Angelina Bishop, la 'Diva' de la velocidad istmeña en los 70

Actualizado
  • 29/05/2023 00:00
Creado
  • 29/05/2023 00:00
Una de las memorables velocistas que tuvo Panamá en los años 70, brilló tanto en competencias internacionales, como en juegos regionales
Diva fue dominante en los 200 metros planos y en las pruebas de relevo.

Diva Bishop dirigió sus pasos al Registro Civil recién cumplidos los 21 años, con la convicción de que se cambiaría de nombre.

Desde pequeña había soportado la burla de sus vecinas y compañeras de escuela, que la llamaban 'Diva pibá'. Nunca supo por qué, lo cierto es que muchas veces cuestionó a su madre por el nombre que le puso.

“¿Hubieras preferido que te pusiera Bruna?”, era la respuesta de doña Francisca Bishop, debido a que su hija había nacido el 6 de octubre, fecha en que se conmemora el fallecimiento de San Bruno.

Minutos después de pisar las oficinas del Registro Civil, salió triste y cabizbaja. Se podía cambiar el nombre, siempre y cuando pusiera por delante 300 balboas, que era el costo de la gestión.

Una pintura hecha a Diva Bishop poco después de sus triunfos en los Bolivarianos de 1973, donde ganó tres medallas de oro.

“No creo que tuviera ese costo, más bien creo que fue para desilusionarme y que dejara ese asunto y fue así, porque de dónde iba a sacar 300 dólares”, señaló la educadora de 73 años.

Diva Angelina se mueve entre los recuerdos de su juventud, de cuando estudió en la primaria y era víctima de acoso escolar hasta llegar a la Universidad de Panamá, donde inicialmente se presentó para estudiar francés y al final se graduó de educadora física.

Después viajó a Rumania para especializarse en atletismo y, finalmente recaló en Estados Unidos, un poco más cerca de su familia, donde obtuvo una maestría en danza, cátedra que impartió en ese país hasta el 2018.

A su regreso de Bucarest (1977) se le dieron varias opciones laborales, pero ninguna conveniente, por lo que pensó volver a Europa, aunque finalmente se decidió por los Estados Unidos, donde reside actualmente.

Bishop y Rosalía Abadía fueron las encargadas de encender el pebetero de los Juegos Bolivarianos en 1973.

Esta es la historia de Diva Bishop, quien se constituyó en una de las figuras del atletismo en los años 70 y en su máxima ganadora de medallas en el siglo XX.

Del Chorrillo a las pistas

Los orígenes de Diva son antillanos, de donde sacó el porte, la estatura y la estamina, aunque es una chorrillera neta.

Realmente conocía muy poco sobre el deporte, pero aún así le pidió a su primo Cecilio Wilson, que la llevara al Juan Demóstenes Arosemena, centro de la actividad atlética hasta los años 60.

La pista estaba llena de atletas, así como de técnicos. Allí estaban Jenning Blackett, Eugene Knight y Carlos Belizario con el grupo mayor, y el profesor John Berbey con los colegiales.

“Me vieron alta y flaca, por lo que me enviaron al área de salto, pero la técnica mía no avanzaba, así que un día el profesor Berbey me dijo que dejara eso y comenzara a hacer peso para cambiar de prueba”, recordó.

Empezó a trabajar en su peso y en su técnica de salida, porque ésta era tan mala como su figura, mientras seguía con el salto, que tiempo después le brindaría frutos.

“Pesaba 107 libras, contaba con 20 años y tenía una partida horrible, cuando empecé en los 200 metros, prueba que me daría fuerza en las piernas”, señaló.

Debutó en los Centroamericanos de Atletismo en San José, Costa Rica, en 1969, donde se ubicó en el séptimo lugar del salto alto, y después coronó su actuación en los Bolivarianos de Maracaibo.

“Fui mejorando gracias a las prácticas y a que me gustaba correr los 200 metros, porque me daba tiempo de respirar antes de llegar a meta, algo que no se puede hacer en los 100”, precisó.

Un año después de los Bolivarianos de 1970, volvió a Costa Rica a otro Centroamericano de Atletismo y allí logró ganar, inclusive en el salto, y participó en el Centroamericano y del Caribe de Kingston, donde obtuvo la única medalla istmeña.

Luego llegaron los Bolivarianos de Panamá en 1973 y los Centroamericanos de ese mismo año, donde demostró todo su talento al acaparar cinco preseas doradas.

“En 1973 tenía mucha más confianza, además de más experiencia y entrenaba mucho más, inclusive con técnicos cubanos que nos llevaron a trabajar con pesas a la playa”, apuntó.

Dos momentos difíciles

La actividad deportiva de Bishop siempre estuvo de la mano de la educativa, por lo que buscaba estar centrada en ambas para lograr buenos resultados.

Sin embargo, hubo una situación que se registró en 1972, que casi da al traste con su carrera deportiva.

Fue invitada junto a otros atletas a presenciar el pleito de título mundial, entre el retador colonense Ernesto 'Ñato' Marcel y el campeón venezolano Antonio Gómez, en Maracaibo.

“Esa semana se celebraba el nacional de atletismo y no tuvo el brillo que se esperaba, porque nosotros no estuvimos presentes. El técnico americano que nos entrenaba, dejó de hablarnos por ello”, dijo.

La situación se subsanó, cuando las autoridades panameñas sustituyeron a los estadounidenses por entrenadores cubanos.

Otro momento agridulce se dio en 1977, en momentos en que se preparaban para asistir a los segundos Juegos Centroamericanos en San Salvador.

“Cuando me fui a estudiar a Rumania (1974), lo hice con la intención de seguir entrenando, pero las cosas se dieron diferentes y tuve que enfocarme en mis estudios”, indicó.

“No me había retirado, pero al terminar la maestría universitaria me fui a pasear, porque como no era de familia adinerada, no sabía cuándo podría volver a Europa, así es que no entrené”, refirió.

Su llegada a Panamá coincidió con la realización de un torneo selectivo para ir a El Salvador, y fue superada en su prueba de pista y, a pesar de que ganó el salto alto y se ubicó segunda en el de longitud, no fue considerada para participar en la delegación.

Fue consciente de que era una sanción disciplinaria, pero se sintió decepcionada porque pensó, que hubiera sumado algunas medallas al equipo atlético.

Fue el momento de despedirse de las pistas.

Las medallas de su carrera

Su carrera ganadora la inició en los Juegos Bolivarianos de Maracaibo en 1970, donde obtuvo oro en el relevo 4x100 y una más de plata, en los 200 metros planos.

En los Centroamericanos y del Caribe de atletismo en Kingston en 1971, logró una presea de bronce en los 200 metros, mientras que, en los Bolivarianos de 1973 en Panamá, se llevó el oro en los 100 y 200 metros y en los relevos 4 por 100.

En los primeros juegos Centroamericanos en Guatemala de ese mismo año, fue la reina de la pista al conquistar cinco medallas de oro, tres de ellas en forma individual.

Ganó los 100 y 200 metros planos, el salto alto y colectivamente, los relevos 4x100 y 4x400.

En los Centroamericanos y del Caribe de Santo Domingo en 1974, su última gran competencia, obtuvo un tercer lugar en los 200 metros y un segundo en los relevos 4x100.

En resumen, ganó un total de 13 medallas, nueve de ellas de oro.

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