Los dueños de la velocidad

Actualizado
  • 25/08/2009 02:00
Creado
  • 25/08/2009 02:00
COLOMBIA. El pasado domingo 16 de agosto no hubo un solo asesinato en Jamaica. Si se tiene en cuenta que allí mueren en promedio tres ...

COLOMBIA. El pasado domingo 16 de agosto no hubo un solo asesinato en Jamaica. Si se tiene en cuenta que allí mueren en promedio tres personas por día, la situación era totalmente excepcional. La razón era una sola: los jamaiquinos estaban pegados al televisor viendo cómo su compatriota Usain Bolt rompía el récord mundial de 100 metros en el Campeonato Mundial de atletismo de Berlín, al parar los cronómetros en 9,58 segundos.

La gente salió a las calles a celebrar con las tapas de las ollas y decoraron los buses con banderas patrias. Pero la alegría no paró allí. Cuatro días después, Bolt rompió el récord en los 200 metros, y a su éxito se sumaron las jamaiquinas Shelly-Ann Frase, Melanie Walker y Briggitte Foster-Hylton.

Pero lo que muchos se preguntan es cómo Jamaica, una isla con 2,804,332 habitantes y un alto índice de pobreza, puede dar a luz a tantas glorias del atletismo como Herb Mackenley y Arthur Wint, primeros medallistas jamaiquinos en los olímpicos de Londres en 1948.

Desde esa época, tanto el gobierno como la población le apostaron para que el atletismo fuera su deporte estrella. Según le dijo a SEMANA Howard Aris, presidente de la Asociación de Atletismo de Jamaica (Jaaa), gran parte del éxito se debe a una "potente infraestructura deportiva que viene desde hace años, que nos permite disponer de un semillero de talentos que nos provee con un mínimo anual de jóvenes atletas de alto rendimiento". Pero esta es sólo una de las razones.

Los jamaiquinos organizan campeonatos locales entre los colegios donde identifican a los nuevos talentos, que luego son remitidos a la Jaaa. El Estado también les ofrece becas para estudiar en el exterior o la posibilidad de formarse en Jamaica, donde cuentan apenas con dos pistas profesionales y un centro de alto rendimiento en Kingston.

Según Aris, otro punto importante de la superioridad jamaiquina es el espíritu de competitividad. "Tenemos una larguísima tradición y por eso la gente ya se acostumbró a las victorias de sus atletas. Cuando no ganamos medallas, los jamaiquinos se han mostrado muy disgustados", dice Aris.

Para Fernando García, un español que estrenó hace poco un documental sobre el atletismo en Jamaica, las precarias instalaciones no han sido obstáculo para dejar de competir. "Muchos de los atletas ni siquiera tienen zapatillas para correr y las pistas con las que cuentan no tienen un nivel profesional. Aun así, muchos prefieren quedarse en la isla porque se trata de una cultura arraigada", cuenta Guereta.

Para Santiago Rodríguez, máster en fisiología del ejercicio, Jamaica le apostó a este deporte porque es una disciplina barata. "Lo único necesario es tener ganas y poder correr. Además de las condiciones físicas, los jamaiquinos tienen el hambre y encuentran en las pistas una opción para progresar".

Sin duda, otra de las razones de esa superioridad tiene que ver con la raza. Un estudio entre Escocia y Jamaica probó que los caribeños tienen hasta el 40 por ciento más de fibras Actina A en las piernas, lo que les permite mayor rendimiento en los esfuerzos que requieren alta intensidad en poco tiempo.

Pero muchos consideran que el argumento más fuerte sigue siendo la inversión. "La contextura jamaiquina es muy parecida a la de la gente de Chocó. Pero mientras Jamaica invierte casi ocho millones de dólares anuales en atletismo, Colombia apenas destina 300.000", dijo a SEMANA Julio Roberto Gómez, presidente de la Federación Colombiana de Atletismo.

Por ahora, lo claro es que Jamaica es el nuevo rey de la velocidad. Las seis medallas de oro en los Olímpicos de Beijing y las obtenidas la semana pasada en Berlín son la prueba de que la corona en rapidez ya no es de Estados Unidos. Hoy el atletismo es orgullo en la isla caribeña, hasta el punto de que ya muchos comparen a Usein Bolt con la leyenda del reggae Bob Marley.

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