Bienvenido a Qatar

Actualizado
  • 28/03/2019 01:00
Creado
  • 28/03/2019 01:00
La próxima Copa del Mundo tendrá un notable incremento de participantes, sumando un total de 48. Además, por el brutal calor, tendrá que trasladar sus fechas habituales de junio a diciembre, trastornando los calendarios y el orden del fútbol mundial. ¿Vale la pena el esfuerzo? ¿Por qué?

Ya lo sé, falta mucho para Qatar. ¿Ni bien acabamos de salir de Rusia y ya nos estamos metiendo de cabeza en Qatar? Créeme, vale la pena estar informados desde ahora, porque este Mundial no será parecido a ninguno.

La Copa del Mundo 2022, a realizarse en Quatar, es la edición número 22 de este torneo. Aunque igualmente podríamos llamarla la copa de la primera vez (o aún más correcto: la copa de las primeras veces). Hace pocos días, por primera vez, la FIFA resolvió aumentar en Qatar el número de participantes a 48, admitiendo de paso la imperiosa necesidad de sumar otras sedes vecinas para lograr albergar el saturador número de partidos. Por ahora la FIFA maneja los nombres de Bahréin, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes y Arabia Saudí como candidatos a colaborar con Qatar en la organización del Mundial más poblado de la historia. Lo divertido (o siniestro) de este asunto es que tanto los Emiratos Árabes Unidos, como Arabia Saudita y Bahréin mantienen una intensa campaña económica y diplomática que busca inequívocamente aislar políticamente a Qatar. Ejemplos sobran: desde la ruptura de relaciones económicas y diplomáticas con la nación qatarí, hasta las penas de 15 años de prisión impuestas en los Emiratos a cualquier ciudadano que manifieste simpatía por Qatar, o la maloliente amenaza de Arabia Saudita de construir una inmensa cloaca en la frontera con el país qatarí para que funcione como un elemento de aislamiento simbólico y tóxicamente poético.

Estos tres países, a los que se suma Egipto, acusan a Qatar de apoyar ideológica y financieramente al terrorismo internacional, lo cual es rechazado enfáticamente en Qatar. Este clima de hostilidad hace risible la idea de cualquier colaboración entre estas naciones vecinas, lo cual hace aún más complicada la logística del Mundial.

Pero eso no es todo. Aún no llegué al clima. Bien sabes que los mundiales se juegan invariablemente alrededor de junio. Pero este mes coincide con el verano qatarí, que parece haber sido creado a partir de bocanadas infernales. ¿Cómo resolver semejante problema? La primera idea fue construir estadios cerrados y con aire acondicionado, pero esta ocurrencia fue rápidamente abandonada por ser excesivamente costosa. Entonces, se les ocurrió algo absolutamente impensado: cambiar las fechas del Mundial de junio a noviembre-diciembre para que los pobres espectadores no fueran a achicharrarse sin remedio. Esta idea generó una fervorosa oposición porque el cambio de fechas sin duda afectará el devenir de la organización y los calendarios de las ligas locales en todo el mundo. Incluso ya han surgido amenazas por parte de las ligas australiana e inglesa de demandar a la FIFA por perjudicarlas económicamente.

Pero la FIFA sigue adelante con ímpetu guerrero y galope decidido, sin mirar a los costados. Cabe preguntarse: ¿de dónde sale tanta laboriosidad? ¿De dónde proviene esta voluntad de hierro y una obstinación dispuesta a revertir problemas muy difíciles, a veces peligrosamente asomados a lo imposible?

Si la primera respuesta que te vino a la mente es ‘plata', seguramente acertaste. Desde un primer minuto, la escogencia de Qatar como sede de un Mundial fue más que controversial. Desde entonces surgieron voces que acusaron a la dirigencia de la FIFA de corrupción, de haber ‘vendido' la sede a cambio de jugosos sobornos. Hasta el día de hoy, las investigaciones continúan con poderosos indicios y muy pocas respuestas.

Pero esta no es la única controversia. Qatar enfrenta críticas severas por la manera en que trata a los trabajadores extranjeros, utilizados como mano de obra en las construcciones relacionadas con el Mundial, así como en distintos proyectos a lo largo del país. Amnistía Internacional se refirió a este fenómeno como ‘trabajos forzados' y organismos e individuos más radicalizados lo llaman simplemente ‘esclavitud'. En una investigación del diario inglés The Guardian , se reveló que a los trabajadores foráneos se les requisaban los pasaportes, se les pagaba tarde, mal o nunca y vivían en condiciones deplorables. Además, por falta de una seguridad laboral adecuada se temen elevadas cifras de muertos en accidentes laborales (en Qatar, cada año, mueren de esa manera 250 trabajadores indios).

Ya lo sabes, bienvenido a Qatar.

Bienvenido a la Copa Mundial de las primeras veces, y esperemos que también de las últimas.

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