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- 28/08/2008 02:00
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NUEVA YORK. Mariano Rivera es, sin duda, uno de los orgullos del béisbol nacional, no sólo por haberse mantenido por tantos años en las Grandes Ligas, sino también por ser considerado uno de los mejores lanzadores cerradores en la historia de las mayores.
Todo empezó un 29 de noviembre de 1969, cuando la señora Delia de Rivera, oriunda de Puerto Caimito, en la Chorrera, dio a luz a nuestro protagonista.
En 1990, con 20 años y jugando como campocorto en el equipo de Panamá Oeste, fue visto por un buscador de talentos de los Yanquis de Nueva York. Su talento se demostró en las menores, y en 1995 fue llamado, como abridor, a las mayores. Terminó la temporada con foja de 5-2, y un promedio de carreras limpias de 5.51, en 19 juegos lanzados.
Al año siguiente, la dirección técnica del equipo neoyorquino decidió moverlo al bullpen, específicamente como el hombre que le preparaba el terreno al entonces cerrador, John Wetteland. El dúo gano 29 de los 31 juegos en los que apareció, demostrando un control y una eficacia soberbia. Finalizada la campaña, el panameño consiguió el bajo promedio de carreras limpias de 2.09, permitiendo sólo un jonrón, y trabajando 26 episodios consecutivos sin permitir carreras, 15 de ellos sin siquiera permitir imparable.
A partir de ahí, tomó el rol de apagafuegos titular de los bombarderos del Bronx, y con ello, se inició el despegue de su carrera.
En 1997, su primer año como cerrador oficial de los Yanquis, Rivera acumuló 43 salvamentos. Adicionalmente, comenzó a utilizar dos elementos que se transformarían en su firma. Por una parte, la canción del grupo Metallica, “Enter The Sandman”, empezó a sonar cada vez que el canalero era llamado del bullpen. Además, también se le vio usar por primera vez el cutter, un lanzamiento determinante en la laureada carrera del chorrerano.
De 1998 a 2001, Rivera siguió cosechando éxitos. En esos cuatro años, acumuló 167 salvamentos y ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1999.
En el 2002, sufrió varias lesiones, que lo limitaron a tan sólo 28 salvamentos y 46 episodios lanzados.
Al año siguiente, Rivera se perdió el primer mes de la temporada por las mismas lesiones que lo habían agobiado en la campaña anterior. Pese a eso, el expreso de Puerto Caimito coleccionó 40 candados, con un promedio de carreras limpias de 1.66.
El año 2004 fue otro lleno de logros para el chorrerano. Rivera salvó 32 juegos antes del Juego de las Estrellas, en ese entonces, una cifra récord. Además, se convirtió en el décimo séptimo lanzador en llegar a los 300 salvamentos.
El año 2005 comenzó un poco flojo para el taponero, quien malogró sus dos primeras oportunidades de salvamento en la temporada. Muchos lo atribuyeron al hecho de que Rivera no lanzó en el invierno, como lo había hecho en años previos,. Pero el panameño demostró que las especulaciones sobre mermaría su producción, estaban equivocadas, cosechando una de sus mejores temporadas. El apagafuegos logró 43 salvamentos, 31 de ellos de manera consecutiva y con un promedio de carreras limpias permitidas de 1.38 (el más bajo de su carrera.
El año 2006 estuvo lleno de récords para Rivera. Aparte de haber llegado a su tercer Juego de las Estrellas consecutivo, el panameño acumuló 400 salvamentos en su carrera.
En el 2007, no tuvo su mejor temporada. El apagafuegos logró poner el candado en 30 oportunidades, y terminó con uno de sus promedios más altos de carreras limpias, con 3.15.
Esta temporada, el panameño demostró que las malas campañas son para olvidarlas, y logró poner el candado efectivamente en 28 oportunidades consecutivas.
Ahora bien, por todos estos grandes números acumulados, el cerrador de los Yanquis, es considerado como uno de los mejores cerradores en la historia, más que nada, por la frialdad y tranquilidad que impone cuando se sube a la lomita. En los números, el panameño es el mejor latinoamericano y el tercer cerrador con más salvamentos de por vida, con 474. La primera y segunda posición la ocupan Lee Smith, con 478, y Trevor Hoffman, de los Padres de San Diego, con 550.
Este año, Mariano Rivera podría entrar a la agencia libre de no renovar el contrato con sus interminables Yanquis de Nueva York, pero esté donde esté, seguirá en su camino como el mejor cerrador de todos los tiempos en las Grandes Ligas.