La Rosa y las Gacelas por el Mundial de Rugby

Actualizado
  • 01/11/2019 10:35
Creado
  • 01/11/2019 10:35
Inglaterra y Sudáfrica protagonizan mañana sábado (4:00 a.m.), en Japón, la final de la novena Copa del Mundo del Rugby que se disputa cada cuatro años desde 1987. Se espera una reñida final para un torneo que ha alcanzado una enorme acogida en territorio asiático

Inglaterra, la inventora del fútbol moderno, mañana solo tendrá ojos y oídos para otro deporte que vive intensamente y del cual es también pionera: el rugby, porque su selección conocida como el equipo de la Rosa se enfrenta, en el International Stadium de Yokohama, a su similar de Sudáfrica por la Copa Mundial de Rugby 2019, que se disputa en Japón.

La Selección de Sudáfrica, conocida como los Springboks (las gacelas), aspira a alzar por tercera ocasión la Copa Webb Ellis después de doce años de su segunda conquista (2007), aunque lo que representa este deporte para los sudafricanos está particularmente asociado con su primera y significativa conquista de la Copa Mundial en 1995, cuando fue anfitriona del torneo. El hecho ocurrido en la álgida transición hacia la democracia con Nelson Mandela como primer presidente negro, recogido en el libro El Factor Humano del escritor inglés John Carlin y llevado al cine con el título Invictus por el director estadounidense Clint Eastwood, contribuyó a la unión del país.

Pronósticos inclinados

Los pronósticos conceden a los ingleses el favoritismo por el rendimiento en el torneo, al que accede invicto a la final y durante el cual derrotaron sucesivamente y convincentemente a Tonga 35-3, Estados Unidos 45-7, Argentina 39-10. No jugaron contra Francia debido a la suspensión del partido por un tifón (reglamentariamente quedó 0-0); después superaron ampliamente a Australia 40-16 en cuartos de final.

Pero, particularmente, se alzan como favoritos por la demostración dada al derrotar 19-7 en la semifinal a los All Blacks de Nueva Zelanda, protagonistas casi permanentes del Mundial de Rugby desde que se iniciara esta competencia en 1987.

La victoria sobre los All Blacks, considerada la gran sorpresa del Mundial, supuso un golpe de autoridad de los ingleses en sus aspiraciones por el cetro, al superar a un rival que llegaba con la presentación de ostentar tanto el título de bicampeón vigente (2011 y 2015), como el de tener 18 victorias consecutivas en los Mundiales y ser el favorito indiscutible para estar mañana en Yokohama.

Pero no solo desde el rendimiento deportivo han demostrado los ingleses el alto nivel en el que se encuentran sino también desde lo psicológico. El rompimiento que protagonizaron antes del comienzo del partido ante los All Blacks, al colocarse en forma de V para disminuir y absorber el efecto del famoso haka- ceremonia maorí que realizan los neozelandeses y que suele interpretarse como un rito que amedrentra a los rivales- tuvo un efecto positivo para los ingleses aunque fueran multados por ello, al rebasar el protocolo que condiciona estar separado al menos diez metros del rival. Un hecho que tenía como antecedente el Mundial 2007, cuando Francia tuvo una postura también contestaria y logró vencerlos 18-20.

Un cartel con las restricciones para el acceso a los estadios.
Los Springboks no se entregan

El conjunto sudafricano inició la Copa cayendo 23-13 ante los All Blacks de Nueva Zelanda, pero se recuperó luego para derrotar a Namibia 57-3, a Italia 49-3 y a Canadá 66-7. En cuartos de final se impuso a Japón 26-3. En la semifinal superaron a Gales 19-16, en un encuentro complicado que se decidió en los minutos finales, haciendo prevalecer la fortaleza de su zona defensiva sobre la velocidad y el juego aéreo de los galeses.

Los surafricanos vuelven a medirse en una final ante el equipo de la Rosa, después de haberlos vencido 15-6 en el 2007, para sumar su segundo campeonato. Históricamente en los enfrentamientos entre ambos los Springboks tienen 25 victorias por 15 de los ingleses, y 2 empates. Sin embargo, en los dos últimos choques, los ingleses se han impuesto. Un dato estadístico que no jugará cuando los equipos salten el campo.

La final es un encuentro entre las dos selecciones que lideran el ranking mundial del rugby: Inglaterra ocupa el primer lugar mientras Sudáfrica es segunda. Es igualmente un desafío entre dos de los mejores entrenadores de este deporte: Johan 'Rassie' Erasmus, por Sudáfrica, y el seleccionador Eddie Jones por Inglaterra.

Un duelo de estrategas

A 'Rassie' Erasmus se le atribuye el haber regresado a los Springboks al primer plano de este deporte, dándole un estilo definido de juego en la recuperación de su fortaleza defensiva y, sobre todo, se resalta el mérito de haber logrado cumplir la cuota de 50 por ciento de jugadores negros en el equipo, una disposición sensible acordada entre el gobierno y la Federación Sudafricana, que ocasionaba anteriormente desajustes deportivos en el equipo al no contar con suficientes jugadores negros del nivel requerido.

En su primer título en 1995 solo tenían un jugador negro, Chester Williams; en la segunda conquista en 2007 eran dos: Bryan Habana y JP Pietersen; en Japón 2019 son la mitad del equipo. El exjugador sudafricano de 46 años, nacido en Porth Elizabeth, que trabajaba en Irlanda como entrenador, fue traído con la intención de liderar esta integración y lo cumplió, realizando una transición escalonada y puliendo a los jugadores promesas. El capitán del equipo es hoy Siya Kolisi, el primer capitán negro en la historia de la Selección.

Del lado inglés también se produjo un 'revolcón', después de la desastrosa actuación en la Copa Mundial de 2015 en la cual fueron anfitriones y no superaron la fase de grupos. Contrataron después al entrenador australiano Eddie Jones, el primer extranjero en dirigirlos. Dato curioso, Jones era el entrenador de Australia precisamente en la única de las tres finales que ha ganado Inglaterra, la de 2003, por 20-17 sobre Australia. Pero lo buscaron impulsados por la resonante victoria de 34-32 sobre Sudáfrica, dirigiendo a la modesta Japón en la Copa de 2015.

Con 59 años Jones goza de un gran prestigio, un maestro de la táctica que prepara cada detalle del juego. Obtuvo el subcampeonato con Australia en el 2003, el Super Rugby con los Brumbies en 2001 y fue ayudante-asesor del cuerpo técnico de Sudáfrica en el título del 2007. Conoce el rugby sudafricano y si había alguna duda de sus capacidades, la victoria indiscutible sobre los All Backs la disipó.

Es un innovador que ha utilizado técnicas para sus entrenamientos tomadas del judo, las artes marciales mixtas (MMA), intercambió conocimientos con los entrenadores de fútbol Arsene Wenger y Guus Hiddink, incluso ha tomado también aportes del ciclismo. Erasmus-Jones dos entrenadores detrás de la gran final Inglaterra-Sudáfrica que dirigirá el árbitro francés Jérôme Garcès. Si vence Sudáfrica será su tercer título y alcanzará en la cima con igual número a Nueva Zelanda; si gana Inglaterra será su segunda corona, más que en el fútbol donde solo conquistó la de 1966.

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