división inferior, en esa época denominada junior wélter, cuando le llegó la oferta para pelear con el monarca de las 147 libras, versión AMB.

“El contrario de España se había lesionado, así que se les estaba cayendo el pleito en Belfast. Me hicieron la oferta y acepté, porque a pesar de no estar en mi peso, era una gran oportunidad”, aseveró.

De California a Tallahassee

Después del encuentro con Crisanto España, su carrera fue en picada (dos triunfos, un empate y cuatro derrotas), por lo que en 2002 decidió colgar los guantes y regresó a su país.

El panameño Rodolfo Aguilar agradece su inclusión en el Salón de la Fama del boxeo de Florida.

Buscó trabajo, principalmente en el gobierno, pero todo fue infructuoso, hasta que con la ayuda de los empresarios Richard Yohoros y Sergio González, viajó a California, donde su estadía de cuatro años se dividió entre las ciudades de Long Beach, Inglewood y Anaheim.

Allá fue recibido por un amigo (Cecilio Padilla), se hospedó por varios días en la casa de otro, y luego de trabajar esos 48 meses en el oeste estadounidense, se trasladó a Tallahassee, donde su antiguo apoderado, el francés Jean Christophe Courriege, lo invitó a unirse a su equipo de trabajo.

En su primer año conoció a Jodi, quien en ese momento era boxeadora profesional y hoy es la madre de sus hijos Daniel (16 años), David y Derek (ambos de 9 años). Rodolfo también tiene una hija, Yineira (29).

“Aquí trabajé con Henry Akinwande, quien fue campeón pesado; Byron Mitchell, titular en las 168 libras; y con Tavoris Cloud, a quien hice monarca de las 175, y con quien trabajé unos seis o siete años”, precisó.

Actualmente, tras 20 años de vivir fuera de Panamá, dirige una empresa de mantenimiento, principalmente de piscinas, y en sus ratos de ocio colabora con la comisión de boxeo, trabaja como juez con la AMB y es director de Centro y Sudamérica para la IBA.

Al salón de los inmortales

Fueron esas credenciales las que hicieron que su nombre fuera considerado para entrar al 'Hall of Fame' de la Florida, tras haber sido nominado en 2019 por un colega, aunque ese detalle no lo conoció hasta que conversó con el presidente de la entidad, Steve Canton.

“Canton me llamó y me dijo: 'Acá en la Florida tienes un amigo que fue escogido para el salón'. Le contesté que no sabía de quién me estaba hablando y después mencionó mi nombre”, dijo.

“Este hombre me está vacilando, pensé antes de que me explicara que un colega me había propuesto en 2019 y que, después de analizar mi trayectoria, pensaron que merecía el reconocimiento”, añadió.

Aguilar militó en las divisiones ligero, súper ligero y wélter, y disputó en dos ocasiones un título mundial.

No obstante, el expúgil istmeño siguió sin creer del cuento, hasta que se vio en medio de grandes estrellas del pugilismo, como Antonio Tarver y Glen Johnson, que también fueron escogidos.

“Cuando fui a Fort Myers, todavía estaba confundido, quería saber de qué se trataba todo. Vengo de Los Andes, un barrio de San Miguelito, y llegar al Salón de la Fama era algo muy grande para mí”, añadió.

Aguilar fue escogido en el renglón de participante en el que se incluye a oficiales, anunciadores, periodistas, fotógrafos y entrenadores, entre otros.

La IBA inauguró a principios de este mes en Fort Myers, el museo del salón de la fama de la Florida y aprovechó la ocasión para presentar a los nuevos inquilinos.

En ese salón también fue incluido en 2012, el cinco veces campeón Roberto Durán.

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