Julio Dely Valdés, ¿continuar o cambiar?

Actualizado
  • 02/07/2019 02:00
Creado
  • 02/07/2019 02:00
Panamá se fue de la Copa Oro con las cuentas en blanco, alcanzó la misma instancia que en el torneo anterior. El segundo ciclo del técnico nacional comenzó en marzo, hay voces que desean un cambio y otras la continuidad del proceso

No hay que ser negativo para asumir la responsabilidad de la autocrítica. La actuación de Panamá en la Copa Oro distó de llenar las expectativas de quienes creíamos que la Selección alcanzaría a meterse entre los cuatro mejores conjuntos del torneo, que se estaba cerca de llegar a un plantel al cual solo le faltarían algunos retoques, para consolidarse. Hay más tareas por hacer aparte de darle un nuevo estilo de juego o encontrar nuevas piezas para conformar el equipo relevo de la Selección Mundialista del año pasado.

El reto vigente

Terminada la participación en el Mundial y la relación contractual con el entrenador colombiano Hernán Darío Gómez, se daba por concluido un ciclo que conllevaba el retiro de algunos jugadores de mucha valía que habían contribuido a posicionar a Panamá entre las cuatro mejores selecciones de la Concacaf. Emprender una nueva etapa partiendo sobre la buena base que quedaba con jugadores con experiencia, aún con mucho para aportar, y jugadores jóvenes que se habían ganado su espacio, a los cuales se les tendrían que sumar los nuevos emergentes como parte de la renovación, era y sigue siendo el reto a superar.

El camino post Mundial

Sin tener certeza de un nombre convincente para contratar como entrenador permanente de un nuevo proceso mundialista, se afrontaron una serie de partidos amistosos obtenidos tras la estela positiva dejada por la participación en la Copa Mundo. Gary Stempel asumió como técnico interino, su histórico aporte al fútbol nacional convalidó la designación. El entusiasmo y la dedicación de Stempel para hacer un cambio tanto de protagonistas y de estilo de juego, se encontró con resultados que no lo acompañaron.

El partido en Oporto un disparador

Conservando la figura del interinato para dejar la designación del entrenador titular en manos de la nueva junta directiva (la cual asumió el mes pasado), la Fepafut encomendó a Julio Dely Valdés las riendas de la Selección, el 11 de febrero pasado. El retorno del más emblemático ex jugador panameño y ex técnico de la Selección, se hacía afrontando un amistoso contra la Selección de Brasil, el 25 de marzo. Era una ‘papa caliente' de la que cualquier técnico al mando de un equipo (con el rango que posee Panamá) hubiese querido que no fuese su primer partido sino más adelante en su gestión. Del estadio Do Dragao de Oporto, Portugal, Julio Dely salió no solo ileso: fortalecido. El 1-1 ante Brasil lo logró con una Panamá jugando bien y con atributos para demostrar que podía seguir creciendo. El crédito que le dejó ese partido fue amplio como para no ponerlo en entredicho por los amistosos con marcadores negativos ante Colombia y Uruguay.

Una Copa al alcance

Existía la percepción que esta presente versión de la Copa Oro estaba al alcance para ser nuevamente protagonista, un evento en el que regularmente al combinado nacional le va bien, como lo demuestran los resultados: desde el 2005 supera la fase de grupos. Se esperaba que el equipo estaría entre los cuatro mejores de la región metiéndose en las semifinales, jugando con ello 6 partidos oficiales que le permitirían mostrar su progresivo rendimiento. El nivel general de las selecciones participantes no desmiente la percepción sino que la reafirma, esta Copa Oro estaba al alcance.

Un paso adelante o un paso atrás

La eliminación frente al conjunto jamaiquino por 1-0 deja un ingrato sabor, toda derrota lo deja, pero sobre todo ésta porque la Selección fue superada por una Jamaica que estuvo lejos de ser el rival con los atributos que se esperaba: juego con transiciones rápidas de defensa-ataque, con centros permanentes al área, con la propuesta de un ritmo desgastante. No presentó ninguno de ellos, fue un equipo plano que tuvo como mayor virtud la paciencia para esperar un error en la defensa panameña y capitalizarlo. Tal como ocurrió.

Aunque también hay que decirlo, si Jamaica no fue el equipo que se esperaba no fue porque no quiso sino porque la Selección Nacional le impidió desarrollar su juego. Panamá desde el juego mismo fue superior pero pecó de imprecisión en el último pase del balón: el pase a la red. El mal de siempre, la falta de eficacia. Tendrá que abocarse a encontrar un referente en el mediocampo en las labores defensivas con liderazgo y visión táctica, el vacío dejado por ‘El Gavilán' Gómez se ha llenado a medias. Aunque el quebradero de cabeza principal es encontrar un delantero con la virtud del gol y no solo la de desempeñar esa función posicional. Desde lo mental también tendrá que lograrse más concentración. La Selección llegó como en la Copa Oro de 2017 a los cuartos de final y cayó por el igual resultado, en aquel entonces el 1-0 ante Costa Rica en el mismo estadio, Lincoln Financial Field de Filadelfia.

¿Se impone el cambio de técnico?

La pregunta está sobre la mesa y se presenta por sí misma cada vez que no se logra un objetivo. Muchas veces se responde más con el corazón que con el raciocinio. Sin embargo, deben sopesarse criterios respondiéndose antes también estas otras preguntas: ¿La selección no mostró virtudes que ameriten darle un margen de espera al cuerpo técnico más allá de los cuatro meses que tienen en el cargo?, ¿Estando a la vuelta de la esquina la participación en los Juegos Panamericanos de Lima y las eliminatorias para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, una vez concluyan éstas no es el momento de hacer entonces el balance de la gestión? Creo que la selección mostró aspectos interesantes de progreso, soy del criterio que se debe mantener el cuerpo técnico y hacer el balance general cuando concluyan los Juegos Panamericanos y la clasificación a los Juegos Olímpicos, mi criterio es tan válido como del aficionado que puede ser contrario.

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