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Una actividad física planificada podría combatir la deserción escolar
- 29/01/2024 12:11
Introducir con mayor fuerza la actividad física y el deporte en el sector educativo, es una herramienta que está a la mano para combatir, entre otros problemas, la deserción escolar, aseveran estudios internacionales sobre la materia.
Los gobiernos han implementado en los últimos años una serie de programas y proyectos, pero no han obtenido los resultados esperados y, por el contrario, el mal se ha acrecentado.
Un informe del Ministerio de Educación (Meduca) precisa que, durante los años 2020 y 2021, desertaron del sistema unos 12.785 estudiantes, y en 2022 aumentó a 20.110 alumnos, en su mayoría de primaria (12.408), siendo el factor económico la causa principal.
El Centro de Investigación Educativa (Ciedu) dio a conocer un documento sobre el tema en 2023, presentando al final una serie de recomendaciones para disminuir la exclusión escolar.
El informe –además- presentó una gráfica de las estrategias que se han implementado, a través de los ministerios de Desarrollo Social, Educación y Salud, así como por el Ifarhu y Senadis, con el fin de hacerle frente al problema.
Un detalle curioso es que ni en las estrategias gubernamentales ni en las recomendaciones, aparece la actividad física o el deporte como alternativas, que pudieran contribuir a solventar de alguna manera el problema.
Sin embargo, un estudio presentado por la Unesco en 2009, titulado: “Abandono escolar y política de inclusión en la educación secundaria”, realizado en Buenos Aires, Argentina, no solo se recomendó la actividad deportiva, sino que mencionó cómo hacerlo.
“Los programas de apoyo a la oferta y sus componentes, tales como Patios Abiertos, Centro de Actividades Juveniles, Todos en la Escuela, Todos a Estudiar o Volver a la Escuela (TAE), promueven la realización de actividades que propician recorridos pedagógicos alternativos”, señala el estudio en uno de sus puntos.
“Estos buscan desarrollar la pertenencia a la institución escolar y estimular la inclusión de los jóvenes que se han alejado de la misma. Los denominados “espacios puente” constituyen el recurso dominante de este tipo de iniciativas y se materializan en días no hábiles, en actividades como juegos, gimnasia, fútbol, danzas árabes, radio, informática, salud (...)”.
“Las escuelas han estructurado las actividades fundamentalmente desde una perspectiva recreativa, más que pedagógica. Es decir, garantizando la oferta de talleres e iniciativas ligadas al deporte o las expresiones artísticas y no necesariamente vinculadas a estrategias de reinserción en el sistema”, detallaron.
“Estos programas han tenido efectos positivos sobre la reinserción de alumnos en la escuela”, concluyeron.
El profesor Pedro Aguilar, máster en Gestión de Organizaciones Deportivas, nos habla sobre el tema y de los métodos que deben existir para lograr un mejor desarrollo del deporte en los centros educativos.
“El joven (generalmente) no tiene motivación y una de las cosas que lo ata a la escuela es la clase de educación física, la práctica del deporte y los torneos, que bien estructurados contribuirían mucho a evitar la deserción”, indicó.
Aguilar sostuvo que la actividad física es realmente una alternativa que tiene el estudiante, frente a tantas horas teóricas en que está surmergido en las clases de matemáticas, ciencias y español, por ejemplo.
“Esto bien implementado bajaría la deserción escolar porque los muchachos van a hacer el esfuerzo por llegar a la clase y cumplir con su horario, con tal de estar en las ligas y torneos”, donde puedan destacarse y ser premiados, señaló.
Pero, este asunto es tan difícil como soplar botellas, porque primero habría falta cumplir con algunos aspectos, apuntó Aguilar.
“Habría que cambiar los actuales programas de Educación Física, porque algunos son similares a cuando se incluyó en la educación primaria en 1912 y en la secundaria (media) en 1914”, dijo. “Estos programas no tienen pruebas diagnósticas para evaluar habilidades ni capacidades motrices básicas, abarcan demasiadas áreas, son más conceptuales que prácticos y no definen claramente los indicadores de logro”, añadió. “Además habría que erradicar el concepto generalizado de “birria” que tienen las clases de educación física. Después, sería más fácil planificar y desarrollar la parte deportiva”, destacó.
Aguilar explicó -sin embargo-, que no se podrían lograr objetivos definidos, sin antes corregir todo lo actuado desde 1970, cuando la educación física perdió su esencia al transferirse la Dirección de Deportes del ministerio de Educación al entonces Instituto de Cultura y Deportes (Incude).
Dijo que, desde entonces, se han escritos leyes, decretos y hasta discursos, que “teóricamente” le dan su espacio al deporte escolar, pero que en la práctica solo son letra muerta.
En ese sentido, citó el caso del decreto 599 de 2008 que reglamenta la Ley 50 del Deporte, que en el capítulo sobre Cultura Física dice en su artículo 4, que Pandeportes colaborará para que la educación física se imparta en todos los grados de escolaridad, “como materia obligatoria y continua”.
La realidad es que, en la mayoría de los colegios públicos y privados, para no decir todos, la educación física no se imparte en el último grado de escolaridad y ni el ministerio de Educación ni Pandeportes, han hecho algo al respecto.
Asimismo, en el capítulo sobre Plan Nacional se ubica el deporte estudiantil como una prioridad, en cuanto a las estrategias para el aprovechamiento de los recursos, tanto para las actividades nacionales como internacionales, pero esto no se cumple.
En los dos últimos años, el deporte escolar en cuanto a prioridades, tanto en el ministerio de Educación como Pandeportes, marcha detrás de la ambulancia.
Sobre el particular, Aguilar indicó que: “el Estado tiene que darle el valor que merece el deporte escolar y dejar un poco el deporte federativo y olímpico o que estos se procuren medios por autogestión”.
“Al parecer, el Estado solo conoce una tipología de organización deportiva (la federativa) la que cada día se le torna más cara y lo que es peor, sin resultados. No es ‘ni chicha ni limoná’ porque no es masiva ni selectiva”, sentenció.
Destacó que, en otros países, existe una estrecha relación entre el deporte escolar y federativo, porque el primero representa la base del segundo, pero esto no existe en Panamá, porque “el deporte escolar casi no existe, es un espejismo, es un pasado sin presente a la vista”.
Precisó que esta deficiencia en el sistema hace perder un sinnúmero de potenciales valores en los diferentes deportes, porque si bien a estos los encuentras en cualquier barrio, debe darse una gestión para detectarlos.
“En síntesis, debes estar organizado y contar con presupuesto para planificar, fomentar, desarrollar y evaluar en deporte. Empezar por una organización, incentivar a los participantes escolares y promocionarlos, divulgando los resultados de sus actuaciones”, dijo.
En esa línea, Aguilar señaló que en 2023 se participó en competiciones internacionales primarios (Codicader) y secundarios (Jedecac), y poco o nada se conoció de sus resultados y a los que lograron destacarse, no se les hizo ningún reconocimiento.
“Tenemos 54 años de estar manejando el deporte por ensayo y error, pero más error que ensayo”, concluyó.