¿Qué te pasa, Barça?

Actualizado
  • 25/09/2019 07:00
Creado
  • 25/09/2019 07:00
Se trata de problemas estructurales y situaciones endémicas que afectan desde finales de la temporada anterior (o incluso antes) a uno de los clubes con mayor caudal de talentos en el mundo del fútbol

Tengo que aclarar algo. Estoy escribiendo esta columna mientras juega el FC Barcelona contra el Villareal. Es decir, que algunos de mis comentarios podrían verse refutados o condicionados por un partido brillante del Barça, o algo parecido. Pero, en cualquier caso, no estoy escribiendo motivado por una cuestión de resultados inmediatos. Se trata de problemas estructurales y situaciones endémicas que afectan desde finales de la temporada anterior (o incluso antes) a uno de los clubes con mayor caudal de talentos en el mundo del fútbol.

Hay crisis y hay crisis. No dudo que algunos me tildarán de exagerado (ya ocurrió en un pasado reciente). Seguramente dirán que el torneo español apenas ha comenzado, que solo se perdieron un par de partidos, que la distancia con los líderes no es tan pronunciada. Y sin duda tendrán razón, pues todos esos argumentos son válidos. Pero este no es un problema de derrotas. En el fútbol se pierde muchas veces. Y hay mil maneras distintas de caer. Pero en el caso del FC Barcelona, el problema no es perder, es cómo se pierde, con jugadores envueltos en una dramática apatía, en una blandura que sugiere poco interés, escaso profesionalismo; con una actitud generalizada que sugiere decadencia. No es la primera vez que se cuestiona el juego del equipo de Valverde, pero habitualmente en La Liga era un equipo capaz de resolver partidos, compitiendo a gran altura y ganando títulos. Pero la reciente derrota en cancha del Granada mostró a un equipo que, colectivamente, bordeó la nada, mientras que a nivel individual exhibía errores y faltas de concentración inaceptables.

Creo que si tuviéramos que buscar un origen tendríamos que retornar a la visita a Anfield, durante semifinales de la Champions, cuando un Barça con el espíritu roto fue destrozado por el Liverpool. La respuesta de la directiva fue tibia. Ningún cambio radical, apenas algunos toques de maquillaje, ciertas contrataciones que sumaban talento (Griezman, De Jong) pero no estremecían estructuras.

Y quizás la estructura que mayores estremecimientos necesita, se llama Valverde. Su tibieza complaciente, su parca falta de ambiciones (al menos en apariencia) no es lo que un club como el Barcelona necesita. El plantel se nota desmotivado, lo que de por sí ya es pavoroso. Pero doblemente pavoroso es que Valverde no logre motivarlos. Es un plantel que parece diseñado para el goce futbolístico. Para la explosión de juego y placer. Y, en cambio, se empeña en aburrirnos, mientras se equivoca groseramente y deja puntos regados en el terreno de juego. Apenas hace un mes que comenzó la temporada y el Barça solo sumó 7 de 15 puntos posibles en la Liga y empató en el debut en Champions League, milagrosamente salvado una y otra vez por las tapadas de Ter Stegen. Empezaron como favoritos en todas las competencias y hoy se ven cojos y desmotivados. Se olvidaron de defender, y su potentísimo ataque no le alcanza ni para amenazar a un equipo de párvulos.

Quizás son apenas sensaciones. Pero hay números que las respaldan. En los últimos cuatro partidos que el Barça jugó de visita, realizó ocho remates al arco. Es decir, que su promedio fue de dos remates por partido. Escandaloso.

En último término existe una peligrosa duplicidad en el Barcelona. Pareciera un equipo comandado por dos fuerzas paralelas: la dirigencia y el vestuario. Hasta ahora, es una guerra sin víctimas importantes, aunque cuatro vicepresidentes dimitieron desde 2015.

El punto de análisis continua siendo la relación tripartita entre talento, juego y resultados. Es decir, si un equipo posee un enorme talento, ¿cuántas victorias puede producir? Y mejor aún, ¿cuánta calidad de juego puede producir? En el caso del FC Barcelona, las respuestas no son alentadoras. Pero, como yo todavía soy un profundo creyente en el talento, no se me escapan las posibilidades de un próximo y no muy lejano resurgimiento. La producción del joven De Jong refulge con diversas y múltiples cualidades. En el caso de Griezman, quizás toca encontrar la mejor manera de que encaje en un ataque que de por sí, ya es una suma de talentos. En todo caso, se dice que el mayor obstáculo es Messi, el dueño del vestuario, quien desde e primer minuto se opuso al arribo de Griezman, mientras favorecía o empujaba la llegada de su amigo Neymar.

Quizás las respuestas no están muy lejos. Hay quienes dicen que Xavi está muy cerca de adueñarse del vestuario del Barcelona (como Guardiola lo hizo en su momento). De algo estoy seguro: tendrá talento de sobra para sentirse respaldado.

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