Messi vs. Ramos, el nuevo duelo promocional del Clásico

Actualizado
  • 23/10/2020 00:00
Creado
  • 23/10/2020 00:00
La rivalidad más atractiva del fútbol español llega en horas bajas

El Barcelona y el Real Madrid se enfrentan mañana buscando paliar con un resultado positivo las tribulaciones ocasionadas por sus bajos rendimientos deportivos, como también igualar o ampliar su cerrada diferencia estadística de cara a satisfacer a sus exigentes aficiones. Solo se llevan un partido: 73 victorias a favor de los merengues y 72 para el Barcelona. Una balanza que se inclinó tras el triunfo del Madrid por 2-0, en el último clásico jugado en el Santiago Bernabéu el pasado 3 de marzo.

Será entonces la segunda vez que lo hagan en el año y la primera por la temporada 2020-2021. Como todo partido con la certificación reconocida de clásico, en especial este con la denominación de clásico mundial por la trascendencia internacional de los equipos, se trata de un partido cuyo eco final se mantiene con sus pros y contras rondando por varias semanas en el ambiente.

El primer clásico terminó con la consabida derrota del Barcelona por 2-0 durante el curso de la temporada 2019-2020 y dejó rengueando al equipo catalán y a su entrenador, Quique Setién, hasta terminar perdiendo la Liga que alzó su archirrival madrileño, coronándose campeón el pasado 17 de julio, que sumado a la estrepitosa caída por 8-2 ante el Bayern por la Champions, terminó con la destitución del entrenador.

Lo vuelven a hacer ahora con solo seis fechas jugadas de la temporada 2020-2021 (que contempla 38 jornadas en total), llegando ambos equipos a su cita derrotados en la pasada fecha de la Liga: Real Madrid perdió 1-0 con el Cádiz y el Barcelona cayó 1-0 ante el Getafe. Aunque con realidades dispares en la tabla de posiciones en la Liga, pues el Madrid marcha en el tercer lugar, a solo un punto del líder (R. Sociedad), y el Barcelona en el noveno puesto a 4 puntos de distancia del puntero. Los azulgrana llegan con mejor reserva de oxígeno gracias a su triunfo del martes en el inicio de la Champions 2020-2021, la competición europea estrella, con su victoria 5-1 ante el Ferencváros de Hungría. Mientras al Real Madrid se le agitaron los fantasmas tras la derrota 3-2 ante el modesto club ucraniano Shakhtar Donetsk, el miércoles.

El haz y el envés

El presente no ha mostrado la usual brillantez en ninguno de los dos grandes clubes españoles que se han repartido 14 de los 15 últimos títulos de la Liga, con la excepción de 2014 cuando los interrumpió el Atlético de Madrid ganando el torneo.

El Madrid fue apeado de la pasada Champions League por Manchester City, salvando el curso con el título de la Liga, y se le reclama a la testarudez de su técnico Zinedine Zidane, sin desconocer sus sobresalientes logros, el no haberse renovado con jugadores que aporten aires distintos al de una plantilla señalada de ciclo cumplido, en una parte de sus integrantes.

El Barcelona, por su parte, después de sufrir el horroroso terremoto el 14 de agosto con el 8-2 que le infringió el Bayer Múnich, que dejó en entredicho la gestión de su presidente Josep María Bartomeu y repercutió en el recordado burofax de Lionel Messi amenazando con irse de la institución culé, está tratando de recomponerse bajo la dirección del entrenador neerlandés Ronald Koeman.

Messi como gancho

Mañana a las 16:00 horas de España (9:00 a.m. de Panamá), cuando ambos salgan al Camp Nou sin la presión de las tribunas y sin la circunstancia atenuante de jugar de local o visitante, el clásico con la antesala más desabrida de las dos últimas décadas, con jugadores referentes a la baja y la emoción reducida al espacio casero de los aficionados frente a la televisión, el gancho atractivo es nuevamente Lionel Messi. El jugador icono del Barça ha mutado últimamente en el equipo y en la selección albiceleste: de un juego más explosivo individualmente a una participación más colaborativa en el engranaje del equipo.

En el entorno madridista se teme que una actuación brillante de Messi, como las de antaño, pueda representar el torpedo final que haga naufragar el barco de un Zinedine Zidane, aparentemente cada vez más desorientado. Desde que Messi irrumpió en el escenario español y mundial, marcó un antes y un después en las estadísticas de los clásicos. Cuando jugó su primer encuentro en 2005, el equipo blanco había ganado en 65 ocasiones, por 58 triunfos del Barcelona.

Solo considerando la Liga, el balance hasta mañana, antes de comenzar el partido, es para Messi de 27 encuentros ante el Real Madrid con 14 victorias, seis empates y siete derrotas. En total ha jugado 43 partidos contra el conjunto merengue incluyendo 8 de Copa, 6 de Supercopa y 2 de Champions, anotando un total de 26 goles.

El balance hasta mañana, antes de comenzar el partido, es para Messi de 27 encuentros en la Liga ante el Real Madrid con 14 victorias, 6 empates y 7 derrotas.

Ramos como 'muralla emblema'

Hubo un tiempo, ya lejano, en el que el Madrid blandía contra el poder de fuego ofensivo encabezado por Messi, la artillería irrenunciable y la entrega persistente encabezada por Cristiano Ronaldo. Hoy no pareciera, según la opinión unánime de la prensa deportiva madridista, que el conjunto de Zidane esté para plantar un sólido cara a cara ofensivo. Entonces, quien ha pasado a ocupar el primer plano mediático es su capitán y defensa central Sergio Ramos, quien no jugó ante los ucranianos por problemas físicos reservándose para el encuentro del Camp Nou.

Ramos representa la fortaleza anímica y defensiva del Madrid, su capacidad para ordenar y anticipar a las que les suma el gol, como tampoco hay que esconderlo, su rudo juego al límite del reglamento del que algunos árbitros son permisivos. Tiene un palmarés en títulos sobresaliente: 1 Copa del M|undo, 2 Eurocopas, 4 Champions, 5 Ligas, 2 Copas del Rey, 4 Supercopas de España, 3 Supercopas de Europa, 4 Mundiales de Clubes y 1 Europeo Sub-19. Vinícius Júnior, como figura desequilibrante.

De un clásico, que presenta esta vez de cartel un duelo Messi-Ramos, la creatividad frente al muro como figuras estelares, se podría esperar poco aunque el fútbol es siempre impredecible, y puede que nos sorprenda con un clásico inesperado para recordar.

Historias en juego
La final de las botellas

Así se conoce a la final de la Copa de España disputada el 11 de julio de 1968 entre el Barcelona y el Real Madrid, en el Estadio Santiago Bernabéu, que ganó el Barcelona 1-0. Ello se debe a que en una jugada se produjo una intervención del defensa barcelonista Eladio sobre el madridista Serena, que el público madridista reclamó al árbitro mallorquín Rigo como penal y éste no concedió.

A Rigo se le acusaba de parcialidad a favor del Barcelona después de haber pitado los dos partidos de semifinales ante el Atlético de Madrid, que ganaron los catalanes. La ira de los aficionados se manifestó lanzando una gran 'lluvia' de botellas al campo de juego. A partir de ese hecho se prohibieron la venta de bebidas en botella en los estadios españoles, se despacharon desde entonces en vasos de plástico.

La cabeza de cochinillo y los 'galácticos'

El Real Madrid había ganado su séptima y octava Champions (1998 y 2000) y su presidente Lorenzo Sanz, convocó a elecciones convencido de que se impondría. El candidato opositor era Florentino Pérez, quien lanzó un petardo a los socios: si ganaba contrataría a Luis Figo, la máxima figura del Barcelona. Tenía bajo la manga un preacuerdo que estipulaba que si lo elegían, pagaría la cláusula de rescisión del contrato por 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros). Ganó Florentino.

Se armó un 'culebrón'. Figo llegaría al Real Madrid tachado como “traidor” por la afición azulgrana. El 21 de octubre de 2000, en el clásico jugado en el Camp Nou, la afición culé no pararía de silbarle, insultarle y arrojarle objetos entre ellos una cabeza de cerdo. Barcelona venció 2-0, en un deplorable bullying colectivo. Con Figo se inició la llamada 'Era de los Galácticos'.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus