El deporte tiene un camino: trabajar su estructura

Actualizado
  • 15/06/2020 00:00
Creado
  • 15/06/2020 00:00
Aunque el país ostente algunas infraestructuras de gran envergadura, no se cuenta con una producción respetable de deportistas, porque no existe preparación de estructuras. Es cuestión de sistema y, el nuestro, lamentablemente, no funciona desde hace rato

Hay una idea casi generalizada de que al ser sede de un evento deportivo de gran envergadura, este se traducirá en nuevas instalaciones deportivas, más entrenadores y, al final, se contará con un número significativo de atletas de alto rendimiento.

Panamá debe cambiar su forma de hacer deporte.

Sin embargo, el asunto es mucho más complejo. Todo conlleva un proceso en el que sus fases van preparando un objetivo final, que debe traducirse, en efecto, en más y mejores atletas. No hay otro camino.

Pero en Panamá jamás podremos contar con una producción respetable de deportistas, si antes no preparamos las estructuras para ello; es cuestión de sistema y, el nuestro, lamentablemente, no funciona desde hace rato.

Según las estadísticas de cualquier cita regional, Panamá tuvo sus mejores presentaciones en el siglo pasado. Éxitos enmarcados en el esfuerzo de los deportistas, en una época de escasos recursos y donde había mucho menos estructuras para su preparación.

No obstante, había un trabajo definido en las escuelas, la labor federativa era mucho más concienzuda y el ente estatal deportivo, originalmente un Departamento de Educación Física del Ministerio de Educación y luego el INDE, cumplía su papel regulador y de fiscalización.

Una caricatura deportiva

Hoy, lo que existe es una caricatura. La masificación en las escuelas es como un tiro al aire, donde ni siquiera el 10% de los estudiantes matriculados a nivel nacional participa de los torneos intercolegiales.

El béisbol es uno de los pocos deportes que cuentan con categorías menores, gracias al trabajo de las Pequeñas Ligas y a las academias particulares

Aunado a ello, en las escuelas no hay una prueba de diagnóstico general, que permita conocer si el niño sabe correr, saltar, lanzar o atrapar una pelota, por ejemplo; la educación física que se imparte es principalmente teórica, y las disciplinas que se practican son de conjunto (voleibol, fútbol, béisbol, baloncesto).

Y, para rematar, el actual programa escolar ubica a la educación física como una materia opcional, en algunos casos, y en otros, la desaparece a partir del undécimo grado (quinto año).

Lo cierto es que el deporte, una de las ramas de la educación física, se desarrolla más y mejor en los colegios privados que, incluso, contratan a técnicos particulares para realizarlo.

Torneos distritales, un chiste

Y qué decir de los torneos federativos, donde son poquísimas las organizaciones que se atreven a realizarlos en sus categorías menores, porque no cuentan con ellas. Todas están revueltas en una misma bolsa.

Las organizaciones que sí se atreven, en su mayoría, toman el trabajo de academias, clubes, franquicias o entrenadores particulares, porque la pereza los alcanzó y ahora, encubren su responsabilidad en competencias fugaces o en inventados torneos selectivos, dejando en el pasado los campeonatos distritales y provinciales.

Esto me hace recordar a Colón, realidad que conozco de sobra, donde la mayoría de las mal llamadas ligas están compuestas por un solo club, de la principal ciudad de la provincia, por lo que pareciera que en los otros cinco distritos no hubiera actividad deportiva, algo totalmente falso.

Por ello, no es casualidad que nuestro país no destaque desde hace muchísimo tiempo en ninguno de los juegos regionales a los que asistimos.

Pero, ¿qué han hecho las federaciones para remediar este problema, que no es exclusivo de Colón? A lo largo de los años, estas organizaciones llamadas a promover y desarrollar su deporte, han permitido que sus ligas incluyan a equipos o atletas de estos olvidados distritos, como uno más en sus privadas fincas.

Pandeportes, gran responsable

Sin embargo, en este último renglón, la mayor responsabilidad indudablemente le cabe al ente regulador, el Instituto Panameño de Deportes.

Una institución que parece trabajar solo para el llamado deporte de alto rendimiento, dejando a un lado o cumpliendo en su mínima expresión con los renglones del deporte masivo, de discapacitados, de recreación y de la tercera edad.

Pandeportes ha traspasado ilegal e irresponsablemente, su deber como fiscalizador y escrutador de la actividad deportiva a otro organismo, convirtiéndose más que todo en un mero espectador, en lo menos grave, y en un cajero automático, en el peor de los casos.

¿Ejemplos? Algunas federaciones han dado a conocer su intención de salir al campo de juego en la segunda parte del año y, para ello, han preparado un protocolo sanitario el cual entregarán al Ministerio de Salud.

La intención de reanudar su actividad deportiva es correcta, pero ¿por qué los especialistas del Centro de Medicina Deportiva de Pandeportes no han participado?

Es cierto, Pandeportes es una entidad sin iniciativas ni liderazgo, pero es la entidad natural de nuestra actividad, como lo es el Mici para los comercios y la Superintendencia de Bancos para las empresas de ahorro y préstamos.

No me extrañaría que los directivos de tan lánguida institución se enteraran de estos protocolos por intermedio de “Apetito 24” o “Glovo”, encargados de los recados a domicilio.

¿Otro ejemplo? El presidente Cortizo, según tenemos entendido, les ha pedido a terceras personas calzar la opinión de expertos para conocer el impacto favorable o no que podrían tener los juegos en Panamá en 2022.

Pero, ¿esta no debiera ser la labor de Pandeportes, que supuestamente cuenta con la experticia de técnicos, dirigentes, médicos y atletas? Tal vez, y solo tal vez, el Ejecutivo crea que para este delicado asunto no se han ganado ese voto de confianza.

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