Pelé, Messi y un equipo de nombre inolvidable

Actualizado
  • 01/04/2020 06:00
Creado
  • 01/04/2020 06:00
En esta entrega combinaremos pasado y presente, actualidad y memoria. Recorreremos un insólito episodio de la historia del fútbol mundial y comentaremos las reacciones más actuales de los clubes ante los crueles efectos económicos de la pandemia

Hoy combinaremos pasado y presente, actualidad y memoria. Recorreremos un insólito episodio de la historia del fútbol mundial y comentaremos las reacciones más actuales de los clubes ante los crueles efectos económicos de la pandemia. Y como si esto no fuera suficiente, evocaremos juntos un divertido episodio del fútbol amateur panameño.

El año era 1969. Pelé, con dos títulos mundiales en su mochila, era parte del famosísimo Santos.
Pelé, Santos y la guerra

Aunque en algunas ocasiones su personalidad en exceso egocéntrica y devota de los poderes fácticos del fútbol, han ensombrecido su imagen, nadie puede dudar de la mítica capacidad de Pelé. Ni de sus récords incomparables y la multiplicación de sus triunfos.

Pero la historia que vamos a contar, alcanza niveles inconcebibles en la carrera de cualquier futbolista, no solo la de Pelé. El año era 1969. Pelé, con dos títulos mundiales en su mochila (y un tercero apenas a meses de distancia) era parte del famosísimo Santos. En la primera mitad de esa década su dominio había sido absoluto. Ganó cinco campeonatos brasileños en fila y dos copas Libertadores, además de dos torneos Intercontinentales, venciendo al Benfica y el A.C. Milan.

Pelé había sido declarado patrimonio nacional de Brasil y el Estado ayudaba con los pagos de sus salarios para evitar que fuera vendido al exterior. Por eso, a partir de 1966, el camino del Santos tomó rumbos inesperados e incluso extravagantes para cualquier otro club en el mundo. A partir de ese momento, el club restó énfasis a los torneos locales e incluso internacionales, para concentrarse en giras interminables que redefinieron su identidad. Era una agotadora estrategia económica que llevó a los jugadores santistas por medio mundo, celebrando partidos amistosos que en ocasiones parecían guerras.

Volvemos a 1969 y la gira que el Santos iniciaba por África. Sin duda, y pese a la presencia de otros grandes jugadores como Pepe o Coutinho, la estrella mayor del Santos era Pelé. Se dio el caso de que durante un amistoso en un país con poca exposición al fútbol mundial, el Santos lució su uniforme blanco, pero Pelé tenía una camiseta roja, para que los espectadores pudieran distinguirlo de los otros jugadores sin mayores esfuerzos.

Cuando el Santos llegó a Nigeria, en 1969, el país confrontaba una guerra civil contra el estado secesionista de Biafra. Llevaban dos años de violencia ininterrumpida, en la que se calculaban 2 millones de muertos y casi 5 millones de desplazados. Santos llegó a Nigeria en pleno conflicto. Muchos lo desaconsejaban e incluso se llegó a considerar la opción de cancelar el partido. Pero el gobernador local declaró un feriado y ambos bandos acordaron un cese el fuego de 48 horas para que el partido pudiera celebrarse.

Si quieres saber el resultado, Santos venció a la selección de Nigeria por 2-1 (sí, los dos goles fueron de Pelé). Y si quieres saber el resultado del conflicto, Nigeria reabsorvió a Biafra en 1970. Los nativos de Biafra, aún luchan por su independencia, aunque con métodos más pacíficos. Según recuerdos del jugador santista Gilmar, el cese el fuego apenas alcanzó la duración del partido. Dice que mientras el avión despegaba podían escucharse los disparos que indicaban el reinicio del conflicto.

Messi, la ira, el virus

Parece mentira, pero justo cuando la pandemia está ofreciendo oportunidades de unidad y solidaridad en medio de una causa común incuestionable, la junta directiva del F.C. Barcelona todavía se las arregla para generar malestar y conflicto. Desde hace varios días, los capitanes de la plantilla de fútbol del Barça se habían mostrado dispuestos para colaborar descontándose un porcentaje de sus salarios. La negociación con los dirigentes dio inicio y se resolvió sin mayores conflictos. Pero una vez finalizada, el capitán Messi (y mayor poder fáctico del club) señaló en una carta haberse sentido innecesariamente presionado por la directiva para que hicieran lo que habían pensado en cumplir desde un principio. La desconfianza entre jugadores y dirigentes es terrible. Son capaces de generar oscuras chispas de enfrentamiento inclusive en medio de las situaciones más sencillas de resolver. De hecho, los jugadores no solo aceptaron reducirse el salario, sino que ofrecieron un dinero extra para que los empleados del club no dejen de ganar ni un centavo de sus salarios.

Bartomeu ha demostrado, una vez más, su incapacidad. No solo por resolver a tropezones una situación que ya estaba resuelta de antemano, sino por suscitar la ira de Messi. Y si la situación termina transformándose en un duelo personal entre Messi y Bartomeu, creo que ya sabemos quién va a perder.

Y mientras el Barça hace sus reajustes, junto al Espanyol y el Atlético de Madrid, el Real Madrid ya está negociando lo propio. Por su parte, un equipo de La Liga como el Betis de Sevilla, con una profunda raigambre social, responde al reto presente con un gesto sobrecogedoramente humano. El club verdiblanco decidió acercarse a sus socios más vulnerables debido a la pandemia. Un primer acercamiento fue realizar llamadas telefónicas dirigidas a los socios más veteranos (y por tanto más vulnerables a la pandemia) del club. El Betis posee 2,100 socios mayores de 70 años y el club decidió llamarlos uno a uno para ver cómo se encontraban y apoyarlos en lo que fuera necesario. Por ahora, son 80 los voluntarios que realizan las llamadas. Lo primero es averiguar la condición de vida del socio (si están solos, si tienen las necesidades básicas cubiertas, si requieren algún tipo de apoyo). En el mejor de los casos, de no existir alguna situación conflictiva, la llamada sirve para conversar y acompañar por un momento a la persona. ¿De qué hablan? De fútbol, por supuesto. Y preferiblemente del Betis. Luego de la primera llamada y de evaluar la situación del socio, se establece un calendario de llamadas posteriores para que el contacto no se pierda. Una conversación telefónica tiene un gran potencial emotivo y comunicativo. Y en un futuro cercano, se espera que algunos jugadores se sumen a los voluntarios, para así comunicarse directamente con sus hinchas más veteranos.

Un nombre para no olvidar

Una de las poquísimas ventajas que trajo la pandemia es la recuperación de vínculos que parecían perdidos o muy desgastados. En mi caso, recuperé la amistad telefónica con el gran percusionista panameño Ventura Dríguez, siempre cargado de historias y pregones de otros tiempos y de estos. Hace poco, Ventura evocaba la existencia de un equipo del fútbol amateur panameño con un nombre y unas señas de identidad inolvidables. Era finales de los años 70 en alguno de los tantos torneos de equipos barriales que se disputaban en la capital. Asistiendo a uno de esos partidos disputados entre sudor y barro, Ventura descubrió al equipo de Villa Guadalupe. Respondía al curioso nombre de Caíste en el fango. Él recuerda que, por ejemplo, cuando el anunciador del torneo convocaba a los equipos y decía: “en el próximo partido, Panamá Viejo contra Caíste en el fango”, no solo provocaba carcajadas en el público, sino un estremecimiento de orgullo entre los jugadores que con orgullo se reconocían como “Fangueros”.

El nombre de este club venía de una canción de Óscar D´León de 1978 llamada La Mano. Óscar cantaba:

“Por qué no me seguiste cuando te di la mano.

Ahora te pesa. Caíste en el fango”.

Y los jugadores del equipo asumían su alusiva condición de bajos fondos, fumando alguito de kenke a la menor oportunidad, mezclados con su público, que sin dejar de divertirse, caía en el fango cada vez que podía.

Sé que no hace falta decirlo, pero igual lo digo.

Por favor, cuídense.

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